“Un pueblo que no ayuda y fomenta su teatro si no está muerto, está moribundo, dijo Federico García Lorca. Hacemos propias esas palabras sobre la situación de la cultura independiente en la Ciudad.” Así cerró, sin poder ocultar su emoción, Andy Vertone, una de las artistas que leyó en conferencia de prensa el documento que armaron la totalidad de los colectivos que forman el espacio de la cultura independiente de la Ciudad, que se autoconvocaron desde hace meses para reclamar ante los estados Nacional y de la Ciudad políticas específicas hacia el sector a fin de, como sostienen, Buenos Aires no se convierta en un “ecosistema cultural donde la única oferta cultural efectiva termine siendo la oficial”, porque eso antes que un “ecosistema cultural, es una trampa. ¿Cuál será el futuro de la principal herramienta de pensamiento crítico que tiene la Ciudad?”, se preguntó Sergio Rower, de la Unión Internacional de la Marioneta (UNIMA), ex titiritero del San Martín y del Catalinas.
“Espacios que terminan cerrando, compañeros y compañeras técnicos, sonidistas que no pueden hacer su trabajo; una problemática que se viene visibilizando desde antes de la pandemia y la pandemia la profundizó y la puso bien de manifiesto -define Lucía Latorre de Fieras Feministas y de MECA (Movimiento de Espacios Culturales y Artísticos)-. El problema es sostener la diaria del espacio, que tiene una serie de gastos: alquiler, servicios, sueldos, y eso se hizo más complicado en este contexto en el que además no se pueden hacer eventos artísticos; por eso muchas salas terminamos cerrando.”
Todos las agrupaciones empezaron un trabajo conjunto en abril, ante los primeros indicios de que la pandemia iría para largo y el aislamiento sería algo necesario para hacer frente al contagio del Covid-19. Así, los distintos colectivos que conforman el espacio de la Cultura Independiente (que explica el 80 por ciento de la actividad cultural de la Ciudad), empezaron una lucha que incluyó, primero, el reclamo y la negociación con los funcionarios a nivel Buenos Aires y Nación. “Hubo líneas de parte de Nación como el Fondo Desarrollar, la beca Sostener Cultura del Fondo Nacional de las Artes I y II, que se crearon específicamente este año para sostener a los trabajadores y los espacios. Pero en la Ciudad se sostuvieron las mismas líneas que estaban y no hubo una inyección presupuestaria extra. Y los subsidios de Ciudad están para mantener proyectos artísticos y culturales y tuvimos que utilizar esa plata para sostener el funcionamiento cotidiano”, señala Latorre.
“En octubre solicitamos, con la ayuda de los legisladores, una reunión con (Enrique) Avogadro (ministro de Cultura de la Ciudad), que luego Avogadro tergiversó un poco los datos como para marear un poco la perdiz: no es que mientan sino que tergiversan un poco las cosas como para que parezca que están presentes -afirma Checha Petrilli, representante de PIT (Profesorxs Independientes de Teatro)-. Y desde esa reunión el Ministerio fue haciendo y diciendo cosas como otra forma de impulsar a que nos dividiéramos: citar por separado a cada una de las organizaciones, decir que los subsidios se habían incrementado cuando en realidad sólo acompañaron la inflación y encima se repartieron entre más sectores, que sea el año en el que más se tardó en cobrar lo que le correspondía a los trabajadores y trabajadoras: todavía hay gente que no cobró lo que le corresponde de esas partidas ordinarias. O sea que lo ‘destacable’ de Ciudad es que no sacaron ninguna línea extraordinaria frente a la pandemia.”
El movimiento enfatiza que “con Nación hubo un diálogo fluido y también nos sentimos escuchados en las demandas, de hecho tuvimos muchas ayudas extraordinarias. Pero a la vez seguimos reclamando el monotributo cultural, la baja de las tarifas de todos los espacios a nivel nacional y el cobro del IFE que por trabas burocráticas algunos recibieron y otros no”, apunta Petrilli. “En Ciudad hay ‘mesas de trabajo’, nos atienden, vamos, nos escuchan, pero no hay nada. Por eso pedimos que se revean los números que hay de presupuesto para Cultura para el año próximo, que se pueden resumir que a la cultura independiente va el 1,98 por ciento cuando provee el 80 por ciento de la actividad cultural de la Ciudad”.
Pese a todo, Latorre, Petrilli y el resto de los que forman parte de cada uno de los colectivos, tienen el optimismo que les dio la prepotencia de trabajo que los llevó a convertirse en esa especie de sistema nervioso cultural que tanto sorprende y cautiva de Buenos Aires. “La salida es colectiva; los necesitamos a todos”.