Luego de la aprobación en Estados Unidos por parte de la Agencia de Medicamentos (FDA), era cuestión de tiempo que la Argentina resolviera avalar la vacunación Covid-19 para niñas y niños a partir de los 6 meses. Eso sucedió hoy: la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, autorizó la aplicación de dosis de Moderna contra el Coronavirus para la población menor.

Según informaron, a partir de la semana del 25 de julio comenzarán a llegar 1.400.000 dosis de esta vacuna norteamericana, que ya fue autorizada por la ANMAT para ese grupo etario.

La vacuna de plataforma ARN del laboratorio Moderna podrá ser aplicada en niñas y niños de 6 meses a 5 años, tanto para iniciar y completar esquemas en niños y niñas de 6 meses a los 2 años 11 meses y 29 días, como así también para el inicio o la aplicación de refuerzos en la población pediátrica de 3 y 4 años dependiendo de la indicación.

“Se trata de una gran noticia para muchísimas familias que la están esperando desde hace mucho tiempo”, afirmó la ministra de Salud de la Nación, Carla Vizzotti, luego de mantener una reunión con el Presidente de la Nación, Alberto Fernández. “Desde el primer día el Presidente nos instruyó para tener la mayor cantidad de vacunas lo más rápido posible y para la mayor cantidad de población objetivo. Y este anuncio va en ese sentido”, agregó la jefa de la cartera sanitaria nacional.

Por otro lado, la ministra señaló que la Argentina se convierte así en uno de los primeros países del mundo y el primero en Latinoamérica en incorporar a esta franja etaria a la estrategia de vacunación contra la COVID-19. “La pandemia está en otra etapa claramente, es otra situación. Pero el virus está, el virus va a seguir con nosotros circulando en forma estacional. Seguimos trabajando con adolescentes, pediatría y ahora con esta noticia que realmente nos da mucho orgullo y va a traer muchos beneficios a esta población. Estamos mejor gracias a las vacunas y por eso tenemos que seguir vacunándonos”, consideró.

La vacunación en este grupo de población cuenta con la recomendación por parte de la Comisión Nacional de Inmunizaciones (CoNaIn) y, como en cada una de las oportunidades se avanzará con el consenso en el marco del Consejo Federal de Salud (CoFeSa) y se implementará en función de los planes de vacunación de las provincias. Por otro lado, el lunes 10 de julio por la tarde se realizará una reunión virtual con la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) para trabajar en forma conjunta los lineamientos técnicos y difundir información para las y los más de 15.000 pediatras asociados a la prestigiosa entidad.

El estudio clínico (estudio puente) desarrollado por el laboratorio Moderna cumplió los criterios de inmunogenicidad de no inferioridad preespecificados y las estimaciones de eficacia vacunal (VE) de los grupos de edad pediátrica, y fue consistente con las estimaciones de efectividad de la vacuna en adultos. En resumen, la inmunogenicidad, eficacia y seguridad aportados respaldan la administración de mRNA-1273 con un esquema primario de dos dosis de 25 μg cada una, administradas con 28 días de diferencia, resultados que le valieron la autorización para este grupo etario por parte del FDA el 17 de junio de 2022.

Hasta aquí la última novedad había sido la autorización a fines de mayo de este año, de la autorización de la dosis de refuerzo para menores de entre 5 y 11 años. Ahora no solo podrán acceder menores de 5, sino que incluso quienes tienen entre 6 meses y 3 años pasarán a inmunizarse con su primera dosis.

Esto no solo es de importancia para las infancias en general, sino sobre todo para niñas y niños con factores de riesgo, muchos de ellos que continúan en cuarentena a más de dos años de la pandemia y de los cuales casi no se ha hablado en este tiempo.

Son cerca de dos millones de bebés, niños y niñas que debieron adaptarse a «convivir con el virus» por no poder vacunarse. El número engloba a un grupo de familias especialmente preocupadas: las que conviven con bebés y menores de tres con comorbilidades.

A ese subgrupo pertenecen los pacientes pediátricos para quienes el coronavirus representa un peligro severo. Como consignó Tiempo semanas atrás, desde que comenzó la pandemia, en la Argentina fallecieron casi cien menores de tres. Una cifra que parece pequeña en un marco cientos de miles de muertes, pero que desvela a mamás y papás con bebés en riesgo, quienes reclaman hace dos años medidas que las y los contemplen. Hoy para ellas es el día más esperado desde que llegó el Covid al país. Mientras, siguen pidiendo que el Estado reconozca su situación para –por ejemplo- mantener el teletrabajo y evitar la exposición.

Fase 1 constante

“Ramiro nació con una malformación en el corazón, sus arterias están cruzadas. Fue operado a los 10 días a corazón abierto. Tuvo que estar guardado sus primeros tres meses. Su cardióloga ya nos dijo que si le agarra Covid es probable que termine intubado y con 80% de riesgo de muerte al no tener vacuna disponible para su edad”, se lamentó su papá, Pablo Sztabzyb, a este diario semanas atrás. Ramiro tiene dos años y cuatro meses. Vive en cuarentena desde marzo de 2020. “Empezamos una fase 1 constante. Todavía sigue”, contaba Pablo. Su hijo no tiene interacción con sus pares, algo que lo perjudica psicológica y socialmente: «Creo que es una de las cosas que más se está invisibilizando en la pandemia sobre los menores de tres –acota Pablo–. A nosotros nos repercute, porque no sabemos dónde está parado en su desarrollo: cuánto es por falta de interacción y cuánto por otras cuestiones” vinculadas a su cuadro.

Pablo pudo sostener el trabajo remoto, pero pide un amparo legal para casos como el suyo: “Si la empresa dice ‘se terminó el home office’, tengo que poner en riesgo la vida de mi hijo”. Lo mismo planteaban Sofía Gastellu y Alejandro Yaverovsk, mamá y papá de Libertad, de un año y medio. Nació prematura, pasó 99 días en neonatología y padece displasia pulmonar. Igual que Pablo, ellos pudieron sostener el teletrabajo por acuerdos con sus jefes, pero sin una normativa que los avale.

“Lo peor es la imposibilidad de llevarla a un hospital. Por ejemplo, tuvimos un control que no se hizo. La pediatra dijo que podíamos esperar. El hospital ya no es un lugar seguro. Hay trabajadores que están cursando la enfermedad y no presentan síntomas, es muy problemático. Lo peor es esa certeza total y absoluta de que está circulando el virus y hay gente contagiada, con nulo o mal uso de barbijo”, decía la mamá de Libertad, quien desde el comienzo de la pandemia intenta a toda costa que se preste atención a este frágil sector de la población.

“La mayoría de los padres con bebés de riesgo tenemos tres vacunas, pero eso no nos exenta de que podamos traer el virus y contagiar a nuestro hijo. Esa es la angustia que una tiene”, remarcaba Agustina, mamá de Santiago, bebé de un año que nació con 27 semanas, pasó los primeros siete meses en el hospital y continúa con internación domiciliaria. Su papá, empleado de comercio, debió retornar al trabajo presencial. “Por suerte la empresa es bastante exigente con los protocolos. Y mis padres generalmente se hisopan antes de estar con Santi. La prioridad de los cuidados de toda la familia es para él”, relataba.

A mitad de junio, la FDA autorizó con carácter de urgencia la vacuna de Moderna, en dos dosis, para chicas y chicos de entre seis meses y cinco años. En tanto, la de Pfizer, esta vez en tres dosis, se puede utilizar entre los seis meses y los 4 años.