Con argumentos justificados, diversas producciones de Disney fueron tildadas de xenofobia, racismo, homofobia, apelación a la crueldad melodramática y reproducción de la ideología del imperialismo estadounidense.
Haciéndose cargo de algunas de las acusaciones, en enero de este año, Disney + autocensuró para el público infantil clásicos de su factoría como Peter Pan, Dumbo y Los aristogatos por incluir escenas donde los personajes parodian el baile de los pueblos originarios, unos cuervos se burlan de los rituales africanos o felinos malvados son caracterizados como chinos reforzando estereotipos negativos de extranjeros. También se pusieron en tela de juicio Blancanieves y la Cenicienta por fomentar la supremacia de la raza aria y el machismo.
Con la intención manifiesta de mostrar un perfil más contemporáneo e inclusivo, Disney+ lanzó la serie de seis cortos “Launchpad” (“Descubrimientos”), en los que prevalecen directoras mujeres y directores de procedencia asiática. A su vez, los argumentos se alejan de los estereotipos de la industria del viejo Walt con el propósito de dar representatividad a culturas tradicionalmente silenciadas.
Así, aparecen “American Eid”, escrito y dirigido por Aqsa Altaf, que se centra en una inmigrante musulmana paquistaní que quiere celebrar su tradicional festividad de ayuno religioso (EID) en una escuela de Estados Unidos; “Dinner is served” (La cena está servida), de Hao Zheng, que denuncia la discriminación racial a partir de un estudiante chino maltratado en su puesto de trabajo de una institución elitista norteamericana; y “The Last of Chupacabras” (El último Chupacabras) de Jessica Méndez Siqueiros -directora mexicana que se define de ascendencia mixta indígena sonorense y europea-, que reivindica la cultura de los pueblos originarios con una criatura mitológica que resucita de tiempos ancestrales a rescatar el presente solitario de una simpática chicana que vende tamales.
Los otros tres son “The Little Prince(ss)” (El princesito), de Moxie Peng, que describe la dulce amistad entre Gabriel, un niño chino de siete años que adora el ballet y las muñecas y Robbie, otro niño chino, hijo de un padre homofóbico; Growing Fangs (Cuando crecen los colmillos), de Anne Marie Pace, la historia de una adolescente mexicano – estadounidense, mitad humana y mitad vampiro -metáfora donde pueden leerse múltiples diversidades- tiene que manifestar su identidad secreta para defender a un amigo de la escuela; y Let´s Be Tigers (Seamos tigres).
Let´s Be Tigers (Seamos tigres) narra la historia de Avalón, una joven niñera dolida por la muerte de su madre y consolada por el niño al que tiene que cuidar.
La directora Stefanie Abel Horowitz -que en 2020 estuvo preseleccionada al Oscar por el corto A veces pienso en morir– se inspiró en una anécdota personal: “Cuando tenía veinte años, me encontré con un chico de cuatro años que me disparó con su dedo y me dijo: ´Ahora estás muerta’. Evidentemente uno piensa en la muerte como la mayor tragedia de nuestras vidas. Todos vamos a morir. El punto de partida de Let´s Be Tiger fue cómo hablar de cuestiones difíciles con los niños con el imperativo de ser honesta con ellos”.
En el corto la vida y la muerte se presentan como procesos naturales que los niños simbolizan a partir del juego. A su vez, el infante es hijo de una pareja de varones gays que son mostrados sin ambages ni aspavientos.
Horowitz resalta: “soy mujer y directora, cuestión que no me parece menor para pensar estos cortos como una etapa de Disney más enfocada en programas e historias más personales de quienes hacen las películas”.
Launchpad está disponible en Disney +