Operan como una cooperativa y de palabra son una cooperativa, aunque no lo son legalmente; hacen tango que puede sonar tranquilamente en cualquier reducto del rock (Niceto, por caso hoy, Cemento en otros tiempos); las letras y arreglos de sus tangos tienen una urbanidad que los puede emparentar con cualquier otra formación de otros géneros. Nada fuera de lo común en la Argentina contemporánea a la que Siniestra le canta en su último disco, Crash, término que a fuerza de argentinización parece ser una semblanza del tiempo social y sentimental que nos recorre. Sí, sentimental también -y acaso sobre todo-, porque como dice quien oficia de voz cantante, Ale Bordas, la “pandemia nos rompió el proceso de juntadas y grupal; en realidad muchas cosas nos rompió la pandemia: hubo heridas sociales, grupales, individuales; esto nos atravesó a todos y esas heridas han quedado en lo individual, lo grupal y lo social y sociocultural.”
Los siete de Siniestra, que ahora cuentan con violín y sintetizador y samplers, sienten y hacen un tango “en constante evolución, una mixtura de músicas en la que se fusionan distintas sonoridades y discursos que siguen siendo tango: se mantiene la articulación rítmico melódica, aunque quizás desde lo discursivo tengamos cosas distintas para decir”, Y sus composiciones “son una puesta en común desde la individualidad que después se termina de resolver grupalmente”, donde la que la batuta compositiva la llevan Bordas y Diego Bergesio.
“El gran cambio del disco anterior a este es un poco el envolvente, la profundización de la sonoridad desde el lado de los sintetizadores”, define. “Las heridas se ven, no se ocultan las heridas con las que se salió lastimado, pero aún se sigue.” Heridas que, sostiene, llevaron a cambios “hasta en el mismo consumo de la música en Internet, y hasta en la utilización misma de Internet”.
-El disco se puede decir que tiene dos ejes: la resistencia y la reparación. Como banda, ¿cómo resisten y cómo buscan la reparación?
-En principio la resistencia es con el amor, con el afecto. Para un grupo de tango contemporáneo, en un medio que tiende a la dispersión, a las particularidades, te dejan invisibilizado. Hoy en día tocar tango es una resistencia cultural. Y es resistencia porque no hay medios masivos de comunicación que difundan. no hay una inversión dentro de la industria cultural como debiera haber. Y no estoy hablando solo del tango, en muchos otros estilos pasa lo mismo. Pero en el tango en particular porque es casi nulo o nada. Tenés festivales más mercantilistas, como los del gobierno de la Ciudad, que están medio diseñados para el turismo, y desde Nación hay a veces algún empuje, pero no termina de arrancar. Entonces en todo ese submundo hay un montón de músicos, un montón de música nueva muy piola, hermosas músicas en las que entre todos armamos un poco la comunidad y entre todos nos abrazamos y resistimos. Creo que de esa manera uno resiste: armando comunidad. No hay salida que no sea colectiva, no podés existir solo es con la gente.
Crash está compuesto por nueve temas interpretados por Marcela Pedretti (piano), Alejandro Bordas (guitarra y dirección musical), Daniel Ruggiero (Bandoneón), Katharina Deissler (violín), Cristian Basto (contrabajo), Lito Castro (sintetizadores) y Diego Bergesio (vocalista). Que en su vibra apuestan a una suerte de despojarse de todo ese peso que se siente en la pospandemia, un intento de exorcizar múltiples malos tragos como única forma de poder concitar una esperanza. Y si eso no llega, al menos hace sentir que se resiste, acaso el primer síntoma de que la esperanza es posible. “La reparación está en la memoria, en poder acordarse y poder salir a tocar, mostrarle al mundo lo que tenemos para decir. Esa es la mayor reparación. La utopía.” Hablar para decirse, decirse para escucharse y ser escuchado, ser escuchado para no sentirse solo: la primera cura. “Ya hacer composiciones nuevas es un hecho reparador. Por eso nos gusta ver a Crash como un cambio y como un avance, con un mensaje de reparación porque la vida continúa.”
Y también es reparador que el público, además de recibirlos, les devuelva cosas inesperadas, como en México. “Hemos tocado en muchísimos festivales a partir de contactos que hicimos con algunos productores, ya que nosotros somos nuestros propios productores. O sea que todo comenzó con un trabajo muy artesanal, de autogestión. Y armamos un circuito que también incluyó en 2019 cerrar el Festival de Tango en Medellín. En la pandemia se cortó bastante, sobre todo el circuito independiente. Y lo que nos llamó mucho la atención en general pero sobre todo del público mexicano, es que es gente que está muy bien dispuesta a escuchar música nueva. Lo que nos decían los productores allá era: ‘Miren que la gente acá está acostumbrado hasta las películas de Gardel nomás’. Y nosotros contamos cosas nuevas, otras realidades, y la verdad es que fue aceptado de una manera tremenda. Para que te des una idea, estábamos cerrando el Festival de la UNAM (Universidad Nacional Autónoma de México) y la gente terminó arriba de las butacas saltando, algo que no nos había pasado en toda la historia de Siniestra, que el año que viene cumple 20 años.”
Crash, de Siniestra
Presentación en vivo: sábado 2 de septiembre, a las 22, CAFF – Club Atlético Fernández Fierro (Sánchez de Bustamante 772).