Durante todo 2022, desde Grow- género y trabajo realizamos una campaña de sensibilización sobre el impacto que tiene la violencia simbólica en la vida de las personas. Definida en la ley 26. 485 de protección integral para prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres, es definida como aquella que “a través de patrones estereotipados, mensajes, valores, íconos o signos transmita y reproduzca dominación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales, naturalizando la subordinación de la mujer en la sociedad”. Este tipo de violencia todavía persiste no sólo en los medios de comunicación, sino también en todos los ámbitos sociales, incluidos los espacios laborales.
Según el informe “Mujeres sin nombre” (LLYC, 2023) que analiza la presencia de las mujeres en los medios de comunicación de 12 países, en las coberturas sobre violencia de género se sigue poniendo el foco en la víctima y no en el agresor. Además, 1 de cada 25 noticias con mujeres protagonistas hacen referencia a su vestimenta (20% por encima de los casos en los que se habla de varones) y en las noticias deportivas sólo 1 de cada 20 se refieren a mujeres deportistas. Estos ejemplos, que pueden parecer menores, representan violencia simbólica porque siguen reproduciendo estereotipos respecto del rol de las mujeres en la sociedad.
Como bien sabemos, los medios de comunicación tienen un papel fundamental en los mensajes que circulan socialmente y que inciden en las elecciones y oportunidades que tienen las personas a lo largo de sus vidas. Solo por poner un ejemplo concreto de esto, en el marco de la campaña anual de Grow-género y trabajo, se realizó una encuesta para conocer el impacto que tiene la violencia simbólica en el trabajo. El 60% de las personas que respondieron experimentaron violencia simbólica en el ámbito laboral, con mayor incidencia en mujeres cis (66%) y personas de identidades no cisnormativas –aquellas que se identifican con un género diferente al que fueron asignadas al nacer– (61%) que en varones cis (29%). Las situaciones más frecuentes que vivieron las mujeres han sido: la asignación de roles por fuera de sus tareas debido a su género (preparar el café, tomar notas en reuniones), las bromas y los comentarios sobre la apariencia física y/o la vestimenta.
¿Qué podemos hacer?
En Grow- género y trabajo acompañamos y asesoramos a distintas organizaciones en el abordaje de la agenda de género, tanto en los espacios de trabajo como en los productos y servicios que realizan. En el caso específico del campo de la comunicación, trabajamos en la deconstrucción de los mensajes históricos que estereotipan y discriminan a las mujeres y diversidades, y brindamos herramientas para que quienes tienen la responsabilidad de transmitir mensajes de alcance masivo puedan identificar sus propios sesgos y evitar reproducirlos.