Mientras festejan los 25 años de su mítico disco debut, la banda emblema del punk rock nacional y proletario lanzó Amigos de lo ajeno, un álbum de covers que incluye temas de Sumo, Nirvana y José Luis Perales, entre otros. La participación de Andrés Calamaro y Vicentico.
Por un lado, durante este año el grupo festeja los 25 años del exitazo de Valentín Alsina, el disco debut (15 canciones en sólo 28 minutos) con el que cautivaron al gran público en 1994. Por el otro, en estos días el quinteto celebra el lanzamiento de Amigos de lo ajeno, su nuevo disco de estudio (editado en vinilo y digital), en el que decidieron homenajear a varios héroes del mundo de la música que de alguna manera “son los responsables de que estemos acá”, explica Mosca, cantante y emblema de la banda.
El décimo tercer disco de la banda fue mezclado y masterizado –parcialmente– en Abbey Road y propone reversiones de siete clásicos de diferentes géneros. Así aparecen temas de Los Fabulosos Cadillacs (“Contrabando de amor”), Sui Generis (“Bienvenidos al tren”), Sumo (“Banderitas y globos”), Nirvana (“Polly”), José Luis Perales (“Un velero llamado libertad”), El Chapo de Sinaloa (“Le hace falta un beso”) y Andrés Calamaro (“La mitad del amor”). Participan del álbum como invitados Vicentico, su hijo Fermín, Roberto “RA” Díaz (actual bajista de Suicidal Tendencies) y Andrés Calamaro, entre otros.
A Mosca se lo ve algo cansado después de llegar “en modo tour” (según sus propias palabras). Entre cerveza y cerveza comienza a deshilvanar los pormenores y el origen de un disco que cerró una ausencia de seis años en los estudios de grabación. “Hacía mucho que no grabábamos, tanto que no me acuerdo en qué compañía estábamos. Teníamos muchas ganas de hacer un disco de covers, pero de los largos. Nosotros somos mucho de tocar y viajar, lo que nos da una cucarda de oro porque tenemos una pole position en ese tema. Te digo más, acá las bandas viajan al festival Vive Latino, pero nosotros vamos a todos lados y así venimos de cansados, hechos bolsa de viajar como no lo hacen los Rolling Stones (risas). Pero volviendo a la pregunta, después de la idea de hacer un disco largo la cambiamos por la de hacer un EP, algo que después también cambió por hacer un disco de extensión normal. Si me apurás te digo que todo esto comenzó a principios de 2017”, aclara Mosca poniéndole una fecha formal al primer esbozo de Amigos de lo ajeno.
–El disco tiene siete temas pero ustedes son cinco músicos. ¿Cuánto costó ponerse de acuerdo para la lista final de canciones que incluiría el álbum?
–No nos costó tanto. Cada uno se puso a buscar canciones de otros artistas que admirábamos y nos decidimos por estas siete canciones que forman el disco. Nos hubiera gustado sacar un disco más largo, ese disco inicial que era más largo, pero como nosotros nunca paramos la pelotita nos costó mucho encontrar el tiempo. Porque primero tuvimos que grabarlo, después tuvimos que viajar a tocar a Europa, luego a mezclar y masterizar en Abbey Road algunos temas. Más tarde se masterizó el resto, y mucho más tarde nos tuvimos que poner de acuerdo con la compañía, y recién después de todo eso vino el tema del arte… Ufff… (suspira). ¡Imaginate si el disco incluyera quince temas! Tardó tanto todo que se parece a Chinese Democracy, el disco de Guns N’ Roses que tardó en salir como diez años (risas). Encima, yo me encargué también de hacer la tapa, porque tengo que confesar que soy un diseñador gráfico frustrado, pero más allá de eso siempre me meto en el tema del diseño de los discos.
–El título Amigos de lo ajeno puede vincularse con delitos pero también con el amor que ustedes le profesan a las versiones originales de los temas.
–Sí, viene por esos dos lados el nombre del disco. Pero al principio me acuerdo que se iba a llamar Hospital, algo que se nos ocurrió cuando nos perdimos con una combi en México. Y un día, en otro viaje largo, vino uno del grupo que no me acuerdo bien quién era y me tiró el nombre: «Mosca, ya tengo el título del disco. Se tiene que llamar Amigos de lo ajeno.» Ahí nomás dije: «¡A la mierda con Hospital!» Enseguida caí que las canciones no eran nuestras y funcionan como pequeños homenajes que les hacemos a nuestros héroes.
–Un disco de covers presenta la necesidad de desmarcarse de las versiones originales. ¿Cómo manejaron ese factor?
–Es raro hacer covers y no es algo sencillo, sobre todo porque se puede dar eso de que si hacés la versión igual a la original no le aportás nada a la gente. Y si no la hacés diferente para eso quédate con la original y listo. De todas formas, seguimos los cánones IRAM de cada canción pero le dimos una vuelta de tuerca. Creo que finalmente quedaron muy bien.
–¿Hubo alguna versión que se volvió más complicada que otra?
–Nos costó mucho la versión que hicimos de “Polly” porque no encontrábamos la onda al traducirla. Después de muchas idas y vueltas, afortunadamente lo logramos. El resto no nos trajo muchos problemas porque las laburamos bastante.
–¿Cómo fueron pensando en los invitados que grabaron? Por viajar tanto ese aspecto también podría haberse complicado.
–Sí, eso puede ser un quilombo y a veces no es factible contar con quien pensás. Me acuerdo que un día a la mañana, durante un fin de semana, estábamos en plena grabación y cayó Vicentico con Florián, su hijo guitarrista. Él metió voces en “Contrabando de amor” y el pibe metió guitarras mientras teníamos un desayuno de campeones. Después, mientras hablábamos, salió el tema de lo lindo que sería tenerlo a Andrés en el disco, y ahí nomás Vicentico nos dijo: “El tipo es un amigo, esperen que lo llamo”. Lo ubicó en España porque estaba de gira y Andrés se re copó a la distancia. Le mandamos el tema por Internet y mandó todas sus voces desde Europa. También participó Roberto “RA” Díaz, que grabó el bajo en “Banderitas y globos”, el tema de Sumo. A él lo conocimos por intermedio de nuestro sonidista, porque Roberto fue el bajista de una banda local que se llamó Timmy O’ Tool. Después que se terminó esa banda, se fue a vivir a Estados Unidos y desde entonces es el bajista de Suicidal Tendencies. Que toque con nosotros se dio porque nos vino a ver a un show que hicimos en Los Ángeles, después de eso nos pusimos medio en pedo y le propusimos grabar, algo que finalmente se dio en este disco. Y otro que vino a grabar, que en realidad fue uno de los primeros que vino, fue Sergio Rotman. Te digo más, creo que vino antes que Vicentico. Así que si ese fue el primero, el que vino en último lugar creo que fue Andrés, pero lo importante es que ellos contribuyeron y se prestaron de la mejor forma para que tengamos el disco que tenemos.
–Amigos de lo ajeno es el disco número trece de la banda. ¿Te genera algo especial mirar hacia atrás y ver toda una extensa discografía?
–¿Es el disco trece? Uh, ¡perdí la cuenta! (risas). Lo único que me pasa con eso es que me siento que estoy en camino y eso me pone bien. Ojalá que eso nos permita el año que viene poder lanzar más música, que es lo que más nos gusta. Lo importante de todo es que seguimos en camino después de tanto tiempo. Somos una banda que nadie pudo detener: ni nosotros pudimos arruinar nuestra carrera (risas). «
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