La agrupación más rockera del tango se presenta todos los miércoles en el CAFF.
Un mes sin subirse a los escenarios le hace decir a la cantante Julieta Laso que muere de ganas por cantar. Ella representa uno de los grandes cambios de esta formación surgida en 2001, nacida y criada cooperativa, que desde entonces inoculó de furia al tango. Y lo es porque hasta su presentación como cantante en 2014 la orquesta había sido sólo habitada por varones. Hoy más que nunca puedo decir que soy completamente Fernández Fierro -sonríe Laso-. La camiseta recontra puesta, y perfecta. A medida.
En su momento no es que hubo polémicas, pero sí dudas acerca de la conveniencia de cambiar algo que había funcionado tan bien durante más de una década. La mirada tenía mucha presión -recuerda-, pero ya hace bastante que fui aceptada por el público; me apoyaron mucho. Siento que yo era más para la orquesta que para cualquier otro grupo. No fue difícil ensamblar. El disco en vivo que se grabó ese mismo 2014 y las múltiples presentaciones de la agrupación lo corroboran. Es que Lazo ingresó con la humildad de la que sabe que entra a algo grande. No importa cuán grande para los demás, sino para sí misma. Y la hinchada, porque en eso los públicos como los de la Fierro se parecen a los del rock, que se parecen a los del fútbol, la aprobó y le dio el espacio y el tiempo que ella necesitaba para ser la cantante que la formación necesitaba. Un proceso que ella, como suele decirse ahora, llama orgánico.
Fue mi experiencia más profesional a nivel laburo, a nivel escenarios en todo el mundo; me hizo crecer muchísimo. Siento que es un poco más rockero mi estilo, creo que le di eso a la orquesta, y la orquesta es bastante rockera. Y después, soy una mujer, algo que, aunque ella no dice más, le da un nuevo tipo de armonía a la orquesta.
Otra característica notable de la Fierro (o la Fernández, o la Fernández Fierro, según el fan que lo diga) es su organización cooperativa. Se labura muy fuerte. Por eso la continuidad en años y que hayan podido mantenerse es súper admirable. No es que nos vemos una vez por semana para el show. Mínimo hacemos dos ensayos largos por semana, con reunión de cooperativa en el medio. Todas las semanas tenemos reunión de cooperativa donde tenemos una persona encargada de tesorería, una del management, de la programación del CAFF; y todo se vota como en una cooperativa, todos cobramos en partes iguales y todo el mundo labura mucho fuera del show. A veces tocamos hasta tres o cuatro veces por semana. No te digo cuando viajamos, que encima vivimos juntos veinte días: es una familia.
-¿Y además de cantar, qué otra tarea hacés?
-Todo lo que es la página web, Facebook, Twitter, la parte de comunicación la manejo yo. Y después estamos ahí para ayudar en lo que sea. No tengo el rol tan importante como el del tesorero, pero estoy todos los días subiendo la programación del CAFF.
Laso cree que la organización cooperativa tiene una correlación con las formas expresivas de la OTFF. No es que acá hay virtuosos, no, es un bloque, y cada uno es importante en ese bloque. No hay gente que se destaca, ni instrumentos, ni siquiera el cantor. Y refuerza: Es una de las partes del proyecto que me maravilla, porque creo mucho en el trabajo cooperativo. Eso permite tener un espacio donde no sólo trabajamos, sino que también recibimos otros grupos, estamos en contacto con músicos; de hecho sumamos mucho repertorio de bandas que arrancaron hace menos tiempo. Estamos en continuo intercambio con la nueva movida del tango.
Pero el efecto cooperativa no termina ahí, hay una parte más inasible, podría decirse: Está bueno porque los artistas tenemos muchos egos, y la verdad es que uno tiene que trabajar en pos del proyecto. Lo fundamental debiera ser la música, el proyecto y poder sostenerlo. Y así se aprende que lo más importante es la idea, la orquesta; crecés mucho humanamente cuando trabajás con tanta gente.
Definida en algún momento como oscura y melancólica, Laso prefiere correrse un poquito de la clasificación. Admite la oscuridad propia y la de la orquesta, pero diferencia: Es una oscuridad activa, rabiosa. La Fierro es furia. Y por supuesto tengo mis cosas de melancolía, pero no soy una melancólica. Y como la banda a la que le da su voz para que le devuelva las melodías, compases y contrapuntos para que ella disfrute y haga soñar sus dotes interpretativos, cual dream team, no se detiene en el lugar del llanto con el que muchas veces se asoció al tango. Nuestras temáticas hablan mucho de la situación social, y sí hablan de historias de perdedores, no lo hacen desde la melancolía, sino para que eso genere energía y no una alabanza del perdedor. Energía y acción sería una buena definición de la Fernández Fierro.
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