¿Bahía Blanca vuelve a posicionarse como la Capital de los OVNIS? Arranquemos por lo último: hace una semana se difundió en redes y WhatsApp un supuesto «enfrentamiento» de soldados con Ovnis en la Base Aeronaval Comandante Espora de la Armada Argentina, a 11 kilómetros del centro de Bahía Blanca.
La Comisión de Estudios del Fenómeno OVNI en la Argentina (que realmente existe) aseguró haber recibido información de que esa noche cuatro Objetos Voladores No Identificados (OVNIS) sobrevolaron la base y que fueron vistos por personal militar, que respondió y se enfrentó a los tiros con las naves.
«Nos llegó información de que los cuatro OVNIS llegaron hasta Espora desde el mar, que uno se posó sobre un lugar donde se alojan municiones, otro sobre un fortín y los otros dos, un poco más alejados, posados sobre el cielo bahiense como custodiando toda la acción», confirmó a La Nueva Provincia Andrea Pérez Simondini, titular del organismo que investiga la ufología en nuestro país.
«También nos contaron que los objetos eran negros, de forma triangular y que uno, que se posaba sobre el fortín, disparó con una especie de láser que hirió a dos o tres soldados. De hecho estamos pidiendo información a hospitales y al Instituto de Obra Social de las Fuerzas Armadas para saber si ingresaron personas con algún tipo de herida o quemaduras», agregó.
Sin embargo, fuentes oficiales confirmaron luego que se trató de un adiestramiento de un helicóptero y no se usó ninguna munición de fuego. “Durante la tarde/noche de ayer se realizaron actividades de adiestramiento programado, que involucraron vuelos en la zona de la Base Aeronaval Cte. Espora. Una unidad perteneciente a la 2° Escuadrilla Aeronaval de Helicópteros, del tipo Sea King, realizó un vuelo establecido en el plan anual de instrucción. La actividad de adiestramiento se realizó entre las 19.50 y 22.30 horas del martes 5 y NO INVOLUCRÓ EL USO DE MUNICIÓN DE NINGÚN CALIBRE”, informaron.
Fuentes oficiales rechazaron la versión extraterrestre y los videos y audios difundidos: «Es una edición, no sé con qué intenciones. La gente del aeropuerto y los representantes de la Seguridad Aeroportuaria no vieron nada, y en la base están todos durmiendo, salvo quien está pilotando el helicóptero».
Ese día las denuncias por ovnis empezaron a multiplicarse. Llegaron de la zona de Portal del Este, Grünbein, Pago Chico y Espora. A tal punto que los agentes de la policía local debieron concurrir hasta la zona de la base ante los supuestos disparos.
Y terminaron aclarando que nada de lo que circulaba en redes era cierto. Lo que sí confirmaron fue la presencia de un helicóptero que estaba realizando maniobras programadas, pero era todo «normal» en el marco de un plan de vuelo. Y sin embargo, ¿por qué hay parte de la población que sigue eligiendo creer? Hay que sumergirse en el pasado bahiense.
La década ganada
La ciudad, caracterizada por una fuerte impronta represiva, el Polo Petroquímico y la cercanía con playas donde el sol sale y cae sobre el mar, tiene informados la aparición de una docena de casos. La gran mayoría en una década: la del amor y las revoluciones a nivel mundial, y la de los ovnis a nivel local. Los añorados sesenta.
«Bahía Blanca fue la primera capital de los ovnis, ya que se cuentan 8 casos importantes sobre casi 80 en todo el país», ya contaba el escritor e investigador especializado en el tema, Carlos Ferguson, en 1963. Quizás haya en la memoria colectiva de ciertos vecinos bahienses la añoranza de esta época, luego eclipsados por el crecimiento de Uritorco y su fama de presencia extraterrestre.
En mayo de 1962 un registro fotográfico catapultó a la ciudad como «la capital nacional de los ovnis». Alrededor de las 19, Miguel Thomé, un joven fotógrafo de La Nueva Provincia, se encontraba en el corazón de la ciudad, sobre la calle Chiclana. Todo transcurría con normalidad, hasta que notó un extraño objeto en el cielo, con un aura de luz «más grande que la luna llena». Las personas a su alrededor comenzaron a señalar al cielo sin salir del asombro.
“Subí al Jeep del diario con el objeto de buscar un lugar de buena visibilidad. Al llegar a la calle Don Bosco estacioné el coche, dejándolo en dirección inversa a la que traía, con el motor en marcha y las luces encendidas: fue algo instintivo porque veía al objeto acercarse hacia ese lugar», relató Thomé.
La foto fue la noticia principal del diario al día siguiente. «Cuando reaccioné, subí al Jeep y me dirigí al diario, entré en la redacción gritando: ‘¡Saqué (fotos) al ovni!’», contó el fotógrafo de 23 años. La Nueva Provincia tituló: ‘Excepcional Nota Periodística: Ovni Registrado».
En 1995, el entonces presidente estadounidense Bill Clinton decidió desclasificar los archivos secretos de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA). Curiosamente, según relata La Nueva, entre los casos de Ovnis en la Argentina figura una aparición en Bahía Blanca.
Es, precisamente, por la fotografía de Miguel Tohmé. Pero en los archivos aparece como crédito la propia Agencia Central de Inteligencia, que en su momento decidió investigar el caso.
Abducido
Dionisio Llanca fue uno de los principales nombres de los ’60 y los ovnis en Bahía. Trascendió a nivel nacional e internacional en 1967. El hombre, de 25 años, se preparaba para comenzar su jornada de trabajo como camionero.
En la ruta 3, a 30 kilómetros de Bahía Blanca, tuvo que ponerse a cambiar una rueda averiada. Ahí, según denunció, lo interceptó un grupo de seres extraños. Habló de una luz que lo encandiló y tres figuras que se abalanzaron sobre él para marcarlo en la mano con un extraño aparato que lo desvaneció.
Sostuvo haber visto a los extraños seres mientras estaba dentro de su «nave» espacial y describió que en el lugar habían «muchos aparatos, un televisor y una radio».
«Ellos me dicen que no tenga miedo, que son amigos, que vienen desde hace mucho tiempo. Quieren saber si nosotros podemos vivir en la tierra de ellos», detalló en ese entonces. Ante las repercusiones, Dionisio fue sometido a pruebas médicas para comprobar la fidelidad de su relato. Implementaron la conocida en ese entonces como «inyección de la verdad» que producía (supuestamente) una relajación que le imposibilita producir fantasías y mentir.
Todas las pruebas realizadas por el médico forense Ricardo Smirnoff dieron el mismo resultado: no mentía. Toda su vida se mantuvo fiel a su relato.
Aparición en Puerto Belgrano
El 24 de julio de 1947 La Nueva Provincia no dudó en anunciar el avistaje de «varios platos voladores» sobre Bahía Blanca. “Anoche se apersonaron a la redacción los marineros Leonardo Leguiza y Raúl Malgor, quienes nos manifestaron haber observado uno de esos discos andariegos desde la intersección de las calles Castelli y Roca, a las 21″, publicó el diario.
En 1956, en su número 15, la revista suiza Le Courrier Interplanétaire incluyó el relato enviado por un italiano (Enrico Carotenuto Bossa), supuestamente un arquitecto y ex piloto de guerra. Arrancaba diciendo: «En el período abril-mayo de 1950 me encontraba en la ciudad de Bahía Blanca, capital de la provincia de La Pampa…«. En medio de inexactitudes, concluye mencionando a dos platos voladores color rosa que se acoplaban a una nave con forma de cigarro que se iba «a una velocidad fulminante». Según estimó, a unos 12.000 kilómetros por hora.
En 1973 relatan que un avión de combate desapareció sobre el mar y nunca se supo más de él. El bahiense Carlos Díaz iba con dos amigos en la madrugada del 5 de enero de 1975, mientras caminaba por White. Una luz lo envolvió y lo dejó media hora después en Buenos Aires. Dos amigos dijeron ver cómo se lo llevaban. Este año dio una entrevista. Afirmó: «No le encuentro sentido a lo que pasó».
El más reciente ocurrió hace un par de años, cuando el visitante José Luis Castillo tomó fotos del paisaje de Sierra de la Ventana desde la cima del cerro. Cuando regresó a su casa para verlas en su computadora, le llamó la atención una imagen, con una figura detrás. Dijo que no había ruidos de helicóptero ni nave. Él nunca lo descartó: podía ser un objeto volador no identificado (OVNI).
Proyecciones
El primer antecedente bahiense documentado surge en el número 36 de la revista local Proyecciones, publicado en marzo de 1910, donde hablan (y muestran) sobre un extraño destello sobrevolando el centro de la ciudad por la noche, captado pese a las precariedades técnicas de la época, a solo 7 años de que los hermanos Wright, hubiesen hecho su primer vuelo. Y a cuatro semanas de que el francés Émile Eugène Aubrun concretara el primer vuelo nocturno en la Argentina.
Bajo el título “Una sorpresa”, explican que “el fotógrafo soñador de las excursiones se nos ha presentado esta semana con otra novedad, cuya es la placa que trasunta el adjunto grabado”.
En ese momento “dirigió el objetivo hacia la fulgurante reina de la noche y delirando con su triunfo permaneció durante una hora, tiempo que calculó necesario para estampar en la gelatina la sideral imagen vislumbrada en su embriaguez de astros, de celajes y de majestad”.
“Lo que resultó de la operación está a la vista. Es un palote de colosal radiación con un punto luminoso debajo que es, sin duda, la luna”, continúan. E incluso aclaran que la revista consultó a “algunos profesionales del arte acerca de este fenómeno fotográfico y ninguno se lo ha podido explicar satisfactoriamente».
Sin barajarse la posibilidad de ser una nave tripulada por extraterrestres (un tema que hablaría el mundo recién décadas después), argumentan que “desde luego se supone que no es el cometa de Halley”, al que se esperaba dos meses más tarde, por lo que concluyen: “el intruso más bien parece tratarse de un defecto de la placa”.