El viernes 26 el público argentino tendrá la oportunidad de disfrutar de las dichas que permite la paradoja de la vida orgánica: el sonido surgido de un incendio, la “belleza de lo que produce el sapiens”, como dice Paulinho Moska, un eslabón fundamental de este encadenamiento de deseos y voluntades que dan vida a Las Guitarras Fenix del Museo Nacional, un documental que da cuenta de esa historia, un recital que da cuenta de su presente.
“En el 2016 me llama un amigo periodista y me dice que conoció a un bombero que tenía una actividad paralela -cuenta Moska-. Era luthier, un arreglador de guitarras que usaba maderas rescatadas de la basura y de los incendios de los incendios para hacer las guitarras. Una historia encantadora. Pero el periodista me llamaba porque este bombero quería hacer un test para ver si las guitarras eran buenas, si sonaban bien. Así conocí a David Lopes, que también es músico: toca la flauta en la banda de los bomberos.” Las tres guitarras que le presentó David eran tan buenas, que Moska quiso comprar las tres: “Vas a tener que esperar otro incendio”, fue la humorada algo oscura que recibió como respuesta. Y el incendio llegó. Un año y medio después pudo comprar su primera guitarra. “Es una de las mejores tres que tengo y tengo 12″, ríe. “Soy un viejito que se ha enamorado de las guitarras y las fue comprando a lo largo de la vida. Y esta es increíble, tiene un sonido perfecto. Tiene la madera de donde vivía una familia: de la cama, la cristalera y una mesita al lado de la cama de la pareja; la guitarra trae la historia de esta familia, de su sexo, sus conversaciones, de sus comidas por las vajillas que estaban en la cristalera. Es todo muy encantador.”
Incendio del Museo Nacional
Sin embargo, el proyecto de Las Guitarras Fénix del Museo Nacional llegaría en 2018. “El 2 de septiembre vimos por televisión las imágenes del incendio de la sede del Museo Nacional”, recuerda con pena. Ubicado en Quinta da Boa Vista, Rio de Janeiro, quedó destruido casi en su totalidad. Hubo pérdidas irreparables, como la colección histórica y científica construida a lo largo de doscientos años, más de 10.000 artículos y unos veinte millones de artículos catalogados destruidos. “Había desde fósiles de dinosaurios hasta sarcófagos egipcios, pasando por varias de las pertenencias de la familia imperial portuguesa a finales del siglo XIX. Ahí vivió Don Pedro Segundo, nuestro segundo emperador, un hombre muy noble que hizo mucho por Brasil. Este bombero estaba en una de las 12 dotaciones que apagaron el fuego. Y él tuvo la misma idea de siempre: estas maderas raras, qué va a sobrar de ahí. Su primera idea era hacer guitarras con Las maderas de este incendio y venderlas en una gran subasta para empresas, y con esa plata ayudar a reconstruir el museo. Son muchas camadas de poesía, muchas camadas de belleza. Mi mujer es historiadora, mi suegro artista plástico y todos estábamos conmovidos por esta historia. Entonces junté a siete personas alrededor de David para realizar el sueño. Y nos intitulamos: Grupo Fénix. Muy cliché pero era perfecto”, ríe. Se juntaron con directores de varios museos de Brasil y consiguieron las autorizaciones correspondientes, pese a que “ya estaba el gobierno de (Michel) Temer, y ya era un poco difícil la cosa artística, logramos las autorizaciones y retiramos las maderas una semana antes de que asumiera Bolsonaro. ¡Una suerte increíble!”
Así comenzó el proceso de filmación, que continuó en plena pandemia. “Fue mucha emoción, calculo que la madera tiene unos 300 años. Son maderas sobrevivientes.” Dos de esas guitarras estarán en Buenos Aires, y el concierto “será a dos guitarras: una de acero y otra de nylon”, como las define. “Son guitarras de altísimo nivel con un sonido muy particular de estas tres vidas: árbol, museo, instrumento.” Y cuenta como confidencia: “Las letras de mis canciones son muy metafóricas, pero claro, surgieron por alguna chica, algún amigo, alguna nota de periódico, un sentimiento, alguna pérdida. Y ahora tienen un sentido nuevo. Porque me parece que todas las canciones hablan de eso, de esta renovación, de esta metáfora, de estos sueños de este bombero increíble”.
Concierto en homenaje
Así se originó el primer concierto en homenaje a lo que llama “fenómeno”, ese acontecimiento particular que irrumpe y disrumpe la vida cotidiana. Y el primero llevó “a otro, a otro y así llegamos a 20”, ríe. Argentina es el segundo país que visita con este recital tan especial, el anterior fue Portugal: diez conciertos en diez días; una maratónica “locura”.
-¿En cuánto creés que en esa madera, en esos nuevos instrumentos, hay un sonido que viene de un tiempo en el que no se registraba el sonido, no se lo grababa?
-Siempre pienso en la semilla, en el origen y en su propio crecimiento como planta. Y después todo lo que pasó alrededor de este árbol: los animales, los pájaros, otros árboles. Porque incluso los árboles se comunican por abajo de la tierra, sus raíces se tocan e intercambian vitaminas. Los árboles se comunican y se cuidan, los humanos tenemos mucho que aprender de ellos. Entonces siempre pienso en esta semilla. Es mi mantra en el camarín: la semilla. Porque también soy muy ligado a la ciencia y siempre pienso en el origen de la vida, las células mononucleares, que luego se dividieron en dos, se unieron con otras, se hicieron seres que hicieron otros seres. Y para mí eso se llama amor. Esta atracción deseo de una célula por otra para producir una tercera. Para mí eso no solo es el origen de la vida sino también del amor.
¿Cuándo?
Las Guitarras Fénix del Museo Nacional. Viernes 26 de mayo, 21, Auditorio Belgrano (Av. Cabildo y Virrey Loreto).