La nueva película del prestigioso director se estrenará este jueves y retrata la historia de Zabo, un joven que se aferra a la vida luego del suicidio de su mejor amigo y la tragedia de Cromañón.
“Zabo la escribió cuando tenía 16 y 17 años y me la pasó cuando aún no estaba publicada -cuenta el director Santa Ana-. La leí con muchísima velocidad porque estaba muy ansioso y me pareció revolucionaria. Por un lado, que un chico después de la tragedia de Cromañón pudiera empezar a ponerle palabras tan rápidamente a ese dolor era increíble. Por otro, es una mirada de la adolescencia desde un adolescente, cuando por lo general vemos películas o leemos novelas hablando de adolescencia desde una mirada adulta, mirando hacia atrás.” En esos textos vio una película hecha y derecha y le propuso escribirla, pero Zabo prefirió que lo hiciera Santa Ana y que él daba el visto bueno o no.
-La relación que tiene Zabo y sus amigos con un montón de temas, de la muerte a la experimentación sexual, es llamativa.
-Cuando era adolescente en los 90 recién se empezaba a hablar de homosexualidad, de diversidad, en el 92 recién se hizo la primer marcha del orgullo; yo tenía apenas 13 años. En esa época todavía se habla de que era una perversión, una enfermedad mental, había mucho tabú y mucha homofobia y transfobia. Eso después entra en uno mismo: me gustan los chicos, «¡Uy! ¡Está mal. En el 2000 eso ha evolucionado muchísimo y si bien hay homofobia y transfobia, en el colectivo hay mucha más fuerza de contención para salir del clóset, pueden vivirlo con muchísima mayor libertad de lo que era mi época. La historia del trío que aparece en la película tiene que ver con eso, con que la pansexualidad viene de más lejos, no es de ahora.
Pero esa generación que en su momento pareció silenciosa luego de Cromañón, Zabo pone en evidencia que en realidad fue silenciada. “Estamos hablando de chicos que a raíz de la tragedia de Cromañón no pueden salir a bailar, ir a recitales, y entonces se inventan sus propias formas de esparcimiento. Toman un galpón y hacen fiestas ahí.” Y ahí experimentan con todo lo que, de la noche a la mañana, no le permitieron más: música, sexo, alcohol, drogas. Y en esa experimentación, consiguieron descubrir y saborear cosas a las que de haberse atenido a las normas y su normatividad difícilmente habrían accedido. Por eso el esfuerzo por conseguir la música de Boom Boom Kid, Árbol, Airbag y Adicta (más no pudieron ser porque “poner música en la películas es muy caro en Argentina”): “Era algo que iba a estar muy presente y queríamos poner algunos temas que representaran la época”.
Para quienes estaban de antes o vinieron después que ellos, Yo, adolescente es sumamente reveladora. Y la pandemia que mantiene cerradas las salas y obliga a los estrenos exclusivamente en streaming, aparece como una gran oportunidad para los chicos de hoy que quieran saber cómo eran los que tuvieron su edad en la primera década del actual siglo. “En el cine argentino tenemos un gran problema con la exhibición: nunca podemos llegar a estrenar en todas las salas que queremos, ni tampoco podemos llegar a todas las latitudes. Entonces nos brinda la posibilidad de llegar a un montón de lugares. Todos los estrenos que hubo hasta ahora están entre los 25 y 30 mil espectadores, algunos con 80 mil, cuando películas similares en salas tendrían menos de 20 pantallas o 15 y más concentradas en Buenos Aires con muchísimos menos espectadores. No llegarían a pueblos, apenas llegaría a las ciudades grandes del resto el país.
-Esos números muestran que no es que el cine argentino no gusta o no tiene temas que le interesen al público.
-Claramente es una cuestión de acceso. Hay muchos público interesado en ver cine nacional y las productoras argentinas producen para plataformas como Netflix, Amazon Prime, y nuestros productos se ven en todo el mundo. Nuestra industria es grande más allá de que nuestros presupuestos sean pequeños; y nuestro cine es mucho más reconocido afuera que en nuestro propio país: es muy reconocido tanto en su calidad técnica como de narrativa y de historias. Justamente porque tenemos este problema de distribución. Esta película ya está vendida a Estados Unidos, Francia, Canadá, Alemania. Es más fácil venderla al extranjero a que la compren los canales de cable argentinos. Si no hay voluntad de resolver el tema de la cuota de pantalla habrá que inventar nuevos circuitos de exhibición que sean propios del cine argentino. Estoy elucubrando nuevas utopías (risas).
Yo, adolescente. Dirección: Lucas Santa Ana, basada en la novela homónima de Zabo. Con: Renato Quattordio, Malena Narvay, Thomas Lepera, y Jerónimo Giocondo Bosi. Estreno jueves 23 a las 22 en Cine.Ar TV; repite el sábado 25 a la misma hora. Luego, en la sección Estrenos de Cine.Ar Play
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