Uno de los reclamos fuertes de las tomas de colegios porteños, apunta a las pasantías laborales gratuitas que, alrededor de 30 mil estudiantes, realizan en empresas privadas, ONG’s, firmas internacionales y organismos del Estado de la Ciudad. Estas son obligatorias para poder aprobar el último año del secundario. Desde que comenzaron a implementarse, algunas personas de la comunidad educativa, incluso funcionarios del PRO, cuestionaban a quienes se resistían a que los estudiantes trabajarán gratuitamente. La ministra Soledad Acuña maquilló la mano de obra gratuita con un nombre llamativo: «Prácticas laboral Obligatorias», más conocidas como las ACAP (Actividades de aproximación al mundo del trabajo y a los estudios superiores).

A esta situación se le suma un hecho grave que es la discriminación ejercida, por algunas empresas del sector privado, contra  estudiantes de una comunidad educativa muy vulnerada. En las últimas horas se viralizó una publicación que denunciaba: «Estupor en escuela de Villa Lugano. La «pasantía» les ha sido designada en el Hotel Hyatt. Les exigen ZAPATO DE TACO NEGRO CERRADO. Las chicas no tienen, y los docentes se están organizados para conseguirles. Además de hacerles cruzar la ciudad, esa humillación».

Tiempo pudo confirmar por varias fuentes: docentes, familiares y referentes sociales del barrio, que el Palacio Duhau – Park Hyatt Buenos Aires, obliga a las alumnas a calzar zapatos de taco negro cerrado para poder ingresar al lugar y realizar las pasantías. Aunque la comunidad educativa manifestó que nadie está dispuesto a prestar testimonio (por el momento) sobre la situación por temor a represalias: «tenemos mucho miedo de que el ministerio de educación de la Ciudad tome algún tipo de medida en contra nuestra. Preferimos seguir pidiendo zapatos para que nuestras pibas puedan terminar con esa pasantía», señalaron desde la comunidad educativa. Esta situación ocurrió en una escuela secundaria del distrito escolar 20 de Villa Lugano (que docentes prefieren no revelar) ubicada a pocos metros del Barrio popular San Pablo, del asentamiento Scapino, del Barrio Piedrabuena y a pocas cuadras del ministerio de Desarrollo Humano y Hábitat de la Ciudad.

“Este es un claro ejemplo de discriminación encabezado por el ministerio de educación porteño que permite esto, y que decidió que las pibas y pibes trabajen gratis y obligatoriamente para poder aprobar; y también por el Hotel Hyatt que de alguna manera humilla a las chicas con esta exigencia”, analiza en diálogo con Tiempo Ivana Otero, maestra y referente educativa de Villa Lugano, y secretaria de cultura del gremio docente Ademys.

La comunidad educativa asegura que el 99% del alumnado que asiste a esta escuela de Lugano, está en condiciones de extrema vulnerabilidad, y que no tienen los medios económicos para acceder a zapatos que rondan entre 5 mil y 17 mil pesos. “Hay un claro aprovechamiento por parte de estas empresas privadas, en este caso internacionales también, para utilizar mano de obra gratuita de menores que son obligados a trabajar para poder aprobar el último año”, agrega Otero.

Cabe recordar que si las y los estudiantes se niegan a realizar las pasantías de mano de obra gratuita, o las autodenominadas “prácticas laborales”, no aprueban el último año de cursada. “Esto pone a las alumnas de la escuela de Lugano en un lugar muy difícil: las humillan, las explotan  y las discriminan. Si las chicas no consiguen esos calzados no pueden ingresar al Hyatt, si no lo hacen no pueden realizar la pasantía por lo tanto no aprueban el año. Por eso digo que es discriminatorio dado que las excluyen y no les permiten terminar sus estudios”, suma la referente educativa.

En el marco del desarrollo de las practicas obligatorias, de acuerdo a lo informado por la administración de Rodríguez Larreta, “el Gobierno porteño implementa las prácticas educativas en ámbitos laborales, obligatorias para todos los estudiantes del último año de secundaria. El plan se puso en marcha para 29.400 chicos de 442 establecimientos educativos de gestión pública y privada”. Las prácticas educativas tienen una duración de 120 horas cátedras que se distribuyen a lo largo del año. “Les permitirán a los estudiantes desarrollar nuevas capacidades, tomar decisiones con autonomía, y estimular su creatividad, su pensamiento crítico y su potencial de trabajar en equipo”, dice la información oficial.