Daniel Hendler protagoniza Así habló el cambista, el film del director uruguayo Federico Veiroj. "Suplo mis limitaciones tratando de elegir las mejores historias", destaca el actor.
La película está basada en la novela homónima de Juan Gruber publicada en 1979, que lamentablemente mantiene una tremenda actualidad. Por eso también era atractiva esta adaptación para cine. «El guión está genial. Conocía el proyecto antes de que me lo propusieran. Cuando supe que yo era uno de los candidatos a hacer este personaje, me entusiasmé mucho, pero no quise que Federico (Veiroj) se sintiera presionado, y le sugerí algunos nombres de actores que me parecían que podían ser buenos para un papel como este. Traté de ser lo más honesto posible, aunque tenía la esperanza de que los demás dijeran que no. Tuve suerte de que me eligieran a mí, me gusta mucho la película», confiesa Daniel Hendler.
Su personaje es Humberto Brause, alguien que vende dinero o, como a él le gusta definirse: «el origen de todos los males». Este canalla en la piel de Hendler es al mismo tiempo querible y odioso, patético y resistente. A lo largo de la película, Hendler irá desplegando su talento actoral hasta producir la empatía que caracteriza sus trabajos. A pesar de ser un personaje de comportamiento deleznable: «Todos los humanos tenemos una estructura armada que es similar. Entonces, al ver a una persona tan miserable, nos preguntamos por qué es así y quizás tiene algo que tenemos todos, que son los miedos. El tema es qué hacés con eso. Este es un tipo lleno de miedo y en algunas secuencias se puede percibir el terror que siente. Probablemente por esa ambición de poder y de ganar dinero haya una fantasía inconsciente de lograr cierta inmunidad a lo que le da miedo. De ahí que quienes vean la película puedan experimentar cierta empatía con una persona horrible».
Así habló el cambista tuvo su estreno mundial en la sección Platform del Toronto International Film Festival, y formará parte de Horizontes Latinos del Festival de San Sebastián y de la selección oficial del prestigioso New York Film Festival. Tiene, además, dos destacadas participaciones: la de Germán de Silva (Las acacias, Relatos salvajes), como un mafioso brasileño; y la de Benjamín Vicuña, que hace de un siniestro represor en busca de la plata de sus víctimas.
«Me parece que en la película hay algo que atrae particularmente. Es como una mirada a través de una cerradura a otra época, donde los problemas de corrupción o de estafas tenían una escala más humana. De personas oportunistas que buscaban aprovecharse de las ventajas que otorgaba la liberación de regulaciones de la dictadura sin importarles demasiado qué pasaría después. Hoy este tipo de maniobras exceden a las personas. Ahora este tipo de acciones son impulsadas por grandes sistemas financieros internacionales que estafan gobiernos y se meten en las campañas. Esta historia también es como el origen de lo que hoy es mucho más profundo y pervertido», señala Hendler.
Para el actor uruguayo no es necesario hablar de política directamente para entender que todo objeto artístico es político y expresa una mirada de mundo. En ese sentido, cree que estos son personajes igual de siniestros que los que podemos ver hoy, pero desprovistos de los enormes sistemas de estafas que funcionan en el actualidad. «Eran tipos miserables, pero hacían cosas casi uno a uno, hoy tipos como estos producen catástrofes masivas», subraya.
A la hora de elegir un personaje, Hendler prioriza el peso específico de la película más que las particularidades de su papel. «Creo que quienes mejor eligen –destaca– son los que ven lo general de la historia. Si alguna vez actuó bien es porque la historia es buena. Cuando elegí por personaje me fue mal: un actor está muy desprovisto, sobre todo en cine, y depende mucho de lo que le piden. Por más que seas el mejor actor del mundo, necesitás que la historia esté bien resuelta. En mi caso, suplo mis limitaciones actorales tratando de elegir lo mejor posible. Me gusta el cine, los personajes no me importan tanto. Si me interesa estar, acepto el rol que me den, de lo que sea».
Hendler también es parte del equipo de galanes masculinos de Pequeña Victoria, la flamante tira de Telefe. «Es un contenido cuidado, bien hecho, que nació en las oficinas de (Daniel) Burman, con el que tengo mucha confianza. Es un personaje chico que me permitió hacer otras cosas al mismo tiempo. Fueron dos o tres días de grabaciones por semana, pude trabajar en otros proyectos y estar con mis hijos. Todavía faltan grabaciones y me sigo divirtiendo mucho», confiesa. «
Por estos días, Machín sigue de gira con el unipersonal Mar de noche, va a participar en la película V.I.P. (de Eduardo Pinto) y prepara una obra con Ricardo Bartís que estrenará el año próximo en el Teatro Cervantes.
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Para Luis Machín las analogías que se pueden trazar entre esta película y la actualidad son muy fuertes y cercanas. «Pero ante todo me gustó la idea de contar la vida de tipos detestables, con sus contradicciones, mostrando cómo también pueden sentir miedo o ser traicionados por otros como ellos», explica Machín. Su papel es el del suegro del protagonista, el primero en ser timado por la sed de codicia que recorre el arco dramático del film. «Es tentador siempre hacer de alguien alejado del pensamiento de uno, es interesante», agrega. El actor destaca que en Así habló el cambista se le da dimensión humana a personas que se venden por dinero, estafan y engañan, sin pensarlo dos veces. En ese sentido, la clave del film está en que elude subrayados y señalamientos.
Por estos días, Machín sigue de gira con el unipersonal Mar de noche, va a participar en la película V.I.P. (de Eduardo Pinto) y prepara una obra con Ricardo Bartís que estrenará el año próximo en el Teatro Cervantes.
Para Luis Machín las analogías que se pueden trazar entre esta película y la actualidad son muy fuertes y cercanas. «Pero ante todo me gustó la idea de contar la vida de tipos detestables, con sus contradicciones, mostrando cómo también pueden sentir miedo o ser traicionados por otros como ellos», explica Machín. Su papel es el del suegro del protagonista, el primero en ser timado por la sed de codicia que recorre el arco dramático del film. «Es tentador siempre hacer de alguien alejado del pensamiento de uno, es interesante», agrega. El actor destaca que en Así habló el cambista se le da dimensión humana a personas que se venden por dinero, estafan y engañan, sin pensarlo dos veces. En ese sentido, la clave del film está en que elude subrayados y señalamientos.
Por estos días, Machín sigue de gira con el unipersonal Mar de noche, va a participar en la película V.I.P. (de Eduardo Pinto) y prepara una obra con Ricardo Bartís que estrenará el año próximo en el Teatro Cervantes.
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