La Bomba de Tiempo no se detiene. La sensación térmica supera los 40º, llegan las Fiestas y parte de la Ciudad se toma vacaciones, pero el ritmo no para. El multitudinario grupo percusivo extenderá sus fiestas de los lunes a las 19 en el Centro Cultural Konex (Sarmiento 3131) durante todo el verano. Una celebración casi sin descansos que empezó hace 12 años.
Los más distraídos se encontrarán con un grupo instrumental que trabaja sólo con percusión y practica una improvisación en tiempo real a partir de un sistema de más de 100 señas con las que un director va conduciendo a los músicos. Así, La Bomba de Tiempo va creando su música en escena, mientras la energía del público marca su impronta y por eso mismo cada show es único e irrepetible. Los Lunes Bomba han llegado a ser uno de los espectáculos más convocantes de la Ciudad de Buenos Aires y se transformaron en una cita obligatoria para todos los turistas y fiesteros que recorren el barrio de Almagro.
Como uno de sus directores, Juampi Francisconi recuerda cómo nacieron esos encuentros que hoy forman parte de la historia del grupo y de sus seguidores más longevos: «Nuestro inicio como combo fue algo que surgió por una necesidad. Todos compartíamos un mismo camino. Desde ese entonces no paramos y hoy la meta es que la gente venga todos los lunes, bailemos, disfrutemos o fallezcamos en el intento. Reunirse en el patio del Konex al aire libre es algo que no sucede en cualquier ciudad. Es algo liberador que nos une como seres humanos, sólo hay que vivirlo para entenderlo», comenta Francisconi
A La Bomba de Tiempo tanto esfuerzo le permitió conquistar una convocatoria creciente. Números más, números menos, las estimaciones de quienes los vieron tanto en giras locales como internacionales llegan a unos cinco millones de personas. Nada mal para un proyecto que nació de manera independiente y que comenzó jugando con la improvisación de estilos y la interacción musical.
«Estamos muy contentos con la manera en la que venimos trabajando. Nosotros somos todos muy antiestrellas, tenemos muy poco de rockeros, así que nos seguimos sorprendiendo. El show creció mucho en luces, pantallas y seguimos trabajando en detalles musicales, puliendo lo que hacemos, inventando nuevas señas y nuevas ideas. Hemos logrado algo raro de conseguir: no tocar ningún estilo de música en particular y encontrar un público. Eso es algo que nos pone orgullosos y queremos compartir», concluye Francisconi. «