La activista mexicana acompañó la presentación de los proyectos de Ley Belén y Ley Olimpia. “Ojalá un día podamos decir que estamos seguras también en Internet”.
Olimpia fue elegida como una de las 100 personas más influyentes del mundo. Ese lugar lo ocupó luego de haber logrado que en 2020 se aprobara una reforma en México para tipificar y reconocer la violencia digital. La norma lleva su nombre y el 29 de abril fue aprobada en todo el país.
La historia de la lucha de Olimpia comienza a los 18 años, luego de que se difundiera un video sexual que había grabado con consentimiento junto a su novio. El video se difundió y Olimpia atravesó diferentes estados hasta que entendió que estaba siendo víctima de una violencia de género que aún no estaba del todo tipificada.
“Ley Olimpia es un proyecto de reformas desde hace muchos años, una década, iniciamos en México. Hoy las compañeras de diferentes provincias Santa Fe, Tucumán, Jujuy, sobrevivientes de esta violencia se organizaron para poder conseguir esta reforma en la Argentina”, cuenta Olimpia a Tiempo Argentino.
“Al aprobarse la Ley Olimpia en Argentina, lo que vamos a lograr es que el Estado empiece a hablar de la justicia a las mujeres reivindicando la culpa. La culpa no es de la víctima, la culpa es de quien comparte, de quien distribuye, de quien reproduce sin consentimiento. Y a ley en Argentina le está dando voz a las víctimas. Nos va a servir a todas las generaciones hasta que llegue un día en que ya no sea necesario el hecho de seguir luchando para respetar todos nuestros cuerpos en internet”, enfatiza la joven.
– ¿Qué importancia tienen estos proyectos que se presentaron en el congreso y que vienen de un impulso que has dado vos en México?
– La ley consta de dos reformas, una es para incorporar la violencia digital a la ley 26485, por el que se crearon algunas medidas de protección para las sobrevivientes de violencia digital. Hay que entender que violencia digital son aquellos actos agravados a través de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, que daña principalmente la privacidad, la seguridad, la intimidad, la vida digna de las personas que habitamos en Internet y otros ámbitos digitales. Y, además, también busca la incorporación al Código Penal de los delitos contra la intimidad sexual, o sea la difusión y producción no consentidas. Ambos proyectos forman parte de la ley Olimpia, decidimos en honor a Belén San Román nombrarlo así de manera simbólica. Lamentablemente ni yo, ni las compañeras ni Belén hemos sido las únicas víctimas, pero la diferencia es que nosotros seguimos vivas y Belén San Román fue asesinada por un like, por un compartir, por un “me divierte” a través de redes sociales.
-Vos contás que estuviste a punto de suicidarte, ¿cuánto te moviliza el caso de Belén?
-En primer lugar, es un tipo de justicia. Cuando de mí difundieron ese video sexual, lo primero que pasaba por mi cabeza era pensar que mi cuerpo, estigmatizado no significaba más que una cosa sexual para la gente que me podía violar sin siquiera tocarme, para la gente que me violaba cada vez que compartía ese video. Y para las personas que decidieron unánimemente culparme a mí y no al agresor. Y lo decidieron de manera inconsciente por el machismo y la misoginia en un país, en una América Latina en donde nos culpan a las mujeres por las violencias sobre nosotras, como si nosotras tuviéramos la culpa de ello. Por lo que significa en especial para mí, es un primer acto de justicia.
– ¿Qué cosas pueden cambiar?
-Cuando a mí me buscabas en internet, lo primero que encontrabas era mi video sexual no autorizado. Yo estaba estigmatizada en mi nombre, en mi piel, en mi cara y que hoy esta reforma lleve mi nombre, me da un tipo de justicia que yo no tuve. No pude tener justicia por la Ley Olimpia porque cuando a mí me pasó esto no era un delito en mi país. yo tal vez no pueda borrar ese video de todas las redes sociales, porque es casi imposible, pero la lucha también va encaminada a hablarle a las empresas, a los dueños de internet, hablarle a la conciencia humana, hablarle a la conciencia de las personas. Agradezco a la diputada Macha en la Argentina y hago el llamado que a todos los diputados que nos puedan ver y escuchar, que se apropien de esta causa. Se apropien de esta lucha, que nos ayuden a que se discuta en este mismo año y que ojalá en honor a todas las compañeras que estamos luchando, un día podamos decir que estamos seguras también en Internet.
– ¿Hay un cambio en las nuevas generaciones o esta violencia pasa entre adolescentes?
-En primer lugar, es una violencia que desgraciadamente afecta al 98.3% de las mujeres que habitamos Internet. Según el informe que hace la redactora de la ONU, una de cada cinco mujeres vivimos en un país donde es poco probable que se legisle en la materia y por supuesto, incluidos la gran mayoría de países en América Latina, por el tabú y por la estigmatización. En la Argentina, tan solo en Buenos Aires, existen 2400 mercados de explotación sexual en línea, y en toda la Argentina de 24 provincias al menos contamos hasta la semana pasada de este mes julio del 2022 hasta 30.000 mercados de explotación sexual en línea. Entonces se difunden fotografías, videos, audios de personas entre 16 y 34 años, ¿qué significa esto? Que es una violencia que afecta principalmente a las mujeres jóvenes. Es una violencia que afecta incluso a menores de edad por las circunstancias de la cultura porno y que desgraciadamente en un porcentaje muy mayor al 90%, las mujeres son víctimas perpetuadas por un hombre cercano a ellas: parejas, exparejas. Esto no significa que sólo le pueda pasar a las mujeres. Significa que por desgracia la hipersexualización, las condiciones de ver nuestros cuerpos como objetos sexuales.
– ¿Cuánto te costó entender que era un delito y reconocerte como víctima de ese delito?
-Fueron casi ocho años de lucha. Desgraciadamente mi cuerpo estaba ligado íntimamente a ese video sexual que difundieron sin mi consentimiento. Como lo dije hace rato, el tipo de justicia que yo tuve, me lo dieron en la calle, me lo dieron mis compañeras, me lo dio el movimiento, me lo di incluso yo al luchar, al desestigmatizarme, al cambiar el miedo de bando. Esa es la clave, ese es el secreto. No lo identificas porque nadie te dice que es violencia. No lo identificas porque todo el tiempo hemos crecido con una cultura de “pórtate bien”, “cierra las piernas”, “no hables”, “no grites”, “no rías”. Todo el tiempo hay reglas para las mujeres, entonces, cuando te pasa un hecho de violencia pues no lo identificas y te sientes culpable de lo que está pasando. Hoy cuando buscas mi nombre de nombre en internet, cuando buscas mi nombre en cualquier red social, lo primero que te encuentras es con Olimpia de Ley Olimpia, ya no Olimpia de un video sexual. Y eso es lo que significa la lucha, significa un tipo de reivindicación por lo que yo no pude tener en su momento y que no es para mí. Es apoyo a otras mujeres, yo lo que deseo es que lo que yo viví no lo viví otras y yo tuve un privilegio, tuve un privilegio de tener una familia que me ayudara. Una mamá que no me juzgara. Una familia que me arropara. Pero ese no fue el privilegio de otras mujeres, ese no es el privilegio de otras argentinas, que han sido corridas de sus casas, que han salido de sus escuelas, que han sido cacheteadas por sus propias familias, que desgraciadamente han sido también culpadas sin entender que eso es violencia. Entonces, la importancia de nombrarla es infinita.
– ¿Qué rol cumple el feminismo en esta construcción?
– El feminismo es un movimiento político y social para reconocer algo tan genuino y tan legítimo de que las mujeres somos personas y que necesitamos estar en todos los espacios y tener todos los derechos. Al feminismo lo entiendo como un acto de amor entre mujeres. Nos dio a las mujeres la oportunidad de apropiarnos de espacios que no teníamos. Significa todo para esta lucha, porque el feminismo es el que me enseñó que mi cuerpo desnudo, que mi vulva, mi pubis no eran un crimen, no eran un delito. Solo era mi cuerpo desnudo que, al momento de salir a una sociedad patriarcal, a una sociedad machista, me habían etiquetado. El feminismo es una manera de deconstruirnos de todo lo que nos han construido. Y lo mejor de todo, es que cuando una lucha salva a todas también. Y cuando las mujeres luchamos por algo genuino y legítimo, también se benefician los hombres, se beneficia una sociedad entera. El triunfo de una mujer, nunca es de una mujer sola. No he estado sola, nunca. He estado primero con mi mamá que ella hizo feminismo al hacer sororidad sin saberlo, y sin saber ni siquiera nosotras qué era la palabra sororidad. Ya habíamos hecho feminismo cuando decidimos juntarnos las víctimas, ni siquiera sabíamos que se llamaba feminismo. Y hacemos feminismo cuando decidimos poner en el centro de toda la toma de decisiones a nosotras mismas y acompañarnos, a salir, a exigir, a salir a las calles.
– ¿Cómo fue impulsar esta ley?
-Ley Olimpia no se formó sólo en los congresos ni con las legislaciones. Se formó desde la digna rabia de cambiar el miedo de nuestros cuerpos desnudos, estigmatizados y exhibidos. Ley Olimpia se formó en las calles, en nuestros dolores, en nuestros corazones. Y en la forma que hoy queremos llegar que es hablarle también a la gente, a la sociedad, a las empresas, al Estado, al mercado, a las empresas privadas de redes digitales. Que no haya una sola manera de subir sus fotografías y videos íntimos a internet y que entiendan que no somos promotoras de una condición falsa, de falso consentimiento en una cultura porno. No hay sexo seguro en una red patriarcal. Tomemos las medidas sí. Pero la culpa ni la responsabilidad es nuestra, la reivindicación del respeto a la sensibilidad sexual es de quien viola la integridad sexual. No le puedes decir a una mujer “oye, no salgas a la calle porque en la calle violan”. Le tienes que decir al violador que no viole. Y lo mismo pasa con la violación a la intimidad sexual en Internet.
– ¿Qué importancia tiene la difusión de este proyecto de ley?
-E muy importante que sepan todas y todos, que también en las provincias se levantaron a pedir esta ley. Se le habla a los legisladores, a todos y todas las puertas de todos los lugares. Sé que esta Argentina viviendo un momento muy difícil, sé que pareciera que hay los problemas más importantes, sí sé que la economía los trae jodidos. Pero de los ya jodidos, las más jodidas son las mujeres y las niñas. Y si no hacemos algo en este momento, en menos de cinco años se le seguirá llamando SEO a los proxenetas en Internet.
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