Como trabajadoras de Tiempo Argentino, este #8M2022 adherimos al paro internacional de mujeres, para visibilizar las desigualdades que nos atraviesan y nos pauperizan la vida, nos la quitan.

En el sistema patriarcal, nuestros trabajos se pagan menos, nuestras capacidades y opiniones valen menos. Nuestras vidas valen menos: en los dos primeros meses del año se registraron 54 femicidios, entre ellos 2 trans-travesticidios. Sesenta y cuatro hijos e hijas se quedaron sin madre. En Argentina, una mujer es asesinada cada 26 horas.

En 2021, la ley de cupo laboral Diana Sacayan-Lohana Berkins fue una de las grandes conquistas del movimiento LGBT y de mujeres. Tal como en 2020 lo fue la ley de interrupción voluntaria del embarazo de la que falta aún avanzar fundamentalmente en términos legales y por eso exigimos el sobreseimiento de Miranda Ruiz. 

Seguimos dando pasos hacia la transformación paulatina de los espacios que habitamos trabajando en la lucha cotidiana que significa tener como horizonte abolir el sistema patriarcal que hoy oprime, nos explota, nos abusa y nos mata.

Necesitamos una justicia con perspectiva de género, que respete nuestros derechos.

Necesitamos que se aplique la Ley Micaela en cada rincón de los tres poderes del Estado.

También exigimos la aplicación del Convenio 190 de la OIT contra las situaciones de violencia y acoso en los lugares de trabajo.

El 15 de marzo comienza el juicio contra Higui, acusada de homicidio por defenderse de una violación grupal. En ella se condensan las injusticias que padecemos las mujeres y diversidades cuando accedemos al sistema judicial: denuncias que no son aceptadas, medidas de protección que llegan tarde y revictimización son algunos de las respuestas que nos da ese poder del Estado.

Nuestros cuerpos valen menos. El patriarcado ha calado hondo en nuestra sociedad: nos abusan una y otra vez sin que la justicia se involucre efectivamente en los casos que se llegan a denunciar.

La violación grupal en Palermo no es un caso aislado. En Salta, por ejemplo, las niñas wichi son constantemente víctimas de esta forma de violencia. Es decir que se trata de casos que forman parte de una estructura latente, que a veces emerge con mayor ferocidad, pero que siempre está presente, en distintos grados y en todos los ámbitos.

Convocamos a las masculinidades a revisar sus prácticas más cotidianas, que reproducen las desigualdades estructurales, base de la violencia machista.

Pedimos que se apliquen los lineamientos de la educación sexual integral con perspectiva de género que la ley promueve desde el año 2006. Se trata de una herramienta para combatir los estereotipos de género, la discriminación, la estigmatización y la desigualdad de oportunidades, así como para prevenir más casos de abusos sexuales en las infancias y adolescencias.

Este #8M2022, junto al Sindicato de Prensa de Buenos Aires, las trabajadoras de Tiempo paramos para seguir luchando por la equidad con un enfoque interseccional, por nuestros derechos laborales y por #NiUnaMenos

Seguimos preguntando: ¿Dónde está Tehuel?