El hijo de Valeria Bertuccelli y Vicentico lanzó De fábrica, un álbum que es el resultado de un profundo proceso introspectivo. Los peligros de la ansiedad y la convicción de que la música se tiene que imponer al mercado.
“No tenía material nuevo, pero sí la necesidad de expresarme. Sentía que las canciones del disco anterior ya no me representaban tanto, así que necesitaba algo diferente. Primero necesitaba saber qué quería contar. No se trata de amontonar canciones porque sí. Necesitaba una dirección y, según mi punto de vista, eso se encuentra laburando”, comenta el cantante, guitarrista y compositor, hijo de Vicentico y de la actriz Valeria Bertuccelli.
El lanzamiento de De fábrica le permitió a Florian volver a México, en este caso teloneando a Babasónicos en el Auditorio Nacional en CDMX y luego disfrutar de un show propio. “Es un lugar donde gusta lo que hago y a mí me encanta. Es un mercado grande, lo cual puede ser una ventaja y una desventaja al mismo tiempo. Pero lo que más me entusiasma es cómo la gente se apasiona con la música”, asegura.
Florian fue parte del regreso de Los Fabulosos Cadillacs entre 2016 a 2018, de la mano del audaz disco La salvación de Solo y Juan. Antes había hecho su camino con compañeros de secundario, comenzando en sótanos y livings, pero también lograron girar por Latinoamérica en circuitos indie. La banda se llamaba Callate Mark (nombre que alude a Mark David Chapman, el asesino de John Lennon, idea que tomaron de una canción de Sumo) y sacaron dos álbums: Balboa (2014) y Todo/Nada (2017).
Hoy, a los 29 años, Florian sabe que no es poco lo que hizo, pero busca mucho más.
–¿Cuál era tu búsqueda en De fábrica?
–No tenía una intención específica. Fue apareciendo un sonido, melodías que me iban gustando y todo se fue acomodando. Fue un proceso muy intuitivo. Es un álbum muy argentino, pero también con impronta latina. Jugando, experimentando, encontré un disco que me identifica. Por otro lado, las letras son reflexiones internas. Usé el momento de escribir para hurgar dentro mío y descubrir cosas. Componer tiene que ser funcional para el autoconocimiento, no quiero decir algo sólo porque encaja en una canción. Hacer música es algo terapéutico, de alguna manera. El disco relata todo un proceso personal, que tiene que ver con esa sensación de querer algo, de sentir que no se tiene nada y ver qué puede aparecer. Estas letras muestran de alguna manera de qué estoy hecho y algunos de mis pensamientos. Qué tengo que dejar atrás, qué tengo que modificar para llegar a un lugar propio nuevo. Uso las letras y la música para transformarme.
–¿Cuál fue la primera canción que apareció?
–La que marcó un poco el rumbo, paradójicamente, fue “Naufragio”, que en el disco quedó como tercer tema. Cuando hice ese canción me di cuenta que se habría una puerta para la exploración. Comencé un proceso de sacar lo que tenía adentro y terminó siendo un disco que me dejó muy satisfecho. Venía tocando las canciones anteriores, haciendo shows del primer disco y ya no tenía ganas: quería hacer otra cosa, pero sin saber exactamente qué. Paré la pelota y se dio así. No tenía la presión de hacer un disco nuevo, las canciones marcaron los tiempos.
–Te tomaste un tiempo. ¿Fueron unas vacaciones o un ocio creativo que te pudiste permitir?
–Fue un tiempo de estar tranquilo, en casa, estudiando música y entrenando la voz, hasta que noté la necesidad de ponerme como prioridad hacer letras y música de lo que me pasa, lo que pienso y lo que siento. Es como una terapia que hacemos los músicos, no se puede apresurar de ninguna manera. Hay que tener paciencia para que sea auténtico. Vas probando, hasta que te entusiasmás y notás que hay algo. Buscando por dónde. Viendo cómo y qué, probando estilos, metiendo detalles. Fui grabando demos, y viendo lo que quería decir internamente. A veces primero aparecían las letras, otras las melodías, con piano, con guitarras… Hoy hay una ansiedad por la velocidad de la vida, que a los músicos los lleva a veces a querer estar todo el tiempo en algo y así me parece que se deja de lado lo más importante que para mí es la música. Hay proyectos que sacan y sacan temas, sólo por estar y eso no me resulta atractivo. No me interesa figurar, quiero hacer discos que le ganen al tiempo. Para mí es un proceso que lleva mucho más que hacer una canción. No hice 30 canciones y elegí diez, sino que salieron estas y fueron estas. No me quedo afuera de nada.
–¿Tu concepto artístico y estético tiene que ver con cómo te criaste, con tus viejos artistas?
–Puede ser que algo tenga que ver. Pero todos los artistas que admiro son así, le dedican tiempo a lo que hacen para que los represente, sin importar demasiado las reglas del mercado y esas cosas. La inmediatez te resuelve que seguís estando presente, pero prefiero hacer un disco que pueda durar más, no que sea algo pasajero. Nunca busco el hit. Hago lo que siento y me deja conforme, después vemos.
–¿Disfrutás el proceso creativo?
–Sí, era lo que tenía que hacer. También quiero mostrarlo, tocar en vivo, es lo que más disfruto. Me gusta todo el proceso y todos los aspectos de ser músico, pero hacer recitales tiene algo especial. La idea es girar, siempre me encantó. Es un lugar de aprendizaje muy crudo, me gusta ese desafío y defender las canciones en vivo.
–¿Qué opinas de los sectores que ven al arte como una mercancía?
–Creo que están muy errados. La música, el arte y la cultura en general son lugares de contención muy importantes. Como consumidor y oyente también del arte de otros pienso que es un lugar al que debemos darle mucho valor. Por eso también mi decisión de tomarme el tiempo para hacer este disco. Tiene que haber un cuidado y una responsabilidad de tratar e transmitir algo. Puede gustar a muchas o a pocas personas, pero lo importante es que tenga una intención, que movilice algo. Que sea hecho con delicadeza y esfuerzo. Me parece importante darle un lugar a lo que se hace. No creo, por ejemplo, que la música sea un lugar para buscar sólo resultados cuantificables, sino que debe generar lazos, inspiración y puntos de encuentro entre las personas.
–El disco tiene canciones con muchos matices. ¿Sos detallista en el trabajo?
–Depende. Escucho mucho a mi equipo de trabajo y amigos. Soy minucioso hasta que llegó a lo que quiero. Cuándo llego a ese punto, suelto. Me pasó que algún ingeniero de sonido se pasó 12 horas sacando un ruido que no molestaba. No tengo esa cosa de la prolijidad. Si una canción me genera lo que quiero que genere, no me molestan las imperfecciones. Pero si no alcancé ese lugar quizás sí me pongo más quisquilloso. Hasta que no lo logro, no paro. Una vez que quedo conforme, ya me entrego.
–¿Sos de pensar en tu carrera?
–No soy de engancharme mucho. En el camino recorrido hasta ahora nunca me pongo a analizar qué es lo que hice y qué no. Si me acuerdo de algo y me sirve para analizar y mejorar, genial. Sino, no es que tengo nostalgia por algo o me arrepiento o me quedo con algo pendiente. Para adelante pienso un poco más, pero sin ponerme loco, tampoco me parece lo más sano del mundo llenarse de ansiedad. Trato de no irme tanto, pero uno siempre está planificando o imagina en un futuro que puede llegar a construir algo distinto. El deseo es muy valioso y mueve para adelante. Trato de no desviarme de lo que estoy haciendo. Siempre hay cosas para hacer. Ahora estoy estudiando piano, me gustaría incursionar en el tango y otros territorios. El aprendizaje es infinito y en eso estoy. El día de mañana no sé, podría ser feliz acompañando a otros músicos, o una banda. Disfruto de la música en todas sus formas. «
Florian presenta De fábrica. Versión extendida. Jueves 7 de noviembre a las 20 en Niceto Club, Cnel. Niceto Vega 5510.
Este disco presenta el momento actual de Florian, tanto en lo personal como en lo artístico, y su necesidad de explorar. De fábrica se destaca por la inclusión de ribetes bien marcados de rock y pop, pero también de detalles de música popular argentina, que logran encajar oportunamente con sus letras ensimismadas y llenas de metáforas.
Cuenta además con instrumentaciones elaboradas, con profusos detalles de sintetizadores y vientos, que participan bien equilibrados y fusionados en el aura de sonido latino que se percibe a lo largo del álbum, junto a una distorsión experimental y oscura. Esta conforma el relato principal de un disco, el segundo de su carrera solista, que abre las puertas para nuevos caminos.
Florian ya tiene cinco videos con canciones de este trabajo. Vale destacar la participación magistral de Feli Colina en el séptimo tema del álbum, “Condenada”.
El disco se lanzó en septiembre con nueve canciones, pero hace pocos días se dio a conocer una versión extendida con un total de 15 temas. Entre las novedades, destaca la participación de Santiago Motorizado en “Rincón” y una canción que roza el bolero, llamada “Fueron tres años”, que hace con Chechi de Marcos, una artista emergente con la que, se nota, tiene mucha química.
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