Ciencia, universidad pública, políticas sanitarias y fomento del desarrollo tecnológico permitieron que Argentina forme parte del exclusivo grupo de 13 países que desarrollaron integralmente vacunas contra el Covid-19. Si bien ya hay 52 vacunas aprobadas en todo el mundo, sólo 13 países lograron encarar el proceso de punta a punta, desde el diseño hasta la producción. Así pasó en Argentina con la ARVAC Cecilia Grierson.

El dato surge de un relevamiento difundido desde la Escuela de Bio y Nanotecnología (EBYN) de la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM). El mapa que muestra a los únicos 13 países que generaron su vacuna desde el diseño, fases clínicas, aprobación y producción fue generado a partir del rastreador COVID-19 Vaccine Tracker. Allí constaban las 50 vacunas aprobadas hasta fines de 2022, a las que se sumaron este año las de España y Argentina.

Estos 13 países usaron las cinco plataformas existentes para el desarrollo de vacunas: proteína recombinante, virus inactivado, vector viral no replicante, ARN mensajero y ADN. En el caso de la vacuna argentina, se usa proteína recombinante.

Trece puntos en el mapa

Además de Argentina (única en Sudamérica), el selecto grupo de países con vacunas propias contra el Covid-19 está integrado por China, India, Indonesia, España, Reino Unido, Corea del Sur, Kazajistán, Irán, Turquía, Rusia, Estados Unidos y Cuba.

Desde que estalló la pandemia en marzo de 2020 hubo múltiples proyectos para el desarrollo de vacunas, pero sólo algunos prosperaron.

“Solo en Argentina hubo al menos otros cinco proyectos. ARVAC fue exitosa por la articulación público-privada de más de 500 científicxs y profesionales de más de 20 instituciones liderada por la Universidad Nacional de San Martín, el CONICET, el Laboratorio Pablo Cassará y la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica (Agencia I+D+i). También fue clave la participación de 2.094 personas voluntarias en los ensayos clínicos”, resumió Alejandro Zamponi, coordinador de comunicación de EBYN y autor del relevamiento. Recordó también que ARVAC requirió 16 millones de dólares de inversión directa, de los cuales 8,5 millones fueron aportados por el Estado nacional y 7,5 millones por el Laboratorio Cassará.

Made in Argentina

ARVAC es la primera vacuna completamente desarrollada en la Argentina. “El antecedente más cercano es la vacuna CANDID #1 contra la fiebre hemorrágica, una fórmula que se produce y aplica en la Argentina, pero que fue desarrollada por científicxs argentinxs en colaboración con Estados Unidos: los estudios clínicos se realizaron en el país del norte y la vacuna fue producida inicialmente por The Salk Institute (Swiftwater, PA); luego esa tecnología fue transferida la Argentina y se hicieron ensayos para comparar la calidad de ambas vacunas. No es lo mismo, ¿no?”, se preguntó Zamponi.

Cuando se anunció la aprobación de la vacuna ARVAC, el ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación, Daniel Filmus, resaltó no sólo la importancia del hecho sino también sus implicancias a futuro a nivel nacional y regional: “La tecnología que se desarrolló para esta vacuna permitirá a Argentina el desarrollo de múltiples vacunas para combatir otras enfermedades. Realmente es la apertura de un campo muy importante: hay que pensar que por año nuestro país invierte en la importación de vacunas cerca de 500 millones de dólares. No solo se van a sustituir importaciones, sino que va a permitir la exportación. La Organización Panamericana de la Salud mira con mucha atención esta noticia”.

Si bien la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró a comienzos de mayo el fin de la emergencia de salud pública por la COVID-19, remarcó que esa patología sigue siendo una prioridad de salud pública global e insistió en la necesidad de que los países “no bajen la guardia” y sigan desarrollando capacidades y herramientas para detectar, controlar y prevenir la transmisión del SARS-CoV-2. De hecho recomendó dosis de refuerzo para grupos de riesgo (personas con múltiples comorbilidades, inmunosuprimidas y otros casos) y para personas mayores de 50 años, medida vigente en Argentina.