Alertan sobre desalojo en un espacio cultural y educativo

Desde la organización política y feminista YoNoFui denuncian que el Gobierno de la Ciudad y la Administración de Bienes, junto al Poder Judicial de CABA “nos quieren desalojar”. La casa que habitan -un grupo de mujeres y niñeces– pertenecía a Eduardo Sivori, un pintor argentino fallecido en 1918. Según cuentan, este hombre dejó su propiedad para que sea usada con fines sociales y culturales.

En un momento el Gobierno de la Ciudad convirtió el inmueble en un espacio de archivo, que con el correr del tiempo dejó en estado de abandono por más de treinta años. La casa fue “subastada siete veces y nunca se concretó la venta”, aseguran desde la organización popular.

“Nos pronunciamos una vez más en contra de las practicas represivas del Poder Judicial que a diario opera en función del castigo y la lógica punitiva como única alternativa a los conflictos sociales que afectan a la Ciudad más rica del país”, repudió Eva Reinoso, integrante de la organización política y feminista YoNoFui, en diálogo con Tiempo. Continuó denunciando que se trata de “la violencia política-estatal que hace de los pobres más pobres y de los ricos más propietarios”.

“Todo esto nos obliga a resistir una vez más a la situación que nos deja viviendo en la calle o nos mete en la cárcel. Este espacio se llama Casa Pringles ATR y fue recuperado del abandono y el desuso estatal por las personas que la habitan”, aseguró Eva. Además subrayó que no solo  refaccionaron el lugar sino que lo han “transformado en un espacio comunitario de contención y referencia en el barrio de Almagro, son mujeres que construyeron colectivamente”.

“Hoy es un verdadero espacio de reparación que les permitió a estas mujeres profundizar sobre la problemática de la violencia de género que han padecido sin burocracia de por medio”, valorizó Eva. Siguió relatando que todas ellas “hoy se sienten estigmatizadas, con dolor y mucho miedo”.

“Nuestras compañeras sufren por la inseguridad que están viviendo, pero de todos modos resisten a la violencia judicial, policial y patriarcal que las asecha sistemáticamente”, enfatizó Eva. Finalizó remarcando que “para nosotras lo más importante es que las pibas y les niñes no queden en la calle, justica es que todes tengan un lugar donde vivir”.

Una mujer del espacio cultural y educativo

“Al Gobierno de la Ciudad no le importa que en esta casa vivamos todas mujeres y niñeces, tampoco le interesa que aquí funciona un merendero ni que brindemos apoyo escolar”, se quejó Gabriela, una trabajadora de Casa Pringles.  Siguió apuntando que “nosotras acompañamos a mujeres que están en situación de violencia de género, calle, consumo problemático y que salen de las cárceles”.

“Es la militancia que hacemos, pero a Horacio Rodríguez Larreta no le importa, solo nos exige que entreguemos el inmueble, para nosotras eso significa quedar en la calle y mucho más”, expresó Gabriela a este diario. También contó que desde varios sectores de la Ciudad les comunicaron sobre que “nosotras no nos encontramos en situación de vulnerabilidad, que eso sucederá cuando estemos en situación de calle, para evitar eso nos ofrecen ir a un parador”.

“Pero lo real es que necesitamos la casa; porque entre todas juntas venimos haciendo un trabajo colectivo muy hermoso con las niñeces y las juventudes”, reclamó la mujer. Cerró asegurando que todo las actividades que brindan “son libres, gratuitas y que están abiertas para toda la comunidad”  

Comunicado de YoNoFui contra el desalojo

Hoy Casa Pringles ATR se transformó en un espacio de referencia para el barrio, está ubicada en Almagro. Es habitada por más de cincuenta personas entre niñes, adolescentes y rondas de mujeres, quienes semanalmente ocupan el espacio del merendero y brindan apoyo escolar.

Además, muchas vecinas del barrio encontraron en esta Casa un lugar seguro, un espacio de acogimiento para trasladar inquietudes y problematizar las violencias que las atraviesan. En nuestras rondas de todos los martes conversamos sobre lo que implica terminar con relaciones dañinas y agresivas.

La escucha de nuestras vivencias nos permite reconocer las estructuras patriarcales y racializantes que nos despojan a la intemperie, a la calle, o la cárcel. Luego de muchas vulneraciones de distintos derechos, logramos entramarnos y estamos reconstruyendo nuestras vidas.

Hace un año venimos luchando sistemáticamente contra la violencia judicial y policial. Tuvimos tres reuniones de mediaciones con el Gobierno de la Ciudad en conjunto con Administración de Bienes, el Instituto de Vivienda de la Ciudad y Desarrollo Social. En todas ellas nos manifestaron que no tienen nada para ofrecernos, en cuanto al acceso y derecho a la vivienda. La situación amerita se que construya alternativas para abordar esta problemática estructural que nos atraviesa una y otra vez. No queremos quedar en situación de calle de nuevo con nuestras niñeces.

En la Ciudad de Buenos Aires hay más de 7 mil personas en situación de calle, mientras que el gobierno de Horacio Rodríguez Larreta posee infinitas casas que son de su propiedad, las que intenta vender para la especulación inmobiliaria.

Hoy las pibas y familias estamos en estado de alerta ya que la Fiscalía PCyF N° 19 ubicada en Paseo Colón 1333 a cargo de los fiscales Lorena San Marco y Néstor Maragliano  en la causa penal por usurpación, nos notificó de una “intimación por desalojo”.

Nunca les interesó que las personas que estamos en situación de calle  o en riesgo de estarlo tengamos un lugar para vivir. Las únicas acciones que han generado -cómo alternativa posible- fueron el uso y abuso arbitrario por parte de la Policía de la Ciudad que ha intentado desalojarlos por la fuerza sin orden judicial. Además, esta fuerza de seguridad ejerce hostigamientos permanentes sobre nosotras.

Por todo esto, vamos a defender este espacio donde vivimos y protegemos a las niñeces, porque no queremos ser arrojadas nuevamente a la intemperie.  Exigimos una respuesta urgente que tenga en cuenta nuestra situación. Porque nuestras vidas cuentan. La calle y la cárcel no son ni serán un lugar para vivir, tampoco para morir.