Hoy hay fuerza más grande que la que se genera en las calles. Eso, los feminismos de todo el mundo lo saben puesto que es allí donde se ganaron derechos y se tejieron las redes más profundas. Por lo tanto, la marcha que se convocó este jueves en el marco del Día de la Acción Global por el Aborto tuvo un contundente valor político.
Fueron miles las mujeres y diversidades que salieron a manifestarse contra el avance de una derecha que pega por todos lados y en todas partes. Y que, llamativamente, en los últimos tiempos marca hasta la agenda de algunos espacios progresistas donde insisten con repetir la idea de que los reclamos feministas son «piantavotos».
En la marcha se demostró todo lo contrario. Elaboradas en las asambleas convocadas por Ni Una Menos, las consignas fueron amplias: justicia social, salud pública, educación pública, derechos previsionales, trabajo para todos, todas y todes, memoria, justicia antipatriarcal y fin de la violencia de género, por nombrar sólo algunos de los planteos que surgieron de las asambleas feministas, en donde se transversalizan y democratizan reclamos.
Pero también las cifras demuestran lo contrario. Un ejemplo son los resultados de la Ley de Interrupción Voluntaria del Embarazo en la Provincia de Buenos Aires, que muestran que en el período de 2019-2022 hubo una disminución del 90% en las muertes por aborto. O el Programa Acompañar (gestionado por el MMGyD), dentro del cual el Estado acompañó a más de 326.080 mujeres y LGBTI+ en situación de violencia por motivos de género.
No se puede soslayar el aporte al crecimiento de la democracia argentina dado por la lucha del movimiento feminista y LGBTI+. Desde hace años las políticas de Derechos Humanos de la Argentina son ejemplares en el mundo. También lo son las leyes de Matrimonio Igualitario, de Identidad de Género, de Interrupción Voluntaria del Embarazo y de cupo laboral travesti y trans.
Así como lo es la aprobación de la Ley Olimpia en la madrugada del viernes. La ley apunta a tipificar la violencia digital que deja secuelas terribles e incluso llevó a la muerte a decenas de mujeres. El debate era necesario y su aprobación fue gracias al trabajo activista y la decisión política. Entonces, ¿se puede negar la importancia de la agenda feminista?
Esta semana se difundió la información del estado de salud de Milagro Sala, a quien la Justicia jujeña vulneró una y otra vez. Tal como sucede con Cristina Fernández de Kirchner, a Milagro la quieren silenciada y en lo posible, muerta. La impronta racista y machista sobre estas dos dirigentas está a la vista. Sin embargo, mientras la política mira para otro lado, el movimiento feminista reclama justicia por ellas.
Un poco de eso pasa también con el Tercer Malón de la Paz, cuyas referentas subieron el jueves al escenario preparado por Ni Una Menos. A ellxs la política lxs puso en un brete: en Buenos Aires se niegan a recibirlxs y en Jujuy lxs esperan para desatar su acostumbrada furia clasista y racista. Así es que vuelve la pregunta ¿por qué hay tanta resistencia a la agenda feminista? ¿Por qué la política (los políticos) no apunta a la evolución de nuestra democracia y elige abonar con silencio los discursos antiderechos?
Las mujeres, las personas LGBT, les jóvenes no piensan votar en contra de sus vidas y tampoco están dispuestes a perder derechos. En las calles se va a lograr. « «