En una serie de 5 conciertos, Soledad presentó Natural, su decimonoveno disco, con gran banda en vivo y una puesta en escena a la altura de una de las grandes voces de la música argentina. El último disco de la cantante de Arequito es un trabajo donde de manera distinta, pero una vez más, brilla el folklore argentino, sin dejar de mirar nunca la música latinoamericana. De hecho, durante el show agregó a su repertorio muchos boleros y clásicos populares de la región.
Natural tiene 10 canciones, que contaron con la producción de Nico Cotton y Leo Sujatovich (líder de Conociendo Rusia) en los arreglos. Los temas también tuvieron el aporte de Claudia Brant y Loli Molina. El álbum es más que una colección de melodías, sino que es el recuerdo de un momento, como las sobremesas de las juntadas con los afectos. Es un disco que entra indefectiblemente por los oídos, pero pasea por tus sentidos. Junto al gran trabajo visual de la puesta en escena que permitió al público cambiar de paisaje a cada rato, el punto más alto de la propuesta de “la Sole” en esta seguidilla de shows en el Teatro Coliseo fue la sensación de vivir una peña, de recorrido por el país, que transmite la épica del suelo argentino e imprime el alma de la canción criolla.
Si hay algo que define a Pastorutti desde aquel el 26 de enero de 1996 cuando Julio Mahárbiz la anunciaba en Cosquín, es que su magia sigue intacta como ese día, cuando sin saberlo inauguró una nueva era en la música folklórica. Por entonces tenía apenas 15 años, y aunque desde entnces han pasado giras por el mundo, Grammys y sin dudas, la maduración de su estilo, esa energía que impresionó a todos en el gran encuentro cordobés nunca se diluyó. Sus seguidores esperan, aún, ese ritual que desde la «revoleada del poncho» pasó a la leyenda.
En este ciclo de shows desde luego estuvo esa tónica celebratoria, por lo cual Soledad repasó con ganas las casi tres décadas de carrera. No sólo alternó repertorio sino grandes momentos, con la fuerza de toda la banda presente, y otros más íntimos, donde la cantante se lució sólo acompañada por guitarra o piano. El último show de la seguidilla que arrancó el pasado 14 de julio fue a sala llena, en una gran oportunidad para compartir la emoción del cancionero popular argentino, casi una presencia en sí misma capaz de deleitarnos con su voz tan propia.