“Curado de espantos por viejo y por diablo”, tres años después de su accidente en Madrid que lo tuvo 11 días internado y ya atravesada la pandemia, Joaquín Sabina volvió a los escenarios para comenzar a cerrar una carrera de más de cuatro décadas con un sinfín de historias, algo que podría sintetizarse en “19 días y 500 noches”. Con las entradas agotadas para todas sus presentaciones en el país, tanto las de Buenos Aires, Córdoba y Rosario, lugar donde Sabina pisará por última vez un escenario en la Argentina, el show de ayer comenzó con la promesa de que sería vibrante hasta la última estrofa.
El autor de “Nos sobran los motivos”, “Y sin embargo” arrancó el recital que tuvo un ida y vuelta permanente con su público, como ya es costumbre desde que tocó por primera vez en el país, allá por 1988. “Cuando era más jóven” fue la canción que eligió el artista para abrir el juego.
La única forma de entender el fenómeno que genera Sabina, es viéndolo en vivo. De otra forma, sería muy difícil dimensionar lo que es lograr un sold out de 6 fechas, y lo vibrantes y emotivos que pueden ser las presentaciones del andaluz. Sabina puso segunda con “Sintiéndolo mucho” y respirando entre sonetos, algo que se repitió en la velada porteña. Parte del encanto es imaginarlo dando vueltas por la ciudad, en su mesita de café fumando un pucho mientras farfulla con lo que queda de su voz.
En un enucentro con espíritu de despedida, el cantante y su voz carrasposa con algo de cámara, para disimular sin éxito el paso del tiempo, fue lo que más se escuchó. Hasta incluso, por momentos, eclipsando por completo el sonido de una banda que estaba muy bien constituida y no acusaba la ida de Pancho Varona, histórico ladero que decidió dar por finalizada su historia con el artista español.
“Con la frente marchita”, “Boulevard sueños rotos” y “Llueve sobre mojado” fue uno de los momentos más estridentes de la noche y la prueba irrefutable de que los años no vienen solos ni para Sabina ni para su voz. En “Llueve…” Joaquín aprovechó para presentar a su banda y para pegar algún que otro palito a Pancho. Fue también otro de los respiros que se tomó el andaluz, dando espacio a dos de los grandes músicos que lo acompañaron en esta velada, como Mara Barros y Antonio García de Diego.
“Chica Almodóvar” en la voz de Mara, histórica corista y cantante fenomenal que acompañó a Sabina, en quizás el momento lírico más reconfortante de toda la noche. Su multi-instrumentista estrella, Antonio García de Diego, también tuvo su oportunidad en “La canción más hermosa del mundo”. Justo sobre el final de ésta, Joaquín volvió al escenario para una especie de recitado y así continuar con el show.
La noche siguió con puntos salientes como “Magdalena”, cantada a dúo entre Sabina y Barros y sin la presencia de la banda. “19 días y 500 noches”, otro clásico de la prosa Sabinera y por supuesto “Y sin embargo” donde pudimos ver otra vez la capacidad y la técnica de Mara Barros, que dió la sensación, estuvo a una canción de robarse el show. “Princesa” sería el momento exacto de la noche en que muchas de las seguidoras irían hacia adelante abandonando las butacas del campo. Ya sobre el final del show sonaron “Noches de boda”, “Y nos dieron las 10” y “Pastillas para no soñar”, que con igual atmósfera melancólica se fueron hundiendo en el recuerdo de una noche que sin dudas quedará en la historia, de Sabina y de sus fans.
El recuento final de la primera de las seis fechas que Sabina dará en el Movistar Arena nos dejó una banda increíble de a ratos eclipsada por la nostalgia del mismo Joaquín, con un ejecutante a la altura de un show de esa magnitud y el público sabinero que, por más carrasposa que se encuentre su voz, siempre tiene un hit para desempolvar en el momento justo. El grupo de músicos acompañó desde todos lados a Sabina, hasta cuando ni él mismo no estaba en escena: con Jaime Asua Abasolo y Montenegro Borja en guitarras, Josemi Sagaste en el saxo, Pedro Barceló en la batería, la argentina Laura Gómez Palma en bajo, el ya mencionado Antonio García de Diego demostrando todo su talento en guitarras, teclados y armónica, y Tamara “Mara” Barros en coros y voz.
Después de arrancar en Costa Rica antes de llegar a Buenos Aires, en un tour que lo llevará también por Colombia, Perú, Chile y cerrar en abril su paso por Sudamérica en Uruguay, Joqaquín Sabina dará presentaciones en su tierra natal, España, y su derrotero finalizará en México y Estados Unidos.