Un eclipse total solar no es más que una curiosidad geométrica: la Luna se interpone entre el Sol y la Tierra y, en virtud de su tamaño aparente, lo oculta para los observadores ubicados en la llamada franja de totalidad, que este lunes atravesará la Patagonia argentina. No hay fenómenos astrofísicos atados a esta geometría. A lo sumo, en la superficie terrestre, en ese puñado de minutos en los que el día se vuelve noche, la temperatura baja un par de grados y los animales se confunden. Y las personas, que entienden lo que está pasando, alzan los ojos al cielo y se maravillan.
Más allá de esa alineación fortuita entre la estrella, el satélite y el planeta, durante siglos se creyó ver en los eclipses el anuncio de terribles cataclismos. No existen evidencias empíricas de tal cosa. Pero este año está la pandemia, claro, y para los habitantes de los pequeños pueblos de la estepa rionegrina donde se verá el eclipse, la crisis sanitaria trastocó todas las previsiones.
“Desde 2018 se estaban tomando reservas de alojamiento, sobre todo de extranjeros. En una estancia iban a alojar a unos 500 japoneses. Todo eso se cayó”, cuenta Juan Pablo Montelpare, viceintendente de Valcheta, una de las localidades ubicadas sobre la Ruta 23 y sobre la línea que recorrerá este extraordinario fenómeno. “El año pasado habíamos empezado a armar capacitaciones con la población, para saber qué recaudos tomar para verlo, y organizamos charlas con astrónomos. Todo esa logística se vino abajo en marzo”.
La pandemia frenó todo durante meses. Pero el cambio de ASPO (aislamiento) por DISPO (distanciamiento) renovó las expectativas. Entonces, la provincia y cada municipio debieron decidir si abrirse o no a los visitantes, y cómo. Para muchos, el relativo éxito sanitario se convirtió en un obstáculo para la explotación turística del eclipse.
“Después de 233 días sin casos de Covid, nos costó mucho tomar la decisión –explica Montelpare–. Se coordinó con la provincia y fuimos abriendo de a poco. Primero aceptamos visitas sin pernocte, después una noche, y así hasta ahora, que tenemos casi el 100% de reservas por el eclipse, en hoteles, campings y en la zona rural, muy poquitos extranjeros, la mayoría de Buenos Aires y otras provincias. Ya se pidieron 1800 permisos de circulación en la app de Río Negro para entrar a Valcheta. Claro, si venís de Bariloche, donde hay ASPO, se pide certificado médico de ausencia de síntomas o de hisopado”.
Sin japoneses ni tarifas en dólares pero con firmes protocolos, Valcheta se lanzó a rescatar lo que pudo del eclipse. El municipio organizó una carrera para esta noche, espectáculos artísticos, una feria artesanal y varios puntos de observación, entre ellos, la vieja estación de tren inaugurada en 1910, el Bosque Petrificado y un predio rural en el que se instaló una decena de investigadores del Instituto de Astronomía y Física del Espacio y de la Asociación Argentina de Astronomía (ver aparte). Y muchas recomendaciones para los vecinos: reposera, protector solar, botella de agua (el eclipse será en pleno mediodía) y el uso de los lentes permitidos (norma ISO 12312-2) en las fases anterior y posterior a la totalidad, durante períodos de no más de un minuto, o bien métodos de observación indirecta, como la cámara oscura.
De la montaña al mar
En los extremos del fenómeno astronómico, dos destinos eminentemente turísticos tienen realidades diferentes. Junín de los Andes, en Neuquén, donde el eclipse comenzará a las 13:06 de mañana, esperaba a 30 mil visitantes para un evento privado, el Global Eclipse, que la pandemia obligó a archivar. En Las Grutas, el principal balneario de la costa rionegrina, las reservas internacionales también se cayeron, pero arreció el turismo de cabotaje y el pasado fin de semana largo, que funcionó como prueba de ensayo, ya hubo ocupación casi completa. Repite con el eclipse, que arrancará a las 13:18. Las plazas ya agotadas se alquilaron desde 5000 pesos la noche en una habitación doble hasta 16 mil una cabaña para seis personas con vista al mar.
Por supuesto, no es ese el escenario de los pueblos más pequeños de la estepa, donde el turismo no es un capital habitual, y que apostaban sus pocas fichas al eclipse pero custodian como un tesoro la ausencia de contagios, que supieron preservar durante la peor pandemia que haya sufrido la humanidad.
El punto de máxima duración del eclipse solar total (dos minutos y diez segundos) se dará en un campo varios kilómetros al noroeste de Sierra Colorada. Sandra Martínez es la dueña de Peuma, un bed & breakfast en el acceso al pueblo de poco más de 1500 habitantes. La hostería lleva nueve meses cerrada, pero recién podrá abrir el martes 15, cuando la sombra de la Luna sea sólo un recuerdo. “Tenía reservas de turistas estadounidenses, canadienses, belgas, hasta me puse a construir otras cuatro habitaciones. Y se cayó todo –se lamenta–. Habíamos contratado un campo para llevar a los turistas, justo por donde pasa la línea central del eclipse. Y por ahora nadie puede ingresar a Sierra Colorada desde la ruta. Como no tuvimos ningún caso de Covid, la comunidad avala estas restricciones”.
También Ministro Ramos Mexía, una localidad aún más pequeña, conserva en cero el contador de casos de coronavirus. Pero allí evaluaron pros y contras y decidieron que el eclipse marcaría el final de ese exitoso aislamiento. Belén Colihuinca, concejala por el Partido Socialista y presidenta del Concejo Deliberante local, enumera la cantidad de reservas que se frustraron: el contigente de chinos que coparían las cabañas de Tunquelén y hasta la pareja de estadounidenses que planeaba casarse con el Sol oculto.
“Pero a pesar de todo y con un protocolo estricto, tendremos eclipse –cuenta–. Para entrar al pueblo se pide hisopado o quedarse a cumplir la cuarentena. Pero del otro lado de la Ruta 23, en una zona de chacras que llamamos El Bajo, podrá venir la gente a hospedarse, en cabañas o acampando en un predio muy grande en el que pusimos 25 baños químicos, y vamos a entregar un montón de anteojos”.
Junto a los habitantes de Ramos Mexía, mañana disfrutará del espectáculo la gobernadora Arabela Carreras. Será exactamente a las 13:13:58, y por un lapso de dos minutos y nueve segundos. Se pronostica una jornada parcialmente nublada, algo de viento, y un eclipse.
Telescopios y streaming
Leonardo Pellizza, presidente de la Asociación Argentina de Astronomía e investigador del Conicet en el Instituto de Astronomía y Física del Espacio (IAFE), cuenta desde Valcheta los ambiciosos planes que tenían y lo que en concreto se podrá hacer. “El objetivo original era hacer divulgación entre la población rionegrina y sobre todo en las escuelas, con capacitaciones a docentes, además de observaciones directas, traer muchos telescopios y que todos tuvieran un astrofísico al lado, para contarle a la gente, más allá del eclipse, cuáles son los aportes que hace la astronomía a la sociedad”. Esa interacción, lo que más interesaba a los científicos, no será posible. Hubo simposios y capacitaciones pero en modalidad virtual. Y sí habrá una transmisión vía streaming del eclipse, con el apoyo de la gobernación y el Canal 10 de Río Negro, desde Valcheta, Sierra Colorada, Las Grutas y el balneario El Cóndor, que se verá mañana desde las 11:30 a través del canal de YouTube del IAFE.
Un grupo de diez investigadores ya están en Río Negro. Llevaron telescopios solares, que “además de los filtros estándar, que eliminan el 99,999% de la radiación solar para no afectar la vista, trabajan en una banda espectral muy angosta, que se llama H Alpha, y que permiten observar, por contraste, la corona solar”, describe Pellizza.
La corona solar es precisamente lo que un eclipse solar total deja ver. Daniel Gómez, astrofísico e investigador principal del Conicet en el IAFE, explica que, en realidad, “el eclipse es apenas un hecho geométrico, el alineamiento entre tres objetos. Cien años atrás fue fundamental para validar la teoría de la relatividad general y probar que los rayos luminosos se curvan en presencia de objetos muy masivos, como el Sol. Para eso el Sol debía estar oculto. Hoy, si quiero ocultar el disco solar para estudiar las regiones altas de su atmósfera, la corona solar, puedo hacerlo desde distintas longitudes de onda mediante satélites, o usando un coronógrafo. En cualquier caso, y aunque su importancia se haya vuelto casi marginal para la investigación astronómica, el eclipse va a ocurrir y es maravilloso verlo”.