Se puede decir sin miedo al error –al menos a uno grosero– que Eladia Blázquez fue la ídola de Sandra Mihanovich. Ídola en varias etapas de la vida –incluso la actual–, que excede el ámbito musical, aunque ella solo lo refiera a ese. “Para mí, es una de las autoras más importantes y diría que bastante única”, intenta definir en palabras algo que define mucho mejor con el tono: una voz de emoción por desborde, de esas que quieren decir más de lo que están diciendo, envuelve la frase. Y ella, Eladia, acompañada por Astor Piazzolla, es el motivo de su regreso al vivo el próximo martes 9 de marzo a las 19, luego del parate al que obligó la pandemia, en el marco del ciclo Música en el Hall que organiza el Gobierno de la Ciudad en el hall del Teatro San Martín.

«Es una referente total. Ha habido mujeres que han cantado tango, pero no sé si tantas autoras, y ella fue autora, compositora, intérprete y multiinstrumentista; tocaba muy bien el piano, la guitarra, era única, total. Tuve el placer de conocerla. Pude grabar varias canciones de ella antes de hacerle el homenaje, que siempre le decía que se lo iba a hacer, y ella me miraba como diciendo: ‘Salí, qué vas a hacer, no me vengas a engrupir, me querés dorar la píldora’. Y cuando llegó el momento del homenaje ya no estaba, porque partió el 31 de agosto de 2005, y este espectáculo vino cuatro años después. Así que sigo sintiendo un amor enorme por ella, una gran admiración. Me gusta su manera de escribir, su idioma. Creo que ‘Honrar la vida’ es una de las canciones más bellas que se han escrito en este idioma, y realmente un himno inconmensurable. Así que estoy muy orgullosa y feliz de que me hayan propuesto esta presentación», señala Mihanovich.

–¿A Piazzolla lo conociste?

–No lo conocí personalmente, sí por las cosas que me contó Eladia, porque ella tuvo una relación, un vínculo muy grande con él. Pero para mí es un inmenso, es uno que cambió la música argentina: hay un antes y un después de Astor, tanto en la música argentina como en el tango en particular. Como autor, compositor, como creador de un género que es Piazzolla en sí mismo: una manera de hacer tango, una identidad, que además nos hace recorrer el mundo. Se lo escucha como un referente de la música culta y de la música popular, Astor tiene esa dualidad de ser músico popular y a la vez para el Teatro Colón, y son muy pocos en la historia. Además, tuvo la genialidad de juntarse con poetas como Horacio Ferrer. El martes voy a cantar esa canción que hicieron con Eladia que se llama «Siempre se vuelve a Buenos Aires», que es una maravilla total. A cualquiera que no está en Buenos Aires o extraña Buenos Aires y escucha esa canción se le caen las muelas. Es un diferente, un músico inmenso que creo que lo seguimos descubriendo todo el tiempo.

Cantante y actriz, Sandra Mihanovich tuvo una infancia rodeada de artistas nacionales y extranjeros que en sus visitas a Buenos Aires luego pasaban por la casa familiar para departir y entonar coplas y canciones en memorables tertulias. Luego de una adolescencia en la que se hizo conocida por una publicidad de los cigarrillos Jockey Club, en 1982 grabó Puerto Pollensa, un disco que formó parte de la explosión del llamado por entonces rock nacional y al que la historia posterior le reconoce (en especial al tema que da nombre al disco, de Marilina Ross) ser el primero en hablar del amor romántico entre mujeres. Luego vendrían varios hits como «Hagamos el amor» y «Soy lo que soy», y hacia fines de los ’80 se unió a Celeste Carballo para grabar Somos mucho más que dos (1988) y Mujer contra mujer (1990), que con una tapa de alta sensualidad dio estado público a la relación de pareja del dúo. Los 28 discos editados (once de oro y cinco de platino) dan cuenta de su gran popularidad.

 -Este año ya volviste a lo presencial, aunque en el teatro y con Brujas. ¿Cómo fue esa experiencia?

Brujas fue una bendición que apareció el 17 de diciembre del año pasado, cuando me llamó Carlos Rottemberg para decirme. Me acuerdo bien del día porque él es un contador de cuentos y anécdotas muy detallista, y otro día yo dije que había sido el 18 y me dijo: Sandra, fue el 17. Y bueno, el 3 de enero de 1991 se estrenó Brujas y este año se cumplían 30 años. Así que Rottemberg empezó a dirigir todas las antenas y habló primero con las brujas originales, por supuesto, y todas dijeron que querían; y después las que faltaban: Susana Campos, que ya no está, y hay otra que está pero no puede por una cuestión anímica y de salud, que es Graciela Duffau. Y fue ella misma la que propuso mi nombre, no sé muy bien por qué, ella dice que me vio. Yo sentí una cosa extraordinaria, que me llamaran para una obra icónica, histórica. Y fue difícil porque eran pocos ensayos, mucha historia y ocupar un lugar que ya existía y que uno tenía que meterse en zapatos de otro. La verdad es que va todo de menor a mayor, de maravilla total, feliz de haber aceptado, feliz de formar parte del equipo porque se generó una química extraordinaria en las cinco brujas. Estamos muy felices, disfrutando mucho, sintiendo que hacemos un teatro de resistencia, que hay un ida y vuelta muy lindo con la gente, muy buena energía, así que las seis funciones de miércoles a domingo me hacen estar muy, pero muy bien hipersuperagradecida. Y más.

–¿Sentís que lo de Brujas es una especie de reconocimiento por lo que hiciste por el lugar de la mujer?

–Soy una mujer que ha podido aprovechar las oportunidades que se la han presentado a lo largo de su vida: he podido concretar muchas cosas lindas que me han pasado gracias a la música, en primer lugar. La música fue lo que me permitió armar mi vida en todos los sentidos. Es decir, hacer todas las cosas que sentía, ganarme la vida y formar mi familia, que está compuesta de amigos y de familia. La música me dio todo. Y ahora esta oportunidad de Brujas se suma a las oportunidades que tuve anteriormente. «



Eladia y Astor

Homenaje de Sandra Mihanovich a Eladia Blázquez, a noventa años de su nacimiento; y a Astor Piazzolla en su centenario. Martes 9 de marzo a las 19 en el hall del Teatro San Martín. Entrada gratuita.