«Lago Escondido, soberanía en juego», para que nuestros hijos no vivan en una colonia

Por: Daniel Cholakian

Lago Escondido, soberanía en juego retrata los caprichos del británico Joe Lewis en Río Negro. Pero también invita a pensar sobre la extranjerización de la tierra en distintos puntos del país.

En febrero de 2023 se concretó la séptima marcha hacia el Lago Escondido, que se encuentra dentro de la mega estancia del magnate británico Joe Lewis, quien niega el acceso a las costas y desconoce la ley. Las movilizaciones son organizadas cada año por la Fundación Interactiva para promover la Cultura del Agua (FIPCA), liderada por Julio Urien. El millonario inglés, amigo de Mauricio Macri y anfitrión de jueces federales, dispone de un grupo de choque para reprimir a quien intente llegar hasta allí. En la propiedad parece regir un estado paralelo y esto es contado de manera clara, precisa y con gran ritmo cinematográfico en Lago Escondido, soberanía en juego, documental que se presenta en diferentes espacios públicos de manera libre y gratuita.

“La idea de hacer la película surgió cuando me enteré que un grupo de argentinos habían sido cercados y no les permitían avanzar hacia el Lago Escondido. Entre esos argentinos patriotas estaba Jorge Rachid, a quien conocía por una película anterior. Me dio una profunda vergüenza que militantes como él estuvieran allí arriesgándose, poniendo el cuerpo, y yo estuviera en mi casa sin poder ayudar en nada”, cuenta a Tiempo Camilo Gómez Montero, director de la película. “Me propuse sumarme a las marchas, e inmediatamente surgió la idea de hacer un documental. Estábamos sin un mango para hacer la película, y no nos dio mucha pelota nadie, pero un amigo de Córdoba, cineasta como yo, estaba de acuerdo con que es un tema que había que filmar. Así que rompimos un par de chanchitos, nos juntamos con un grupo de laburo pequeño, muy profesional y muy comprometido con filmar esta historia”.

La película cuenta los dos escenarios principales donde se puede ver el poder del multimillonario inglés en la zona: el camino de Tacuifí, al que se accede por la ruta 40 y que es el viejo camino vecinal que permitía llegar al lago, hoy cercado y bloqueado por el estanciero inglés, y el camino habilitado por Lewis para garantizar el acceso ciudadano al mismo, que es un complejo camino de montaña que requiere varios días de recorrido a pie.

“El recorrido que va por la montaña hasta la costa del lago requiere siete días de caminata por montaña con una enorme dificultad, pero además tiene el enorme peligro que significa cruzarte con el ejército paraestatal que tiene Lewis, un grupo de matones que literalmente están dispuestos a molerte a palos si se te ocurre acercarte al lago”. La película cuenta, con una precisión que no deja dudas de cómo, por qué y bajo qué órdenes se origina, la represión ejercida por empleados de Lewis. “En 2023 la violencia que se ejerció a unos compañeros que lograron avanzar en el camino de Tacuifí fue la más brutal de todas”.

A diferencia del camino de montaña “abierto al público”, a ese camino se accede desde la ruta y se puede transitar con cualquier vehículo. El realizador explicó que uno de los abogados del Bolsón, participante de la movilización le contó, que “cuando era un jovencito agarraba el camino de Tacuifí y se iba a pescar truchas al lago. Entraban sin ningún tipo de problema. Es un camino que fue público toda la vida y hasta hace pocos años”.

Lago Escondido, soberanía en juego no tendrá estreno en salas comerciales. Lo presentan en diferentes espacios comunitarios a los cuales son invitados. “Cada vez que nos piden la película, ya sea para un cine, para un teatro, para una escuela, para una universidad, para una unidad básica, el compañero encargado en ese lugar de la copia se acerca, proyecta la película, se produce allí un intercambio muy valioso con el público”. La película lleva 160 proyecciones en 16 provincias y ya están organizando otras 40 presentaciones. Al finalizar la exhibición se organizan  charlas que permiten que los espectadores lo relacionen con situaciones que se viven en sus propios territorios.

Una de las intenciones al difundir este trabajo es poder contar esta situación que sigue siendo desconocida o deformada por los muchos medios masivos. “Cuando yo volví a Corrientes”, relató Gómez Montero, “fui a comprar pollo y el que me atiende me preguntó ‘¿de dónde venís?’. ‘Vengo de Lago Escondido’, le contesté. Y el flaco me dijo ‘Ah! Ahí donde fue ese grupo de kirchneristas pagados por el gobierno y los molieron a palos’. Yo me quedé helado, porque vive en la otra punta del país y 48 horas después tenía construido el discurso que querían los medios hegemónicos. De alguna manera tenemos que hacer que se sepa la verdad”.

En su propia provincia, Corrientes, donde Douglas Tompkins compró decenas de miles de hectáreas en los Esteros del Iberá, el director se vio sorprendido en la proyección que hicieron en una escuela rural de Goya. “Al finalizar un chico me dijo ‘eso que pasa en la película, pasa acá. Nosotros íbamos al río Corrientes a bañarnos, pero ahora cuando me acerco a la zona, escucho tiros al aire para que no me acerque más, porque lo compró un norteamericano a toda esa costa del río Corrientes para hacer un coto de caza. Entonces vienen europeos y norteamericanos a cazar axis –el ciervo de la zona–, y nosotros ya no nos podemos bañar el río’. Yo quedé impactado. Se paró una docente y contó que un gringo compró 4500 hectáreas en la zona y ahora ya no permite que accedan a la costa”, graficó cómo la realidad del Lago Escondido se repite en muchos lugares de nuestro país.

“Creeme que se multiplica por toda la patria. En el país hay cientos de casos como el de Lago Escondido. Ya sea por el litio, la minería, el agua o los bosques. La extranjerización de la propiedad es brutal. ¿Qué le vamos a dejar a nuestros hijos? Si se consolidan lagos escondidos con realidades como las que se ven en la película, territorios enteros controlados por extranjeros a donde no vamos a poder entrar, les vamos a dejar una colonia”.

Lago Escondido, soberanía en juego

Dirección: Camilo Gómez Montero. Cámaras: Raúl Laffitte, Gustavo Ignacio Agustinho y Camilo Gómez Montero. Proyecciones en todo el país. El documental obtuvo el premio del Jurado en la categoría “Movimientos Sociales y Organización Ciudadana” del XIII Festival de Cine Hispanoamericano que se realizó este año en México.

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