La investigación de Presentes releva que en Argentina existen organizaciones que ofertan técnicas para “orientar” la identidad sexual.
Leonel estaba por salir de la iglesia, ya cerca de la puerta, cuando escuchó que el pastor Cristian Méndez lo llamaba. Entonces, el pastor le dijo que dejara de “jugar con estar con un pie en el mundo y un pie en el camino de dios”. Y entonces lanzó esa frase, que parecía más una amenaza, o un mal augurio. Leonel tenía 15 años, hacía unos meses que había llegado al Centro Cristiano Dios es Amor. Quedó quieto, helado. Y pensó que era cierto, que debía cambiar.
Por unas semanas había dejado de ir a la iglesia por una “recaída”. “Te hacían sentir culpa si estabas con un chabón”, cuenta ahora, después de casi doce años. El pastor Méndez es evangélico pentecostal y aún dirige esa iglesia junto a la pastora Jorgelina Montero. En el último tiempo ganaron tantos adeptos que se mudaron a un lugar más grande, un predio que antes era un boliche bailable: Rodríguez 887, pleno centro de Tandil, una ciudad turística de las sierras en la provincia de Buenos Aires.
Lo primero que se ve al entrar en el edificio es un hall enorme, dos escaleras a los costados, arriba una especie de bandeja que ocupa la mitad del salón. En cada esquina, hay personal de seguridad vigilando que nadie se acerque al pastor y a los sitios vedados al público. La otra mitad de arriba está descubierta para que se pueda ver el escenario, donde ocurre la prédica, los gritos, los “exorcismos”.
Era 2011. Leonel tenía problemas en su casa, en la escuela, con su pareja. Buscaba refugio. Una amiga le dijo que ahí pasaban cosas raras, que tenía que ir. Lo recibieron con abrazos y mucha alegría, hasta que supieron más de él. Un día llevó a su novio ante el pastor, a una consejería, a solas. Quería ver si podía orar por ellos.
“Esta relación no es de dios”
“Le comenté mi situación: ‘Él es mi pareja, estamos mal’. Yo de pendejito ingenuo e inocente, como lo había visto muy paz y amor, muy gente buena que aceptaba todo, me pensé que me iba a decir: ‘Bueno, está todo bien, voy a orar por ustedes, los voy a aconsejar’. Y no, el tipo agarró, abrió la biblia y dijo: ‘Esta relación no es de dios’, la biblia habla esto, esto y esto de la homosexualidad. Y le empezó a preguntar al que era mi pareja en ese momento si él había sido abusado de chico, cómo era su relación con su padre. Todas cosas que el pastor creía que podrían haber sido motivo de que él terminara siendo homosexual”.
Ese día se terminó la relación. Leonel les creyó: “Hacían exorcismo. Todo con imposición de manos. A los gritos. Lejos de dudarlo, me creí todo. Yo lo veía en las películas. Pensaba: él no quiere cambiar, no quiere dejar de ser gay. Le corté. Estuve semanas llorando, deprimido. Estaba haciendo el duelo para matar esa parte de mí, mis deseos, el volver a estar con un chico. Ellos le llaman morir a los deseos de la carne y el yo. Así que básicamente acepté lo que ellos me dijeron y entré en ese proceso”.
Tenía que dejar de mirar y hablar con chicos, alejarse de “las juntas”, de sus amistades, de su familia. Dejar de escuchar música que el pastor decía “mundana” (Arjona, Evanescence, The Rasmus). Entonces, alejado de todo, le quedaba muchísimo tiempo para servir en la iglesia. Empezó a manejar los micrófonos, y llegó hasta las redes sociales del pastor. También juntó cartón con otros chicos y se quedó jornadas enteras pintando el nuevo edificio. Sin ningún tipo de retribución económica.
Leonel lo supo nueve años después, cuando logró salir: en ese momento, siendo menor de edad, fue víctima de las “terapias de conversión”.
¿Qué es una “terapia de conversión”?
“Una ‘terapia de conversión’ es cualquier esfuerzo sostenido en el tiempo que procure modificar la orientación sexual o la identidad de género de una persona, con un fin predeterminado: siempre ir de la no heterosexualidad a la heterosexualidad. O impedir que una persona transicione, o si ya transicionó que detransicione”, explicó a Presentes Lucas Mendos, abogado, docente e investigador, especializado en derecho internacional de los derechos humanos y diversidad sexual y de género.
Presentes pudo confirmar que en Argentina siguen existiendo estas terapias que buscan “convertir” a gays, lesbianas, bisexuales y transexuales. Sin embargo, ni el Estado nacional ni ninguna organización de derechos humanos ha sistematizado aún cuántas organizaciones las ejercen, cómo y a cuántas personas ya afectaron.
“Es muy poco lo que se sabe en la Argentina y lo que está documentado. Hay una cierta naturalización de esas cuestiones que pueden ser muy sutiles”, explicó a Presentes Ricardo Vallarino, Director Ejecutivo de la organización 100% Diversidad y Derechos.
Las llamadas terapias fueron nombradas por el relator LGBT de la ONU como Esfuerzos de Cambio de la Orientación Sexual e Identidad de Género (ECOSIEG).
Pablo Salum es el fundador de la Red Libre Mentes, y acompaña a víctimas y familiares de lo que llama organizaciones coercitivas (lo que comúnmente se conoce como “sectas”). Él mismo fue víctima de una. Según lo investigado por Salum, es muy variada la gama de camuflajes en que se esconden estas “terapias de conversión”: aparecen detrás de actividades populares como cultos, organizaciones o fundaciones, yoga, filosofía, seminarios multi-nivel, coaching, cursos de liderazgo, retiros espirituales, centros de artes marciales, culturales, terapéuticos para adicciones, ufología u ovnilogía y terapias alternativas, entre otras.
En la mayoría de los casos, dejan secuelas, perjuicios, trastornos, tanto físicos como psicológicos a sus adeptos, en distintos grados. A medida que fueron pasando los años, y las organizaciones LGBTIQ+ ganaron lugar, las personas y grupos que llevaban adelante estas terapias les fueron cambiando los nombres, y ya no se muestran abiertamente como “curadores de la homosexualidad”, sino que hablan, por ejemplo, de que te ayudan a “abandonar el estilo de vida degradado”.
La Ley de Salud Mental
Las leyes que regulan los servicios de salud mental en Argentina indican que una persona no puede ser diagnosticada en su salud mental exclusivamente sobre la base de su orientación sexual o identidad de género. Pero no son leyes que prohíban explícitamente las terapias de conversión. La Ley de Salud Mental fue sancionada y promulgada en el año 2010.
“Esto hace que a nivel institucional esté bastante difundido que no está legitimado cuestionar o asociar la identidad u orientación sexual o la expresión de género a una enfermedad, y por lo tanto no es susceptible de tratamiento”, explicó a Presentes, Ricardo Vallarino, Director Ejecutivo de la organización 100% Diversidad y Derechos.
Sin embargo, de acuerdo con el informe “Poniéndole límites al engaño. Estudio jurídico mundial sobre la regulación legal de las mal llamadas “terapias de conversión”, de ILGA Mundo: “Se puede argumentar que el hecho de que las “terapias de conversión” no se nombren explícitamente disminuye el efecto simbólico de la ley, ya que no hay un mensaje claro que condene estas prácticas”.
La muerte de Federico Gómez
Federico Gómez murió el 19 de enero de 2021 en la ciudad de Puerto Rico, provincia de Misiones. Su familia aseguró que había sido perseguido, hostigado y discriminado por miembros de los Testigos de Jehová donde él asistía, y que lo habían citado a una “audiencia judicial” para tratar su “conducta descarada”.
En marzo de 2021, 100% Diversidad y Derechos intervino en la causa judicial. Le pidió al juez Leonardo Manuel Balanda Gómez que “contemple como hipótesis de la investigación el prejuicio a su orientación sexual como elemento central del posible sometimiento a una terapia de conversión y la consecuente instigación al suicidio de la que podría haber sido víctima”.
También, le solicitaron que pida asistencia técnica a la Unidad Fiscal Especializada de Violencia contra las Mujeres y personas LGBTI+ (UFEM) para coadyuvar en la instrucción de la causa.
“En Misiones salimos a denunciar. Estaba claro que había habido un hostigamiento por parte de su comunidad, lo habían citado por su llamado ‘estilo de vida’. Era un chico gay. Ellos eran Testigos de Jehová en el NEA”, contó Vallarino a Presentes.
En ese momento, el activista Jorge Víctor Ríos expresó en una nota publicada por 100% Diversidad y Derechos que “la muerte de Federico generó una conmoción en la comunidad LGBTI+ de esa provincia porque existe la posibilidad de que esté relacionada a su orientación sexual, ya que se dio en el marco de una denuncia de hostigamiento por su orientación sexual por parte de grupos religiosos”.
Otras situaciones que conocen desde la organización ocurren en ciertas comunidades evangelistas en la provincia de Chaco, que promueven abiertamente el estigma hacia las personas LGBT. La forma sutil de indicarlo es: “amar al pecador, pero no al pecado”.
“En muchos lugares continúa esta aproximación a decir: no al hostigamiento o violencia abierta, pero sí decir que las personas están equivocadas y la cura es el amor. Este es el discurso público que se ve, no se esconde. Dan a entender que hay algo erróneo. No dicen que es una enfermedad abiertamente, pero de alguna manera lo indican como una desviación moral o pecaminosa”, explicó Vallarino.
En esas comunidades, de acuerdo a lo registrado por 100% Diversidad y Derechos, es muy extendida la práctica de presionar: existen testimonios de parejas de lesbianas que fueron presionadas a separarse.
Entre los problemas para llegar a más personas que hayan sufrido estas presiones y hostigamientos, estos intentos por “corregirles” su orientación sexual o su identidad de género, está la dificultad de ingresar en estas comunidades tan cerradas. Y también que las personas LGBT reconozcan sus derechos, y que nada está mal en ellas.
Entre los testimonios que recogió la organización hay personas que tuvieron que dejar su localidad o su barrio, mudarse, cortar lazos. “Todavía tenemos que seguir difundiendo que esto es un ejercicio de la violencia psicológica”, apuntó Vallarino.
Escondidas bajo el lema del “amor”
El 22 y 23 de junio de 2018 en Santiago del Estero se desarrolló el 2do Congreso Internacional de Educación en el Amor. Lo organizaba la delegación provincial de la Red Federal de Familias.
El congreso fue declarado de interés municipal y provincial, y contaba con el apoyo de la Facultad de Ciencias Exactas y Tecnología de la Universidad Nacional de Santiago del Estero. La conferencia magistral se llamaba “Aún hay esperanza” y las temáticas eran “Inmadurez Psico-Afectiva – Atracción hacia el mismo sexo. (Experiencias y Testimonios en tratamiento)”. Lo dictaba la doctora Marcela Ferrer Farnier de Chile.
“Al principio intentaron un par de encuentros sobre el tema, pero los denunciamos, y tuvieron que cancelarlos o resignificarlos. De vez en cuando surge alguna cosa, y la denunciamos, pero es poco frecuente que lo digan abiertamente”, explicó a Presentes María Rachid, integrante de la comisión directiva de la Federación Argentina LGBT.
“Se encubren en supuestas organizaciones de profesionales, pero siempre hay una iglesia atrás”, sumó Rachid.
El 19 de junio de 2019, a raíz de la realización de ese congreso, llegaron reclamos ante la Defensoría LGBT (gestionada por la FALGBT y la Defensoría del Pueblo de CABA), con preocupación. El organismo, entonces, realizó denuncia en el Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo (INADI).
Ese mismo año llegó a la Defensoría un chico gay que alertó respecto de la existencia de grupos fundamentalistas religiosos que aconsejaban material en contra de la diversidad sexual -grupos de “reconversión sexual”- en Argentina y solicitó información acerca de estas situaciones y de la ley de salud mental.
El 28 de diciembre de 2016 una chica lesbiana pidió asesoramiento a la Defensoría porque la familia de su novia, quienes pertenecían a un grupo religioso, impulsaban las “terapias de reconversión” para personas LGBT.
El año pasado también se comunicó otra chica solicitando asesoramiento y acompañamiento porque cuando le contó a su madre y a su padre que era lesbiana la amenazaron con llevarla a terapia de reconversión.
Qué dicen los organismos internacionales
La Organización Panamericana de la Salud (OPS) y expertos en derechos humanos de la ONU han cuestionado los supuestos tratamientos psicoterapéuticos dirigidos a modificar la orientación sexual o la identidad de género de una persona.
“Las llamadas “terapias de reconversión” o “reparativas” carecen de indicación médica y representan una grave amenaza a la salud y a los derechos humanos de las personas afectadas. Son prácticas injustificables que deben ser denunciadas y sometidas a las debidas sanciones y penalidades”, decía ya la OPS en el año 2012, en el informe ”Curas para una enfermedad que no existe”.
En el año 2015, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) publicó un informe llamado “Violencia contra Personas Lesbianas, Gay, Bisexuales, Trans e Intersex en América” donde explica que ha recibido información sobre personas LGBT que fueron sometidas a supuestos tratamientos psicoterapéuticos, internadas en “clínicas” o campamentos y víctimas de abuso físico. “Estas terapias son dañinas, contrarias a la ética, carecen de fundamento científico, son ineficaces y podrían constituir una forma de tortura”, afirma la CIDH en el informe.
“Tu caso es rectificable”
Cuando Lucas Mendos, autor del informe de ILGA Mundo, decidió decirle a su familia que era gay, le tendieron una trampa. “Me mandaron con un psicólogo que después de escuchar todo mi caso me dijo que mi caso era “rectificable” y que podíamos iniciar un tratamiento para corregir las cuestiones. Con ese lenguaje, corregir”, relató Lucas a Presentes. “El psicólogo le dijo que su orientación sexual podía ser “reorientada”, que podría eliminar “ciertos vicios y tendencias desviadas”.
Esto ocurrió en la Ciudad de Buenos Aires, cuando Lucas tenía 23 años. Hoy, a los 38 y con un recorrido de activismo y estudio de los derechos LGBTIQ+, decide contarlo. Sabe que el psicólogo que le dijo que su “caso” se podía modificar, aún sigue trabajando. Se llama Julio César Labaké. En el año 2019 publicó un libro llamado Homosexualidad, posverdad e ideología de género.
La Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires se adhirió a la Campaña Internacional “Curas que Matan” del Comité Día Internacional contra la Homofobia y la Transfobia (IDAHOT) declarando que las “terapias de conversión” están prohibidas bajo la ley antidiscriminatoria local. Pero sólo fue esa ciudad. En el resto del país no hay legislación general y explícita que las elimine.
Manipulación y control mental
“Un día sentí que estaba curado. Subí al escenario y todo el mundo aplaudió. Esa sensación me duró dos meses, fue horrible. Me sentí un tarado después”, contó Leonel a Presentes. Tenía 17 o 18 años. Pero para ese momento ya dirigía a otros chicos gays: él debía ayudarlos a volver a convertirse en heterosexuales.
Le hicieron creer que podía terminar en el infierno. Y Leonel tenía miedo. “Yo llegué a pensar que venía de familia de maldecidos”, dice hoy, animándose a hablar tras dos años de haber dejado esta iglesia.
El proceso para salir de ahí no fue fácil. Hace unos años consiguió un trabajo que le ocupaba todo el día. Había dejado de ir, ya no tenía tiempo. Además, estaba saliendo con un chico ateo. Pero un día del año pasado, antes de que empiece la pandemia, estaba muy mal con su novio, y le pidió que lo acompañara a la iglesia.
-Dios me muestra que hay personas que se sienten decaídas, con pensamientos malos. Pasen al frente que voy a orar por ellos- dijo el pastor Cristian Méndez.
Leonel bajó las escaleras, pasó al frente. Dijo que se sentía decaído porque estaba mal con su novio. Cerró los ojos para que oren por él, pero eso no pasó. “Para poder orar por vos tenés que dejar lo que no le agrada a dios. ¿Estás dispuesto a dejarlo? Si lo dejás oro por vos”. Leonel se sintió peor de como había llegado.
“Empecé a ver cada situación de manipulación, de control. Usan mucho el control mental. Te anulan la mente: que nada de lo que te digan lo pases por la mente, te enseñan a anular el razonamiento, el discernimiento, la crítica. Si ellos te dicen algo dalo por hecho”, cuenta Leonel. Y describe más técnicas: aislamiento del núcleo familiar y social, agotamiento físico (“te tenían constantemente haciendo cosas, orando durante horas, repartir folletos, caminábamos muchísimo”), cambio de dieta (ayunos de una comida), etc.
Él no es el primero ni el último. Eso lo tiene claro. “Lo que sí soy el primero en animarse hablar y contar todo esto. Hay un montón de chicos y chicas que pasaron por cosas similares pero dejaron esta organización en silencio, hicieron como que nunca pasó nada”, dice Leonel.
La iglesia ya no se llama así como cuando Leonel ingresó. Ahora lleva el nombre de Ministerio Internacional Rey De Gloria. Tienen más de mil fieles. En ese lugar Leonel conoció muchos chicos gays, y un chico trans. A todxs les intentaron cambiar su orientación sexual o identidad de género. Al chico trans lo hicieron vestir de mujer y le buscaron pareja hombre.
Leonel pensó en denunciar, pero no sabe cómo. “En el ámbito religioso es incluso más difícil que en el ámbito de la salud. Habría que ver bien si se puede armar un argumento de que eso necesariamente termina afectando la salud mental de la persona. El marco normativo no ayuda mucho”, indicó Lucas Mendos.
Qué es una organización coercitiva
“Son individuos, grupos u organizaciones coercitivas, que utilizan técnicas de persuasión coercitiva para captar, someter y vulnerar los derechos humanos, derechos del niño, derechos del animal y la sanidad pública”, indica Pablo Salum en su canal de Youtube donde habla de sectas, y explica qué son estas organizaciones.
“Hoy en día casi nadie denuncia, por desconocimiento, y además porque estas organizaciones lo que hacen es culpabilizar a las víctimas. Y al tener a sus seres queridos como secuestrados, se hace más difícil para una víctima denunciar”, explicó Salum, de la Red Librementes. Para él, el mayor problema es la invisibilización del tema.
Un nuevo proyecto de ley en Argentina
El 23 de agosto se presentó un proyecto de ley que tiene como fin crear el programa nacional de asistencia a víctimas de grupo-dependencia, y líderes grupales o unipersonales que ejerzan persuasión coercitiva y abusos.
En la fundamentación, la diputada nacional Mónica Macha, quien firma el proyecto, explica: “Para las personas LGBT existe una especial vulneración dentro de estas organizaciones coercitivas, ya que muchos casos los consideran enfermos que deben ser convertidos, lo que se provoca situaciones de torturas físicas, mentales con consecuencias que llevan al suicidio o la expulsión de su grupo familiar y comunidad”.
El proyecto tiene cuatro ejes fundamentales: la asistencia integral a las víctimas, la elaboración de programas de monitoreo y evaluación de la situación de cada víctima, la asistencia médica, psicológica y jurídica, y por último la investigación de todos los casos de los que se tome conocimiento.
Prohibición de terapias de conversión: sólo 3 países en el mundo
De acuerdo con el informe de ILGA Mundo, solo 3 países prohíben de manera explícita las terapias de conversión: Brasil, Malta y Ecuador.
Desde el año 1999 Brasil cuenta con una restricción legal a nivel nacional para las terapias de conversión, a través de una resolución del Consejo Federal de Psicología, donde se prohíbe la “patologización de comportamientos y prácticas homoeróticas”. Además, indica que psicólogues con licencia “se abstengan de ofrecer tratamiento coercitivo o no solicitado a los homosexuales”.
En Ecuador, por su parte, la legislación surgió bastante más tarde, en 2012. El año anterior el Estado encontró muchos centros de rehabilitación donde había personas internadas por la fuerza para ser “curadas” o tratadas por su atracción hacia personas del mismo sexo.
Entonces, el Ministerio de Salud Pública emitió un Acuerdo Ministerial que en su artículo 20 prohíbe que en los centros de rehabilitación para personas con adicciones a sustancias psicoactivas se ofrezca, practique o recomiende “tratamientos o terapias que tengan como finalidad la afectación de derechos humanos de las personas, en especial el libre desarrollo de la personalidad, la identidad de género, la orientación sexual (como deshomosexualización) (…)”. Lo que no contempla esta legislación son las terapias de conversión que ocurran fuera de estos centros de rehabilitación.
En 2016, Malta se convirtió en el primer país europeo en prohibir las terapias de conversión. Se trata de la ley que contempla la prohibición más amplia promulgada hasta el momento, y la primera ley nacional específicamente pensada, redactada y aprobada con un enfoque integral para prohibir y prevenir estas prácticas.
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