No sólo organizaciones ecologistas y comunales advierten sobre los efectos nocivos del uso de los agrotóxicos sobre la salud y el ambiente. La alarma se enciende también desde la apicultura. “El modelo agroindustrial que se está aplicando, con gran cantidad de agroquímicos, hace que las abejas estén desapareciendo”, advirtió Roberto Imberti, de la Sociedad Argentina de Apicultores (SADA), que impulsó un “abejazo” para visibilizar el problema.
La medida, que arrancó este martes a las 11.30, se da tanto en la Ciudad de Buenos Aires como en distintos puntos del país. En CABA el punto de concentración es Plaza Constitución (Lima al 1500), para marchar hacia el Ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca, el Senasa y a la Casa de la Provincia de Río Negro.
“El uso de pesticidas no sólo quita las posibilidades de flora sino que a su vez mata a las abejas por efecto directo”, explicó Imberti a Tiempo. Y remarcó que “el 60% de los productos del campo son polinizados por abejas, por lo que es un problema para la producción de alimentos y para los alimentos sanos. Estamos tratando de alertar porque la pérdida de polinizadores atenta contra la biodiversidad y la producción de alimentos”.
El tema no es nuevo, pero la situación se viene agudizando. “Lo venimos denunciando hace años. En Agricultura, a Senasa para que se prohíban algunos productos que se autorizan de forma no del todo transparente y son letales. De hecho tenemos una demanda en Senasa para que explique cómo aprobaron algunos productos muy nocivos”, apuntó el referente de SADA. Y señaló especialmente los insecticidas neonicotinoides y el fipronil: “Se utilizan en muchos de los cultivos actualmente. Más allá de eso, la gran producción de soja hace que se use mucho glifosato, que no solo es cancerígeno sino que mata toda la flora natural”, de la que viven las abejas.
La disminución de abejas por este factor es un problema a nivel mundial. “Como algunas otras cosas, el reclamo llega más tarde a la Argentina. En otros países ya se vienen denunciando: Estados Unidos denunció la pérdida del 50% de las colmenas”. A nivel local, si bien no hay cifras oficiales, se estima –en base a reportes de apicultores– que “un 30% de la población de abejas se ha perdido en los últimos diez años. Se viene agudizando cada vez más”, alertó el especialista. “Lo refleja la producción de miel: eran 120 toneladas en 2004 y en los últimos años no llegamos a 60 mil. Eso porque hay menor cantidad de abejas e impide la producción de miel como efecto secundario”.
Otro aspecto que se busca visibilizar con el “abejazo” es el rechazo a la imposición de cánones para instalar colmenas en la provincia de Río Negro. Desde SADA denuncian que tiene un mero “fin recaudatorio” y que constituye una traba, pese a que ese ingreso es necesario para el valle de las manzanas y la producción frutícola de esa provincia. “Para polinizar el valle de las manzanas necesitan 250 mil colmenas pero tienen solamente 50 mil. De La Pampa y Buenos Aires entran unas 200 mil y pusieron un canon, en vez de favorecer el ingreso porque las necesitan imperiosamente”, dijo Imberti.
Además de los agrotóxicos, el cambio climático y la deforestación también inciden en la disminución de la población de abejas. El “abejazo” incluye una parada en la sede del Ministerio de Agricultura para dejarle una nota a su flamante titular, Julián Domínguez, para que reciba al sector y convoque a la Mesa Nacional de Apicultura, que desde el inicio de la pandemia no volvió a reunirse. “Pedimos una reunión urgente. Estamos viendo que el uso de agrotóxicos en Argentina se incrementó en los últimos diez años de forma abismal: de 35 mil litros se están usando 550 mil litros en el campo ahora. Ese incremento no sólo perjudica al ser humano, también mata a las abejas”.