Iván vive en Córdoba y es hincha de Belgrano. Desde su infancia en el barrio Argüello Norte ha estado expuesto a la violencia y definitivamente no le gusta. Ha buscado entenderla a través de sus viajes, sus creencias, el Centro Integral de Varones y el Club. Esta no es su historia. Es apenas una crónica de una conversación con recuerdos, emociones, risas y, sobre todo, el desafío de no ser el hombre que dicen que hay que ser.
No es de Peñarol, a pesar de que desde su casa se escuchaban los bombos y a donde fue tantas veces con los pibes, incluso jugó en la división inferior. Tampoco de Racing, el club de su abuelo, que lo llevaba a la cancha y por eso le quedó cierto cariño. No, Iván es “muy muy de Belgrano, desde chico”. Y de grande se toca la camiseta celeste, del lado del corazón.
Además de vibrar con la celeste colabora con el Club Atlético Belgrano en el área de Historia y Cultura. “Hice unos talleres y ya me quedé pegado”, dice. Y saca pecho con la historia y la cultura de Barrio Alberdi, donde están el Museo Casa de la Reforma Universitaria de 1918; la antigua Cervecería, tomada y defendida por todo el barrio antes del cierre definitivo; el Hospital de Clínicas, un hospital escuela que alberga a miles de estudiantes universitarios, y una zona (Barrio Clínicas) en la que se vivieron combates heroicos durante el Cordobazo. Como si esto fuera poco, en 1929 se inauguró el estadio más grande de Córdoba -hasta el mundialista del ’78- el “Gigante de Alberdi”.
Pero no todo es historia. Barrio Alberdi tiene hoy gran cantidad de organizaciones sociales, escuelas, centros vecinales, asociaciones de inmigrantes, salas de espectáculos, y Belgrano es el corazón de todo lo que sucede en el barrio. “Eso queremos trasmitir -dice Iván- sobre todo a las divisiones inferiores.”
Y otra de las áreas que tiene Belgrano, y que interactúa con todas las demás, es el Área de Género, Inclusión y Derechos Humanos que se creó en 2020 y que coordina Soledad Ceballos. Entre sus primeras acciones impulsó el Protocolo contra las Violencias de Género y la inclusión de una cláusula especial contra la violencia de género en los contratos de los jugadores profesionales, por citar sólo algunas.
Y aunque hay gente que no sabe o a la que no le importan estas cosas, dice Iván que quienes están voluntariamente en esas áreas sienten orgullo por su trabajo y saben que es importante: “Ninguno de los otros tres clubes de Córdoba hacen esto, perdón si me sale el fan pero es la verdad, Alberdi hay uno solo”.
¿Y los cantitos de la hinchada? Se ríe. “Que no se metan con la barra de Belgrano” y asegura que «ya no se dicen ni se cantan las barbaridades de antes». Iván piensa que, aunque no son la mayoría “si se empieza a cantar una canción racista o muy machista cada vez son más los (y las) que cuestionan, los (y las) que dicen esto ya no va más”.
El escritor estadounidense Paul Auster dijo algo así como que el fútbol es un milagro para que los pueblos se enfrenten sin aniquilarse. Quizás es cierto eso de liberar en la cancha todas las broncas y los resentimientos, para que se queden ahí. “A mí me pasa mucho cuando le cantamos a Talleres, ahí es como que libero el monstruo que tengo adentro…hay una canción que dice que se mueran todas las gallinas y yo en ese momento es como que quiero que se mueran todos, confiesa el hincha desafiante, con más picardía que sinceridad.
Había un programa en los noventa que se llamaba El Aguante, en el que se enfrentaban las hinchadas con sus cantos. “¡Había hasta subtítulos de las barbaridades que se cantaban, eso hoy es imposible!”, afirma Iván y se queda pensando: “O al menos era, no sé ahora”.
Argüello Norte, Barrio Comercial, Iván es un preadolescente y ya participa de las peleas callejeras. “Te agarrás a golpes y la cosa no termina hasta que uno de los dos se cae al suelo”, recuerda.
Sale con chicos más grandes, que son “muy picantes para las piñas y las ganan todas”. Y como es el más chico, siente que tiene que ser el heredero.
Desde los 12 y hasta los 24 años se agarra a piñas muy seguido. Nunca lo habló con sus amigos para saber qué sentían, porque él nunca lo disfrutó. “Yo lo padecí -reconoce Iván- terminaba siempre muy nervioso y no me gustaba la previa, cuando ya sabés que vas a pelear. Pero no se podía no pelear”. Con el paso de los años ha pensado mucho en ese tiempo de peleas: “Lo que yo sentía era muy feo, una tensión en todo el cuerpo, una ansiedad, aunque ganara… Y si perdía también: cuando estás en el piso te la tenés que bancar, levantarte y seguir”
Iván se emociona. Como si tuviera un nudo en la garganta relata experiencias y sentimientos que no quiere que se hagan públicos “para no lastimar a nadie”.
Se impone el respeto. Pero también la reflexión: esa emoción muestra que hay –hubo- un niño, un adolescente, que no sale indemne de situaciones difíciles.
El ambiente se ha vuelto tenso. Es indispensable cambiar el registro sin abandonar el tema. Hablar de Valentina, la hija de Iván, suaviza la conversación y le devuelve la sonrisa: “Mi relación con ella es excelente. Ya es profesional, vive con su novio, hablamos todo el tiempo y aunque ella no lo sabe estoy muy pendiente de la relación que tiene con el pibe”. Suelta una carcajada nerviosa y repite: “muy pendiente”.
“Como la mayoría de los pibes del barrio fui padre re pendejo”. Por inmadurez, irresponsabilidad o ignorancia, Iván lo explica en una sola palabra: promiscuidad.
Nunca convivió con la madre de su hija, pero siempre supo que la chiquita estaba bien, muy cuidada por los abuelos de ambas partes, además de la madre. Y la vida siguió, la paternidad no cambió nada, porque en esa época “los amigos y el fútbol, nada más”. Muchos años después se dio cuenta de la tremenda desigualdad: “Yo tenía 20 años y hacía lo que quería, la paternidad no cambió mi vida absolutamente en nada. En cambio, la madre, que también era muy joven, estaba ahí”.
Empujado por la situación argentina e ilusionado por concretar un deseo familiar, en el 2001 se fue a Italia.
Tuvieron que pasar muchos años hasta que se dio cuenta de que con mandar plata y viajar seguido no alcanzaba. Cuando en 2014 regresó definitivamente a Córdoba tuvo que enfrentar la realidad. “Valentina es muy sabia, muy generosa. Aquel día que hablamos ella me dijo ya está papá, lo que pasó no lo podemos cambiar, miremos para adelante”, dice el padre que dijo la hija.
Hace unos años se encontró con un libro escrito por un vecino de Mendiolaza, amigo e hincha de Belgrano, Los arquitectos de la desigualdad de género, de Sandro Comba. Y de esa lectura surgió el interés por el Centro Integral de Varones en situación de violencia, dependiente de la Secretaría de la Mujer.
La mayoría de los hombres que van al Centro han sido derivados por el Poder Judicial, porque están vinculados a una mujer en una situación de violencia. Pero también van voluntariamente varones que reconocen en ellos sentimientos o riesgos derivados de estas violencias, o que quieren entender y aprender, como es el caso de Iván.
Una vez en el Centro no hay diferencia, comparten todos los espacios y ninguno sabe quién tiene que ir por orden judicial -que son la mayoría- y quién está voluntariamente. “Estábamos todos juntos y también a la salida nos íbamos a tomar una birra… Y hay mucho para pensar; está bueno, pero no alcanza, está estallado porque es el único lugar así de toda la Provincia. Y está lleno de hombres pobres, trabajadores de la construcción, algunos que han estado guardados, cuando sabemos que la violencia está en todas las clases sociales, no sólo en los sectores más vulnerables”. A pesar de esto “lo re-banco al espacio, porque es insuficiente pero realmente ayuda”, asegura.
Reconoce que cuando entró la primera vez le impactó, notó como “una energía fea”, pero rápidamente pudo “empatizar con los compañeros, porque además de las clases con contenidos más teóricos, están los grupos y ahí escuchás cada historia. Algunos cada tanto contaban una experiencia en la que podían aplicar lo que habíamos aprendido, como el ciclo de la violencia, por ejemplo. Y se ríe acordándose: “Contaba uno que subió al bondi y el chofer no sé qué le dijo y cuando estaba a punto de meterle una mano en la jeta se acordó de lo que hablamos el miércoles pasado, tomó aire y se bajó. Y empatizás, no todos son dramas”.
Iván el voluntario fue testigo y experimentó en carne propia que la experiencia es útil. “Pero es muy loco – dice- porque por ahí en la previa estamos esperando que nos llamen y salta uno con ya estoy harto de estas pelotudeces de la violencia, no veo la hora de que se acabe este curso de mierda. Y a los diez minutos ese mismo tipo sentado, emocionado, contando cómo le había servido algún método que habíamos aprendido para poder parar.”
Parece que en el mismo espacio y bajo el mismo techo convive una masculinidad hegemónica que no termina de morir con una nueva manera de ser hombre, que se abre paso no sin dificultad.
En Belgrano hay un área de Género, Inclusión y Derechos Humanos que se creó en 2020 con el objetivo de “desafiarnos y pensarnos como club desde una perspectiva de género”, dice María Soledad Ceballos, la coordinadora del área desde su creación.
Cuando se aprobó la creación del Área en el 2020 se aprobó también el Protocolo contra las Violencias, producto de un trabajo colectivo que se hizo no sólo entre socias e hinchas -muchas de las cuales son parte de la Red Belgrano Feminista- sino también con otras personas especialistas en violencia de género y retomando experiencias de otros clubes.
Esto hizo que Belgrano se convirtiera en el primer club de la provincia con área de Género y con Protocolo. Y luego se incluyó en el contrato de los jugadores profesionales de fútbol una cláusula específica sobre violencia de género.
“El área de Género tiene como objetivo incidir en la medida de lo posible en la transversalización de la perspectiva de género en todas las áreas del club. Se han hecho instancias de formación y de sensibilización destinada a trabajadoras y trabajadores del club; articulaciones con el Centro Integral de Varones y, además, estar presentes en la agenda de género, en la agenda feminista, para participar del 8M, el 3 de junio, el 25 de noviembre”, detalla Sole Ceballos.
Cuenta Sole que “en las paredes del Club hay un mural de Pepa Gaitán -asesinada en Córdoba en 2010 y a partir de lo cual se instituyó el 7 de marzo como Día de la Visibilidad Lésbica- porque queremos recuperar la memoria histórica de las mujeres que habitaron y que habitan los clubes”.
De acuerdo con una investigación en curso de UNFPA y ONU Mujeres de Argentina, los recursos y programas de atención a los varones en situación de violencia por provincias es, de momento, el siguiente:
Provincia de Buenos Aires: Línea Hablemos
La línea “Hablemos”, 221 602 4003, es un dispositivo de atención telefónica de primera escucha y derivación para varones que ejercen violencia o que están en conflicto con la ley penal por haber ejercido violencia, a partir de la cual se realiza la derivación a grupos de pares.
Catamarca: Programa de capacitación para condenados por violencia de género
Por medio de un convenio firmado en marzo de 2024 entre la Corte de Justicia de Catamarca, la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Catamarca (UNCa) y la Secretaría de Justicia, Derechos Humanos y Género se acordó la capacitación “Ley Micaela – Masculinidades en clave de cuidado”, destinado a varones condenados por ejercer violencia de género. Al momento de imponer una condena de ejecución condicional por hechos que implican el ejercicio de violencia de género, se disponen, entre las reglas de conducta, que el condenado realice un curso o taller sobre la temática “violencia de género”.
Chaco: Programa de reinserción de personas judicializadas por violencia de género
Este programa tiene por objetivo contribuir a la transformación y reducción de la violencia de género, mediante la deconstrucción de patrones de conducta violentos. Fomenta relaciones respetuosas y equitativas, para facilitar la reinserción social de personas que ejercen violencia, promoviendo así una cultura de paz, igualdad y respeto en la sociedad.
Córdoba: Centro Integral de Varones en situación de violencia de género
El Centro Integral de Varones depende de la Secretaría de la Mujer y forma parte del Modelo de Gestión del Polo Integral de la Mujer en Situación de Violencia.
Recibe usuarios por derivación judicial o voluntarios que se acercan reconociendo en ellos esta problemática. Tras una evaluación interdisciplinaria inicial, los varones trabajan en la revisión de las creencias sobre la masculinidad para identificar cómo se ejercen los distintos tipos de violencia y qué consecuencias tienen en ellos mismos, sus parejas y su grupo familiar.
Jujuy: Nuevas masculinidades
La atención a varones que ejercen violencia de género es fundamental para abordar de manera integral la violencia de género en la provincia. En el marco de la Ley Nacional 26.485, los dispositivos de atención a varones no solo cumplen con el mandato legal de reeducar conductas violentas, sino que también apuntan a transformar las dinámicas sociales a largo plazo, reduciendo la reincidencia de conductas violentas.
Mendoza: Programa de Masculinidades
Dependiente de la Dirección de Género y Diversidad del Gobierno de Mendoza, el Programa de Masculinidades y Abordaje en Violencia de Género busca problematizar la masculinidad hegemónica y sus efectos en las relaciones de poder. Ofrece grupos psico-socioeducativos para varones que ejercen violencia y realiza campañas de prevención.
Neuquén: Plan Provincial de Equidad de Género
Construido de forma participativa y en ejecución desde febrero del 2024 el Plan Provincial de Equidad de Género (PPEG) depende de la secretaría de Género, Mujeres y Diversidad.
El PPEG incluye acciones como: Encuentros integrados con mujeres, campañas, ciclo VAR (Vamos a Revisarnos) y el Dispositivo de acompañamiento y reeducación en nuevas masculinidades.
Tierra del Fuego: Oficina de Escucha y Atención al Varón (OFEIV)
Para atender el creciente número de hombres interesados en recibir apoyo relacionado con temas de violencia de género, se ha implementado la Oficina de Escucha y Atención al Varón (OFEIV). Esta oficina proporciona un espacio seguro y confidencial donde los varones pueden reflexionar sobre sus conductas y recibir orientación para modificar patrones de comportamiento.
La OFEIV, establecida mediante una resolución ministerial Nº 987/24 no solo da respuesta a situaciones de violencia de género, sino que también contribuye al desarrollo de una sociedad más igualitaria
*Esta nota se elaboró en base a información obtenida a través de un relevamiento de UNFPA y ONU Mujeres. Los datos sobre políticas públicas con varones fueron aportados por las jurisdicciones que se mencionan en el texto.
Esta nota forma parte del trabajo «Tiempo de narrar. Territorio de historias», una alianza entre Tiempo Argentino con la Red de Editoras de Género y Unfpa Argentina.
* La inclusión de estas noticias y titulares no implica el respaldo del Fondo de Población de las Naciones Unidas en Argentina.
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