Nutridos y calurosos aplausos saludaron este viernes en la primera de las dos proyecciones previstas al film argentino El ángel de Luis Ortega, la película inspirada en la historia de Carlos Robledo Puch que fue presentada en la sección paralela oficial del 71º. Festival de Cannes, Una cierta mirada, que cuenta con jurado propio.
Es la primera vez que Ortega pisa el festival de la Croisette con su séptimo largometraje después de haber sido premiado con los precedentes en reseñas tan importantes como San Sebastián, Friburgo y Mar del Plata.
Y lo hace con una obra de inspiración clásica y esplendor narrativo que se vale de una notable interpretación del debutante Lorenzo Ferro, de notable parecido con el personaje real en el que se inspira la película y con la misma cualidad angélica que le valió ese apodo, secundado por Chino Darín, como su tenebroso compinche de fechorías, Mercedes Morán y Cecilia Roth.
En dos horas de narración sin sobresaltos, Ortega y su iluminador, Julián Apezteguía (que también fotografió el otro film argentino de Una cierta mirada, Muere, monstruo, muere de Alejandro Fadel, únicos representantes del cine latinoamericano en esta reseña) siguen las andanzas
de Carlitos, desde su primera experiencia como ladrón oportunista de casas desguarnecidas a asesino serial, sin olvidar la ambigua relación erótica con su socio de aventuras en un par de escenas de alto contenido erótico que nunca superan el límite del buen gusto.
Al revés que el concurso, reservado a periodistas e invitados, Una cierta mirada está abierta al público, capaz de dejarse llevar por una narración ágil y sin aspavientos, con personajes dibujados sólidamente y servidos por actores de primer orden.
El ángel, además, se coloca entre los firmes candidatos a un premio del jurado presidido por el actor norteamericano Benicio del Toro y cuyo dictamen se dará a conocer el penúltimo día de festival, el 18 de mayo.