Al momento de describir en qué parte del mundo se encuentra en ese instante, Phil Selway dice que puede ver de lejos al gran río que atraviesa a Londres. Se refiere al Támesis. Para darle todavía más poesía a la escena, el artista inglés advierte que el verano va tomando forma en la capital inglesa. Toda una antípoda de lo que sucede en Buenos Aires, donde el frío se hace sentir. A pesar de que en la cultura pop de las últimas tres décadas la mayoría del público lo conoce por su rol en Radiohead, el baterista, al menos formalmente, desde el inicio de la década pasada comenzó a tomar distancia de su instrumento y de sus compañeros a través de sus discos en solitario. Strange Dance es el último de ellos y puede disfrutarse en las plataformas digitales. En sus diez canciones, Selway no sólo deja de lado los tambores, sino que también se para frente al micrófono. «El disparador radicó en el título. Era el tipo de sentimiento que vivimos en la pandemia, la unión de elementos aparentemente irreconciliables de la vida. Sé que algunos intentan encontrar el equilibrio a partir de eso».
Ante la pregunta de si el sucesor del álbum Waterhouse (2104) se comporta como una radiografía de lo que sucedió en la pandemia, el músico de 55 años despacha: «Puede ser, porque fue hecho en medio de ese contexto. Sin embargo, por más de que fue una época que nos dio mucho tiempo para pensar, a la distancia intento verlo con otros ojos. Me gusta la idea de verlo más bien como un disco basado en la reflexión. Ese formato es un dispositivo fascinante para hacerlo. Al final, estoy cantando sobre las emociones. Son situaciones de vida que tanto el resto de la gente como yo podemos experimentar e identificar. Sólo basta con que mires a tu alrededor. Es una manera de confirmar que afuera de esas contorsiones caóticas existe una coreografía elegante que comienza a emerger. No digo que esté bien o mal. Es una oportunidad para hacerlo».
Más allá de la particularidad del periodo en el que se hizo y de su sustancia emocional, la confección del repertorio no distó mucho de la forma en que un artista pinta. La diferencia radicó en que, en vez de lienzo, el soporte fue la música. Por más que la analogía pueda parecer intangible, el resultado se logró: profundizar en las texturas y los tonos. «Eso es cierto», corrobora. «Pero nada de esto hubiera sido posible sin las voces y las opiniones de los músicos con los que vengo colaborando a lo largo de mi carrera en solitario. Realmente, estaba juntando muchos elementos diferentes, texturas orquestales. Creo que una de las grandes características del disco fue haber trabajado con el pintor (abstracto) Stewart Geddes (autor de la tapa del disco). Mientras él pintaba, yo componía canciones».
Aparte de esa dialéctica con músicos ajenos a Radiohead, de entre los que destacan el guitarrista Adrian Utley (integrante de la banda inglesa de trip hop Portishead), la artista de pop electrónico británica Hannah Peel y la productora e ingeniero de sonido italiana Marta Salogni, otros rasgos que sirvieron de antecedente para este disco solista fue la creación de las bandas de sonido de las películas Let Me Go (2017) y Carmilla (2019), y la composición de piezas para compañías de danza. «Esto último me pone muy feliz», reconoce. «Me inspira ver cómo reaccionan ante la música». Pero sin duda lo que lo sacó de su zona de confort fue componer con la guitarra, en vez de con el piano, y producir la obra en simultáneo con Geddes. Ambos encerrados en sus habitaciones. «Me dio el sentido de intimidad. No quería retener un paisaje sonoro más grande», revela.
Geddes y Selwey se conocieron a través de la esposa de este último, y a partir de esa presentación se hicieron muy amigos. «Cuando comenzaron nuestros bloqueos, ambos éramos muy conscientes de que estábamos trabajando en nuestros estudios de una manera bastante aislada», manifiesta. «Aunque quizá eso representaba el problema, sabíamos que de todos modos teníamos que seguir adelante así. La soledad y el autoconocimiento suelen ir de la mano, pero en ese entonces el mundo andaba por obligación en esa sintonía. No nos pareció que funcionara. Por eso acordamos reunirnos por Zoom al final de cada semana para comparar notas. Con el paso del tiempo, nos dimos cuenta de que empezamos a producir. Nos entendimos bien, a tal punto que se dio una gran libertad creativa».
Para entender mejor el proceso artístico que sostiene a este tercer álbum solista, el músico explica cómo aplicó los matices, texturas y profundidades en los temas. «Si te despertás con frecuencia por la noche, existe la posibilidad de que hagas una canción inspirada en esa ansiedad nocturna», ejemplifica. «Para representar lo que sucede, puede que elijas el susurro y también la discordancia. Todo ese ruido que está en tu cabeza. Traté de recrear escenas como ésa a través de los instrumentos. La guitarra acústica da la sensación de dulzura. Mientras que Valentina Magaletti (baterista y percusionista) encontró en el ritmo esa situación inquietante. Por eso, lo que hicieron Adrian y Quinta (la multinstrumentista dentro de esta formación) fue fundamental: ellos se encargaron del equilibrio, recurriendo a la improvisación».
A manera de síntesis, el propio Selway llegó a describir el disco como un cruce entre la cantautora estadounidense Carole King y la británica Daphne Oram, pionera de la música concreta. «Creo que esa batuta en el disco la llevó Hannah Peel. Supo conectar dos mundos que parecen diferentes entre sí: el universo acústico y el electrónico», argumenta el músico cuyo debut solista lleva por título Familial (2010). «Ella logró que no sepas dónde comienza uno y dónde termina el otro extremo. Supongo que eso es algo que deseaba lograr hace mucho tiempo, y finalmente lo hice con esta formación. Me parece que el disco tiene una narrativa musical especial, así como una dirección melódica. Pero dentro de eso quería que el paisaje sonoro no se volviera un lugar común».
En enero de 2023, Selway se encargó de anunciar que Radiohead se reuniría. Pero hasta el momento no hubo fecha para la gira, y mucho menos noticias sobre un nuevo disco de estudio. El último, A Moon Shaped Pool, cumplirá en mayo siete años de su aparición. «Radiohead es una banda con casi 40 años de carrera y es importante saber tomarnos nuestros tiempos. Lo que no quiere decir que no estemos ansiosos por hacer música juntos. Por el momento, nuestros planes se centran en nuestros proyectos individuales», advierte. «