Luego de más de 20 años viviendo en Los Ángeles y en medio de duras críticas a la sociedad estadounidense, la leyenda del rock pesado Ozzy Osbourne volvió a radicarse junto a su esposa Sharon en su Reino Unido natal. «No quiero morir en Estados Unidos. No quiero que me entierren en el jodido Forest Lawn. Soy inglés y quiero estar de vuelta en casa», sostuvo el artista en una entrevista concedida al periódico británico The Observer.

Allí, sostuvo que «todo es jodidamente ridículo» en Estados Unidos y afirmó estar «harto de que la gente muera todos los días». «Dios sabe cuántas personas han recibido disparos en tiroteos escolares. Y hubo ese tiroteo masivo en Las Vegas en ese concierto. Es una locura”, expresó el artista.

Ozzy Osbourne planea establecerse en su mansión de Buckinghamshire, tras su sorpresiva aparición de este mes en la clausura de los Juegos de la Commonwealth, en Birmingham, ocasión en la que se volvió a reunir con su compañero de Black Sabbath, el guitarrista Tony Iommi, para una versión de su clásico «Paranoid».

Se trató de la primera aparición sobre un escenario del vocalista desde noviembre de 2020, cuando actuó en Alemania luego de haber sido diagnosticado de Mal de Parkinson. Con 73 años y varios problemas de salud -aunque milagrosamente vivo y en aceptables condiciones, si se tiene en cuenta el estilo de vida que llevó marcado por los excesos-, Ozzy Osbourne lanzará el próximo 9 de septiembre su undécimo álbum solista Patient Number 9, en el que participan Eric Clapton, Jeff Beck y el fallecido baterista de Foo Fighters, Taylor Hawkins, como invitados.

En tal sentido, el músico no descartó futuras colaboraciones con su exsocio en Black Sabbath, ni nuevas giras. «Me voy a retirar el día que esté en el cajón, y así y todo, me levantaré en pleno funeral para hacer un bis», expresaba el artista al final del documental de A&E, Las nueve vidas de Ozzy Osbourne.