Uno es creador y ambos son protagonistas de la comedia de Netflix que ya está entre las más vistas de la Argentina. El humor como recurso para abordar temas complejos y las claves para convertir la osadía en éxito.
La producción de Netflix apunta y tira al blanco de la corrección política y los lugares comunes acerca de la discapacidad, la diversidad de género, religiosa, étnica, y la eficacia (o no) de las instituciones, en este caso, representadas por una guardia urbana inclusiva, que con las licencias del caso remite a aquella unidad que funcionó entre 2004 y 2008 en la Ciudad de Buenos Aires.
En División Palermo los personajes y relaciones humanas pueden ser tan ridículas como reconocibles, entrañables, engorrosas o estrafalarias. Y se despliegan en ocho episodios dirigidos por Korovsky junto a Diego Núñez Irigoyen, en los que brillan, en un elenco encabezado por el mismo autor, Daniel Hendler, Pilar Gamboa, Martín Garabal y Charo López, entre otros intérpretes.
Tiempo conversó con el creador de la serie y con Daniel Hendler sobre esta nueva apuesta de la ficción nacional. «Hace cuatro años me vino la imagen de mis amigos y yo formando parte de una fuerza de seguridad, y me pareció que tenía potencial para la comedia», cuenta Korovsky. «Hablando con ellos y mi familia sobre la historia, surgió la idea de mostrar algo en la línea de las guardias urbanas, que muchas veces son ninguneadas por las mismas fuerzas de seguridad, y que en este caso, también fuera inclusiva, en un intento de ‘lavar’ las apariencias. Me parecía que era una forma de hacer humor con temas que hoy nos atraviesan, y que además podía darnos la posibilidad de explorar el género policial desde un costado diferente».
Es que por la trama también corre un misterio y una surrealista banda criminal que opera en la ciudad, que de casualidad es descubierta por esta nueva división. Mientras todos intentan entender exactamente qué función cumple y las autoridades, incluida la ministra de Seguridad (encarnada por Valeria Lois), tratan de sacar rédito marketinero de la iniciativa, este particular grupo de agentes seleccionados por pertenecer a minorías, se enfrenta sin querer con las oscuras movidas de la calle, la corrupción y hasta un excéntrico killer, interpretado por Carlos Belloso.
El personaje de Korovsky, Felipe, es un joven dubitativo que luego de ser abandonado por su novia, a raíz de un equívoco termina enrolado en este grupo «modelo» que se diferencia de la policía –entre tantas cosas– por no portar armas. Todos ellos están bajo el mando de Miguel Rossi, el papel que lleva adelante Hendler, que supo ser el psicólogo de la comisaría y a quien ahora le encomendaron esta tarea, después de haber perdido una mano. Optimista irremediable, Rossi sabe que el proyecto viene traído de los pelos, pero trata de disimularlo y convencerse de lo contrario. «Lo primero que me interesó fue hacer algo con Santiago (Korovsky). A mí ya me gustaban mucho sus videos, y desde que me invitó a ser parte de la producción me entusiamó la idea. No sabíamos adónde iba a derivar, hasta que finalmente se concretó. La verdad es que es una serie con un guión muy inteligente, afilado en el humor, y se logró un grupo de trabajo que le puso mucho cariño a este delirio», admite el actor uruguayo.
De esta división, son protagonistas también Sofía (Pilar Gamboa), una chica que se moviliza con silla de ruedas y está harta de la lástima ajena y de la condescendencia, que tendrá un cruce especial con Felipe. Sus compañeros se completan con una persona ciega (Facundo Bogarin), un joven con enanismo fanático de las armas (Hernán Cuevas), una escritora trans que busca inspiración para un libro (Valeria Licciardi), un adulto mayor que se niega a aceptar su sordera (Julio Marticorena), y un inmigrante de Bolivia que lucha por triunfar en el stand up (Renato Condori Sangalli). Martín Garabal y Charo López hacen el contrapunto, como dos policías de foja dudosa que subestiman y, al mismo tiempo, se ven amenazados por esta troupe. Fabián Arenillas, Alan Sabbagh, Jonatan Nugnes, Iair Said, Gabriela Izcovich, Camila Peralta y Marcelo Subiotto se suman también con otros papeles.
–¿El humor y la acción son fáciles de combinar?
S. K: –La idea era hacer una cruza del policial con comedia, que nos ayude a contar una historia más allá de la sucesión de gags. Y si bien siempre tuvimos cuidado de pararnos del lado que creíamos correcto para hacer humor, y contamos con la ayuda de muchos colaboradores en el guión para lograrlo, la serie se ríe de nuestras propias torpezas cuando queremos ser políticamente correctos. Y también hay una burla a las instituciones que buscan mostrarse modernas e inclusivas, pero sin hacer verdaderos cambios de fondo.
D. H: –Hay un equilibrio que consigue la serie al superponer géneros e ir pasando de uno a otro con destreza, creando esta especie de verosímil particular que le permite al humor llegar a los bordes, para reirnos de nosotros mismos como sociedad. El policial está equilibrado con lo ridículo de ciertas cuestiones cotidianas. No es un humor que señale o se burle de alguien para hacer reír, sino que es natural. Ni siquiera toma a las minorías como sagradas o impolutas, y ataca a quienes no pueden incluirlas. Creo que es un guión parejo en ambos sentidos; la mejor manera de ser inclusivos es reírnos de situaciones graciosas. Sin decir «esto está bien o lo otro está mal». Sino que todos nos miremos y juguemos con nuestras propias incomodidades, para reírnos sin decir «con esto no se jode».
En estos días que transcurrieron desde el estreno de Divisón Palermo el 17 de febrero, algunos impensados disturbios públicos (como un ladrón robándole las zapatillas a otro mientras es detenido por un agente de la Policía de la Ciudad) demostraron que, más allá de coincidencias fortuitas, una vez más la realidad supera la ficción.
–¿Hasta dónde se buscó retratar una realidad?
D.H: –Creo que todos reconocemos en la historia situaciones que hemos visto o vivido, cosas que podemos identificar. Todo lo que sucede en División Palermo puede pasar, no sólo con las minorías, sino en la política o las fuerzas de seguridad, o en los progresismos que tratan de vestir ciertos ropajes sin saber cómo usarlos, o sólo porque rinde políticamente. Hay una honestidad que maneja la serie que va más allá de ideas personales, que siempre son distintas, no todos podemos pensar igual, pero que de todas formas nos identifican.
–Más allá de haber hecho el guión y de dirigir la serie, en relación a Felipe: ¿cuál sentís que es el fuerte de tu personaje?
S.K: –Creo que Felipe es alguien que, si bien tiene buena fe, no deja de mostrarnos sus miserias todo el tiempo. Alguien con el cual me siento a veces bastante identificado, por más que no me guste. Construir el papel significó, por momentos, también una forma de reírme de mí mismo, de mis miedos e inseguridades.
–¿Y en el caso de Miguel? Porque juega un rol clave para que fluyan los demás, es el que une las partes.
D.H: –En mi personaje recae el peso del disfraz que hay detrás de esta propuesta de la guardia urbana inclusiva. Mientras que a las autoridades no les interesa o se muestran escépticas de que esto funcione, a los mismos integrantes tampoco les importa demasiado el lavado de cara de la policía. Entonces, Miguel está tratando de articular algo que está destinado al fracaso, y con sus propias inseguridades y problemas que están a la vista. Tiene una gracia particular y fue muy divertido encarnarlo, con algo de Quijote, de autoengaño para no sentirse tan ridículo, conteniendo la ira de la frustración a cómo de lugar.
–¿La comedia es necesaria en medio de tanta crisis?
S.K: –El humor a veces puede ser una ayuda para evadirnos de los problemas, pero también puede transformarse en una herramienta para pensar estos problemas desde otro lugar, tener una mirada crítica sobre el absurdo que nos rodea y de nosotros mismos, de nuestras miserias. Y creo que la serie tiene algo de eso, o por lo menos lo intenta.
–¿En algún momento el humor puede mostrar un doble filo?
D.H: -Quizá si no está bien utilizado. Si el humor es inclusivo porque se ríe de todos por igual, no sólo porque habla de inclusión o tiene una pretensión que no alcanza, entonces funciona, eso está claro. Por eso digo que la serie tiene algo saludable. Invita a que el humor sea algo comunitario, permite compartir una mirada a nuestras torpezas y dificultades. Remarca que nos podemos permitir ser y pensar diferente a los demás, en un momento atravesado por el armado de enfrentamientos, de pensamientos cerrados, que nos alejan de la posibilidad de dialogar, de debatir. Hay lecturas de la realidad extremadamente distantes, y que el humor a veces nos invita a cuestionarnos. Es un puente al diálogo que siempre nos viene bien. «
Santiago Korovsky no sólo es actor y guionista, sino que además estudió cine y es licenciado en Ciencias de la Comunicación. Como humorista, comenzó colaborando con Martín Garabal. Luego siguió con contenidos propios –como los que pueden verse en su canal de YouTube– y entre muchos otros, fue parte de programas como Peligro sin codificar, las producciones El reino, Casi feliz, Tiempo libre y películas como Re loca y Mi obra maestra. También es docente y ahora, como creador, director e intérprete de División Palermo, logró combinar casi todas esas facetas y superar sus expectativas. «La verdad es que en la serie hay artistas increíbles, todos con mucha experiencia. Cada uno le dio verdad y humor a su personaje. Rodearme de un elenco de actores y actrices con los que siempre quise trabajar fue un lujo. Y además participó gente que no había tenido tanto lugar hasta ahora en las ficciones audiovisuales, y con los cuales no había trabajado antes y que me sorprendieron mucho. Se dio una fusión entre personas muy profesionales y muy compañeras. Hasta pude darme el gusto de laburar con mi hermana, Daniela Korovsky. Se armó un grupo increíble y pude apoyarme en ellos para pensarme como actor. También conté con la ayuda de Diego Nuñez irigoyen en la codireccción, él me impulsó muchisimo a soltarme y corregirme toma a toma». Sobre el éxito que en poco más de una semana ganó División Palermo y su posibilidad de continuar, dice Hendler: «Cuando hacés este tipo de proyectos cuesta pensar en esos términos. Uno está en el barco y quiere que se mueva para llegar a destino. Y a veces es una osadía. Cuando durante el rodaje veíamos que era posible, la fantasía de seguir apareció. Nos divertíamos tirando ideas de cómo continuar la historia, pero ante todo, uno tiene que pensar en dar lo mejor para terminar lo que está haciendo y que quede bien. Ya estrenar en Netflix es un gran logro».
División Palermo.
Creada y protagonizada por Santiago Korovsky Con Pilar Gamboa, Daniel Hendler, Martín Garabal, Charo López, Hernán Cuevas, Renatao Condori Sangalli, Facundo Bogarin, Valeria Licciardi, Julio Marticorena, Jonatan Nugnes, Marcelo Subiotto, Sergio Prina, Agustín Rittano, Nilda Sindaco, Carlos Belloso, Iair Said, Alan Sabbagh, Camila Peralta, Gabriela Izcovich, Daniela Korovsky, Alicia Labraga, Fabián Arenillas y Valeria Lois. Disponible en Netflix.
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Excelente actuación y temática . Usar el absurdo y el humor negro para hacer una crítica a la seguridad, a las instituciones y a la mirada que tenemos frente a la inclusión y diversidad, me pareció muy inteligente y reflexiva