Si se le pregunta en que anda, la respuesta será casi siempre la misma: “Estoy por largar algo nuevo”. Luego de dos años de El vuelo del dragón, el disco que reunió versiones en vivo de 30 años de canciones esenciales, Palo Pandolfo vuelve con un nuevo álbum que irá lanzando por etapas. Fiel a su estilo de transformación constante, con “El alma partida”, el nuevo corte lanzado en las plataformas digitales, el artista muestra lo que será un disco de once canciones que lanzará el año próximo. Este sábado en un show por streaming desde el Centro Cultural Mugica adelantará algo del nuevo material y repasará sus clásicos.
“Considero que tengo muchas facetas. Pero me salió hacer algo electroacústico, solista, con canciones introspectivas, de ritmos afrocriollos, que vengo craneando hace mucho. Desde hace ocho años, para ser exacto. Pero bueno, con la pandemia se complicó y lo fuimos haciendo de a poco. Hice una preproducción el año pasado con Juan Belvis, el sobrino de Lito Vitale, un músico del carajo, y armamos todo para en febrero grabar los primeros temas. Vino la cuarentena y los quince temas seleccionados quedaron ahí. Pero en la locura de la cuarentena empezaron a surgir más canciones”, explica el ex Don Cornelio y la Zona.
Una noche de cuarentena Pandolfo escribió un poema sobre la desesperación y la locura de tener que estar encerrado, y terminó siendo la letra de una canción. «El alma partida» es el corte lanzado por estos días y será el nombre del disco cuando esté terminado. “Escribí el texto y al otro día de lo más profundo de mi cerebro me surgió una melodía que me atrapó. Fue como un punto que vino del inconsciente, se hizo consciente y le di forma para unirlas. Se me abrió una veta, que terminaron siendo ocho canciones más. La verdad que me hinchaba las pelotas largar canciones sueltas pero ahora se estila y mucha gente me pedía novedades. Y este era perfecto. Hace mucho que no me pasaba componer un tema en julio, grabar en octubre y editarlo en diciembre. Lo sentí como una urgencia. Hay un vértigo que me dejó hacerlo y estoy contento porque habla de lo que me pasó en estos meses: habla de cosas personales, pero también de lo que se siente ante tantas pérdidas humanas”, señala.
–¿Cómo preparás esta vuelta al escenario para presentar el nuevo tema?
–Haré algunos temas solo como hice en Cantautor federal, el streaming que hice en junio, y después me juntare con algún otro ser humano a tocar, lo cual se siente bárbaro después de tanto tiempo. Además de la canción nueva y la otra que ya tengo, voy a recorrer todas mis épocas y estilos que me gustó explorar. Va a ser un reencuentro con los sentidos, con una puesta en escena visual fuerte para dejar de estar escindidos de nosotros mismos luego de tanto tiempo. Se van a escuchar samplers, bombos, sintetizadores, loops, pianos, y también guitarras criollas y acústicas.
–¿Cómo viviste la cuarentena?
–Yo tenía un montón de laburo programado. Conciertos en Mendoza, Chile, una gira por España y Portugal. Cuando se cae todo, me sentí como el orto. La bronca, rabia y la furia se adueñaron de mí. Lo que muchos decían que era tiempo de reflexión, me costó. Por suerte estuve hasta mediados de julio viviendo con mis hijos y esa dinámica familiar me bajó. Luego ya me vine a trabajar en soledad y bueno, surgieron cosas de ese viaje introspectivo. Me di cuenta que los cuatro años anteriores fueron tan difíciles, tuve que laburar tanto para mantenerme a flote que no tuve tiempo de componer casi nada. Así que pude aprovechar sobre el final de esta crisis, que es la forma que tenemos los humanos de seguir para adelante. Salimos de una y nos metemos en otra, sólo hay que tener la claridad para no nublarse y ver la salida.
–¿Cómo ves al país?
–Es complejo. No es fácil venir de una profunda crisis y meterte en un panorama mundial terrible. De la destrucción a la imposibilidad de hacer cosas por una enfermedad, no te deja nada cómodo para rearmar un camino. En la multipartidaria, la marcha contra la dictadura, en la que estuve, el 30 de marzo de 1982, había 15 partidos políticos. Había muchos más partidos en ese momento que ahora, eso es muy paradójico. Pero estar en la calle y de gira me hizo dar cuenta que los ideales básicos que todos deberían tener, muchas veces se dejan de lado. Creo que hay que ser pragmático. Hay que ver objetivos a largo plazo y ver la herramienta. Creo que se necesita un eco humanista. Tenemos que crear una sociedad donde el ambiente y los alimentos sean sagrados, donde las necesidades sustentables de la tierra sean más importantes que nada, pero que las personas sean también un elemento básico. Una especie de psicopolítica que tenga en cuenta lo que le pasa a las personas. Siento que se repiten síntomas en la vida política nacional que tiene que ver con una programación neurolingüística que nos dejaron los ancestros de la patria. Lo espiritual es difícil de cambiar en una sociedad materialista, pero al menos tendríamos que ver que pasa por la cabeza de todos. El endeudamiento y la destrucción de lo público tienen que ver con una concepción que no tiene en cuenta a los demás. Frente al ajuste conservador, la organización política. Lugares donde se hable y se encuentre sentido a las cosas. Veremos qué pasa.
–Mientras tanto, ¿el arte para sanar?
–Este año fue duro. Perdimos al Negro Fontova, a Gabo Ferro, a Rosario Bléfari. Todos grandes que vamos a extrañar con locura. Pero su legado nos enseña algo. La muerte de su cuerpo no nos llevó el alma de sus creaciones. El dolor lo pudimos sobrellavar por el clima emocional que nos dejan lo que ellos hacían y los hacia únicos. En las obras de arte nos crean una atmosfera que te hace pensar sobre la realidad, pero siempre te abre una ventana para seguir. O la muerte de Diego, otro artista popular.
–¿Qué te pasó cuando te enteraste?
–Fue una bofetada. Quería ir a la casa de gobierno pero después me acobarde. Quería estar ahí. Era una figura icónica con la que todos podemos identificarnos. Generaba amor, por lo que fue como jugador y por el carisma único que tenía. Era una persona que transmitía libertad, era muy inteligente y se notaba que no paró de aprender en esa vida tan loca que le tocó. Capacidad para estar con el pueblo y con líderes mundiales, hablando de lo que sea. Pero siempre siendo un ser creador. Con su cuerpo, con su mente y su alma, siempre con algo emocional y creativo en cada cosa que hacía. Se lo va a extrañar.
Días de radio
Palo Pandolfo siempre supo que iba a hacer radio. Por eso no sorprende que tenga su programa en Radio La Ciudad, de Ituzaingó (www.laciudadweb.com.ar). Pensamiento Libre sale al aire todos los martes de 21 a 23. “Arranque el año pasado y cuando me lo propusieron fue algo natural. La zona oeste es un lugar donde vivo hace muchos años y además ya tenía formada en mi cabeza la idea de cómo sería hacer radio o de como lo haría yo”, comenta el ex Los Visitantes.
Para Pandolfo la clave era generar un clima para que la poesía y la música, elementos claves en su vida, puedan transmitir y estimular el oído de los oyentes: “Hace años que junto cosas que me llegan. Escucho bandas, solistas e indago en su mundo sonoro. Hago el programa que me gustaría escuchar. Paso música moderna, antigua y surtida elegida con una subjetividad extrema.».
El programa –puntualiza– es como estar en el living de su casa escuchando discos y charlando. “Me permito delirar, sin guiones, me siento en mi salsa y dejo que me lleven los infinitos caminos que se te abren.
–¿Hacer este programa no posterga tu labor como músico?
–Para nada, de hecho es parte de mi labor, considero. Es parte de mi vida hablar de música, está bueno compartirlo con quien quiera y le interese. Pero mi labor creativa no se detiene.