La idea del documental Proyecto Aerolíneas era y sigue siendo simple y directa: los directores Hugo Meyer y Marcelo Goyeneche pretenden contar la historia de la línea aérea de bandera, con material inédito registrado durante décadas de lucha por los propios trabajadores aeronáuticos. Pero el proyecto, que cuenta con la aprobación del INCAA para su producción, fue dado de baja por el actual presidente del Instituto, Carlos Pirovano, hace algunas horas. Lo hizo a pesar de que Proyecto Aerolíneas contaba con una declaración de interés público por parte del comité de selección de proyectos documentales y tenía firmadas las actas para su realización por el anterior presidente de la entidad, el productor Nicolás Batlle.
La excusa para esta censura es no haber cumplido con los plazos estipulados para el inicio de rodaje, por lo que se ha procedido a declarar la caducidad del proyecto. Pirovano envía una notificación que se basa en un error, ya que no es el método por el cual se informa a una producción su falta. Antes se consulta en qué estadio está o se la insta a mostrar algún avance, lo cual es hace años parte de los usos y costumbres de este tipo de instancias.
“Es una resolución que no tiene en cuenta que el Instituto estuvo acéfalo los primeros meses del año, que luego fue cerrado por el plazo de tres meses, paralizando la industria por completo, entre otras decisiones arbitrarias por parte de este economista que no conoce la industria. Solo entiende la subejecución presupuestaria como un ahorro, perjudicando al cine argentino, que está, sin dudas, en su peor momento desde la vuelta de la democracia”, comenta Teresa Saporiti, productora ejecutiva de este proyecto y actual presidenta DOCA, la asociación Documentalistas de Argentina. Su vicepresidente es justamente Marcelo Goyeneche es uno de los directores de este film. “No podemos dejar de hacer esta película”, afirma Saporiti.
-¿Cuándo presentaron Proyecto Aerolíneas y de que se trataría?
-Esta es una idea que presentamos el año pasado, que estuvo en comité de selección y estaba aprobada para realizarse. Es un documental que habla de la historia de Aerolíneas, de la importancia para la soberanía de tener una empresa de este tipo, y de lo que es para los trabajadores, pero que cuenta también con material inédito. Por ejemplo, de las luchas sindicales en el desguace de los años 90, así como de lo que pasó después del 2001, entre otros momentos. Todos los materiales que nos facilitaron los sindicatos que están ahora en pugna con el gobierno para evitar una privatización que destruya esta insignia nacional. La idea era empezar a hacerlo para aportar una mirada distinta al debate sobre este tema. Pero nunca pudimos arrancar porque no estaban las condiciones para productores y productoras independientes como nosotros. Pocas son las producciones que tienen espaldas para contratar gente en blanco, pagando aportes en la Afip y demás compromisos, sin el apoyo del INCAA. Entonces la resolución que nos da de baja el proyecto por no iniciar el rodaje intenta callar esta voz que la película iba a mostrar. Según ellos, no iniciamos el proyecto en tiempo y forma, pero sin contemplar todos las trabas que ellos mismos ponen para hacer cine día a día. La idea es que ellos faciliten las vías para hacerlo, por eso estaba aprobado. Pero como no se hizo, no se puede. Pero nos llega porque hay algo que no se quiere mostrar.
-Según tu entender, ¿qué es lo que no quieren mostrar?
-La mirada de lo que significa Aerolíneas en la vida de los argentinos. No es casual que nuestro proyecto sea el primero en ser notificado. Tiene que ver con la intención de privatizar la empresa. La caducidad del apoyo se da en un contexto de constante ataque a Aerolíneas Argentinas. No pueden permitir que se sepa que el instituto de cine apoya una película que habla bien de eso que quieren destruir. De ninguna manera lo van a permitir. Es una de las tantas historias que eligen no apoyar para que no salga salga a la luz
-Más allá de tu documental, ¿qué es lo que más te molesta de este ataque a la libertad de expresión?
-Todos los posteos indican supuestamente que no quieren más cine ideológico, pero todas las medidas de Pirovano son de carácter ideológico, para cortar un supuesto despilfarro en películas que no veía nadie. Ese discurso es dañino y va en contra de los intereses de un buen cine nacional, que es lo que supuestamente querían sanear. Frenaron toda la industria, paralizaron todo para analizar dónde recortar. Yo estuve en una reunión con Pirovano donde se jactaba de que alguna vez, de joven, vio una película pero que él era economista. Sabe más de tenis que de otra cosa. No es un tipo del palo del cine y no le importa. Más de una vez le explicamos que la forma de hacer cine no es igual que otras actividades económicas. Tiene sus características propias y no se puede medir igual que otra actividad. Por lo menos hay que tratar de entender. Más el cine documental y una película como Proyecto Aerolíneas, que está sujeta a múltiples imprevisibilidades. Hay proyectos trabados por la pandemia que necesitaban un apoyo para salir adelante. Esta gente vino a corregir algo, pero lo empeora, porque no corrige nada, sino que lo destruye. Esta es una censura: no quieren que se hable de dictadura, no quieren que se hable de luchas obreras, ni de nada que a ellos no les guste o no encaje con su relato, eso que tanto criticaban en otros procesos. Por eso nos cierran los caminos. Quieren controlar las historias que se narran. Eso es inaceptable e inmoral.
-¿Cuál es el plan de acción ante este panorama?
-Estamos en contacto con distintos sindicatos del sector aeronáutico y la CTA, para intentar darle difusión a este tema. Queremos armar un teaser por nuestros propios medios para que se vea la potencia que podría llegar a tener. Queremos darle visibilidad a esta historia que no quieren que se cuente. Por otro lado, estamos analizando la posibilidad de apelar la resolución del INCAA, hablando con abogados para ver qué es lo más conveniente, para no tener que empezar todos los trámites de nuevo y que nos dejen en la misma situación de paralización. La inestabilidad económica que nos da, sin saber que lo podemos hacer, es angustiante, pero tenemos que asesorarnos legalmente para luchar contra esta caducidad injustamente aplicada. También veremos si podemos conseguir apoyos externos y hacerla. El tema se lo merece. Los intentos de privatizar Aerolíneas son algo cíclico. Siempre vuelven al poder esos sectores que no entienden lo que es perder esta empresa y esas rutas. Tenemos que defender la soberanía y no mercantilizar todo sin mirar el costo de desmantelar todo lo nacional. Su impronta cipaya quiere dejar que el expansionismo de Estados Unidos nos domine y este documental mostraba que no podemos permitir esos colonialismos.
-¿Es de alguna manera también defender el documental?
-Claro que sí. Somos gente de cine, que siempre peleó por el desarrollo de este tipo de películas, que tienen un espíritu de echar luz donde no la hay, y además cuentan nuestra historia con nuestra formas, sin una mirada extranjerizante. A pesar de que nos quieran bastardear mintiendo con el número de espectadores, olvidándose que los espacios alternativos son también importantes para la construcción cultural. Pero no nos daremos por vencidos.