En la apertura de las sesiones legislativas, el presidente Alberto Fernández anunció el envío de un proyecto de ley para lograr un régimen de licencias parentales igualitarias. El proyecto propondría la ampliación de días por maternidad, paternidad y adopción e incluiría por primera vez a trabajadores monotributistas y autónomos.
Si bien hay personas que son más dependientes del cuidado que otras, como las primeras infancias, algunos adultos mayores y algunas personas con discapacidad, todxs necesitamos cuidados a lo largo de nuestras vidas. Esta interdependencia que tenemos como seres sociales nos unifica en necesidades, pero no logra unificarnos en la realización de estos cuidados. Las licencias pueden contribuir a garantizar el tiempo y la calidad necesarios para los cuidados. Avanzar en la extensión de las licencias parentales para padres, adoptantes y trabajadores por fuera de la relación de dependencia es un paso necesario en la construcción de una sociedad más igualitaria y en la garantía del derecho humano al cuidado.
¿Por casa cómo andamos?
Las licencias cuentan con diferentes regímenes de acuerdo a tres grandes grupos: sector público a nivel nacional, sector público a nivel provincial y sector privado. En todos los casos, las licencias son afrontadas por ANSES, lo que implica que el Estado absorbe los gastos para subsidiar a las empresas y que éstas no lo consideren un costo en la contratación.
Para el sector privado rige la Ley de Contrato de Trabajo que plantea una base de derechos mínimos para les trabajadores, pero cada actividad económica puede tener su propio convenio que amplíe esos derechos. En cuanto a las licencias, establece 90 días por maternidad y 2 días por paternidad, que no es excluyente para varones, sino que aplica para la persona que acompaña a quien gesta.
Para les trabajadores en relación de dependencia del sector público nacional, el Convenio Colectivo dispone una licencia de 100 días para la madre y de 15 días hábiles para el padre o la persona no gestante que ejerce la corresponsabilidad parental. De esta manera, las licencias son distintas por rubro, por provincia y si se trata de trabajadores estatales o privados. Para los casos de adopción, Argentina no cuenta con una legislación a nivel nacional para el sector privado, y en el sector público también difiere entre Nación (100 días) y las distintas jurisdicciones.
En muchos casos, las licencias se pueden extender entre 3 y 6 meses sin goce de sueldo (excedencia) y la reincorporación permite una reducción horaria por lactancia. Pero muchas veces los contratos estatales cuentan con sumas extras (no remunerativas) que se dejan de cobrar al estar de licencia o en el régimen de reducción de horas por lactancia. Lo mismo sucede en el sector privado cuando hay extras no registrados. Estas disminuciones en los ingresos impactan directamente en los bolsillos de las personas que se responsabilizan de los cuidados de sus hijes, que en su mayoría son las madres.
A su vez, este universo de licencias está pensado exclusivamente para el cuidado de la primera infancia y no como licencias para cuidar. En este sentido, en el sector público se establecen 20 días anuales para atención al grupo familiar, que refiere a familiares transitando una enfermedad y no se limita a hijes. Sin embargo, este tipo de licencia no está contemplada a nivel general en el sector privado.
¿Quiénes pueden cuidar?
Todes tenemos derecho al autocuidado, a cuidar y ser cuidades. Sin embargo, contar con el tiempo necesario para esto no está garantizado. Las licencias para cuidados buscan justamente garantizar los derechos de las personas que cuidan y de las personas cuidadas, esto es, poder darle el tiempo y la calidad que se necesitan para que esos cuidados tengan lugar. Avanzar en la extensión de las licencias parentales es uno de los pasos para resolver colectivamente las necesidades de cuidado. Cuando no se los piensa como una problemática de toda la sociedad, cada familia es responsable de administrarlos en el ámbito privado del hogar y, como vemos en los números oficiales, esto deja a las mujeres a cargo de estos cuidados no remunerados.
El esquema familiar que estructura las licencias parentales de Argentina contribuye a reproducir la familia tradicional, así como los roles estereotipados de género que norman el “que hacer” de mujeres y varones. Las familias homoparentales deben adaptarse al esquema heteronormado. Solo une de les xadres puede tener la licencia “extendida” de persona gestante. Para otros tipos de familia, como las monoparentales o con más de dos adultes a cargo, directamente no hay cobertura. Hoy el esquema de familia tradicional —papá, mamá, hijes—, representa a menos del 35% de las familias del país.
No existe hoy un régimen que contemple los cuidados por parte de personas que no son familia directa ya que, como vimos, los esquemas de licencias actuales están especialmente centradas en el cuidado de les hijes. Esto deja por fuera la complejidad de situaciones de cuidados y dificulta el derecho al cuidado de adultes mayores o personas con discapacidad. Visibilizar la diversidad de familias y lazos que conviven en nuestra sociedad contribuye a reconocer la importancia de un sistema de licencias más integral, y el derecho al cuidado a la ciudadanía en toda su diversidad.
Tiempo para cuidar
Como sabemos, las desigualdades no se agotan en el marco de la ley. Según datos oficiales, el universo de trabajadores informales asciende a 2,9 millones de personas, es decir, un tercio de las personas asalariadas. Esta proporción aumenta especialmente para las mujeres, entre quienes alcanza el 36%. La sobrecarga en la responsabilidad de los cuidados hace que muchas mujeres sólo puedan optar por trabajos de menos horas, que en general son informales, para poder hacerse cargo de estas tareas. Además, tanto en el sector privado como en el público, muches trabajadores están empleades como autónomos/monotributistas, aunque en la práctica ejerzan las mismas funciones que les empleades en relación de dependencia, pero sin acceso a derechos como aguinaldo, vacaciones pagas, aportes patronales, y por supuesto tampoco las licencias. La propuesta presentada este martes abarca la situación de trabajadores autónomos y monotributistas, pero aún queda pendiente la forma de garantizar el derecho para el universo de trabajadores informales.
Licencias para cuidar, y mucho más
La desigualdad de género en los cuidados no afecta a todas las mujeres por igual. Cuando el Estado no se hace cargo, la responsabilidad se privatiza y recae en las familias. Algunas familias pueden resolver las necesidades de cuidados a través de los mercados, con bienes y servicios que facilitan su gestión, y también contratando a otras mujeres cuidadoras, generalmente en condiciones de precariedad o informalidad. Las familias que no pueden “tercerizar” las tareas de cuidado, terminan sobrecargando a las mujeres de forma no remunerada.
La pandemia demostró la importancia de las tareas que realizan cotidianamente las mujeres para garantizar las necesidades de cuidado de la población. No es coincidencia que en todo el mundo existió un retroceso histórico en la actividad de las mujeres en el mercado laboral, en particular en lo que concierne a quienes trabajan informalmente. La informalidad y precariedad afectan más a las mujeres que, ante la demanda de cuidados, son las primeras en tener que renunciar a su empleo y así también a sus derechos.
Es urgente integrar el cuidado en todas las etapas de la vida, involucrando la responsabilidad del Estado, el mercado, las familias y las comunidades en su gestión y provisión, para que haya una Organización Social del Cuidado que sea más justa y equitativa. En el marco de la apertura de las sesiones legislativas, y movilizadas por la historia de lucha por los derechos de las mujeres trabajadoras, exigimos la sanción e implementación del proyecto de Ley de Sistema Integral de Cuidados. En tiempos en que los mercados de empleo se encuentran deprimidos, es fundamental vincular la seguridad social a la ciudadanía y que así el acceso a los derechos no dependa del nivel de ingresos de cada individuo o de su situación laboral.
La nota es parte de la alianza entre Tiempo y Ecofeminita, una organización aliada que trabaja para visibilizar la desigualdad de género a través de la elaboración de contenidos claros y de calidad