El documental "Carroceros", de Denise Urfeig y Mariano Frigerio, pone en primer plano la devoción que todavía hoy genera la mítica comedia dirigida por Alejandro Doria. Betiana Blum, Enrique Pinti y Mónica Villa reflexionan sobre el impacto y la vigencia de una película única.
La flamante novedad es Carroceros, el documental de Denise Urfieg y Mariano Frigerio que retrata el derrotero de los ultraadmiradores de Esperando la carroza. La película de Doria contó con un elenco notable: Antonio Gasalla, Betiana Blum, Enrique Pinti, Mónica Villa, Darío Grandinetti y Luis Brandoni, entre otros. Pero por sobre todo conquistó la memoria popular con una historia de equívocos, miserias, observaciones sociales agudas y muchas risas.
Los protagonistas en Carroceros son los admiradores de la película original. En el documental se los observa repitiendo líneas completas de los diálogos, reproduciendo escenas a la perfección y recorriendo el barrio porteño de Versalles, el espacio geográfico donde se filmó la película de Doria.
El documental que se estrenará este jueves en Cine.ar también pondrá de manifiesto un sinfín de particularidades que sellan a fuego la forma de interactuar con un objeto (la película) y el valor que obtiene esa mirada desde una apreciación externa (la del espectador), donde todo adquiere un nuevo significado con el paso del tiempo.
“Que esto que desde hace tanto pensamos junto a Mariano Frigerio haya finalmente salido a la luz es algo que nos colma de felicidad. En esta historia somos dos, pero nunca pensamos que se armaría algo tan grande como lo que está sucediendo con este documental. Por otro lado, nosotros dudamos mucho de estrenarlo en Cine.ar porque fundamentalmente lo que queríamos era llegar a estrenar en los cines: siempre nos imaginamos una sala llena de ‘carroceros’ fans, que vengan nuestras familias, actores. Al no saber qué va a suceder con los cines es que tomamos esta decisión, pero creo que fue acertadísima ya que todo podrá ser visto por muchísima más gente que de haber sido estrenada en cine. Recibimos mensajes de todo el país esperando el estreno, y aunque todo eso no sucedió, creemos que fue la mejor idea exponer el laburo que hicimos por la pantalla de Cine.Ar”, dice Denise Urfieg, una de las responsables de Carroceros.
Fanatismo y anécdotas
Resulta interesante conocer la génesis de una obra como Carroceros. Para la directora, el inicio bien puede encontrarse en el fanatismo de Mariano Frigerio, su compañero en la dirección del film. “Él es muy fanático de la película, pero muy fanático, aunque yo por adopción me hice fan también. Lo cierto es que él vive muy cerca de los lugares donde se filmó, así que surgió hacer algo cerca de la casa donde se hizo la película. Ahí, todos los vecinos tienen una anécdota sobre la filmación porque es un barrio donde nada se mueve, así que si te parás con una cámara por el barrio te vienen a hablar, te cuentan anécdotas, o tal o cual apareció en una escena. Ellos nos contaron que había una especie de tour por el barrio que recordaba la película y que todos los días venían de un lado o de otro. Así que por Facebook encontramos una asociación de personas que amaban la película y que al día de hoy son más de 20 mil. Del contacto con ellos cambió nuestro foco, así que pensamos que ya no era la casa famosa de la película sino la gente que merodeaba por ahí recordando todas las situaciones filmadas”, aclara la realizadora.
Al toparse con las imágenes, lo que queda claro en una producción como Carroceros es que se deja en evidencia que los personajes centrales de la película esta vez son personajes secundarios en el relato de Urfeig y Frigerio. “Nuestra idea siempre fue que los fans fuesen los protagonistas de lo que queríamos contar. Hacerlo así nos pareció superinteresante por todo lo desconocido de la historia, y sobre todo porque el fanatismo es algo interesante. Con películas como Star Wars pasa algo parecido, en relación con que se disfrazan y se juntan para reproducir la película, y sobre todo que en la Argentina no pasa con ninguna otra producción. Así que en algún momento nos llegamos a preguntar de qué se trataba este fenómeno. De ahí que nos pareció más llamativo ese aspecto y no tanto el de los actores, a quienes ya habíamos visto varias veces. En definitiva, eso fue lo que más nos atrajo focalizar: la historia en la gente. Ellos son los verdaderos protagonistas de nuestro documental”, aclara Urfieg.
Sin dudas, haber sido parte de una película que todos recuerdan es algo que se lleva con uno. Para Betiana Blum, quien encaró uno de los roles principales de Esperando la carroza, esa experiencia no es algo fácil de olvidar, sobre todo porque más allá del tiempo muchos le recuerdan su actuación casi a cada paso. En pleno rodaje actual de una filmación de la que no da muchas pistas, ella recuerda con la mejor voluntad mucho de lo bueno que sucedió en esos días fílmicos de 1985. “Es una película que fue tocada por la varita mágica, sobre todo porque va pasando de generación en generación, al punto tal que ahora apareció el documental Carroceros. Viendo hacia atrás, siento que el guión de Jacobo Langsner es muy gracioso. Ahí hay una mirada crítica sobre los argentinos pero a la vez amorosa, y eso es lo que sigue sobresaliendo de la pantalla. Así que uno se puede reír aunque te duela, ya que en definitiva somos así. Con respecto a Doria, lo que logró es algo más que inusual. Él era un tipo que te marcaba todo al milímetro porque así debían ser las escenas, y claro, nosotros lo hacíamos sin chistar. Creo que ahí está mucho del éxito de una película y el secreto de por qué es tan recordada. Todos trabajamos por un objetivo en común, y cuando esas cosas pasan nada puede salir mal”.
Clásico inolvidable
Para Enrique Pinti, uno de los grandes personajes de Esperando la carroza, haber llegado en ese momento al cine significó haber cumplido uno de sus grandes anhelos, fundamentalmente en relación con su idea de alcanzar la pantalla grande. “Antes de hacer una obra de teatro como Salsa Criolla hice esta película, así que imaginate cómo la tengo presente”, afirma mientras adelanta que tiene presentes cientos de recuerdos de la filmación. “Todo fue en 1985, y en ese tiempo yo estaba con unas ganas totales de hacer cine, y llegó esta posibilidad que gracias a Dios no dejé pasar por alto. Hoy veo que tuve una oportunidad tremenda de estar en un clásico, algo que a todos los actores no les pasa, porque esa es la verdad. Recuerdo que nadie esperaba que la película se transformara en lo que hoy es, un clásico tremendo e inolvidable para mí, el público y para todos”.
El ingrediente indispensable para el actor fue la presencia de un director como Doria, sin el cual nada de lo que hoy conocemos en relación con Esperando la carroza podría haber sido imaginable. “Antes de su versión cinematográfica, no tenemos que olvidar que hubo una teatral, pero que en nada se parecía a lo que todo el mundo conoció en la pantalla grande. Sin Doria y sin un guionista como Langsner no estaríamos hablando de lo que estamos hablando, es decir, una obra monumental. Yo hice algunas películas pero no tantas como hubiese querido, pero para mí fue fantástico que me hayan llamado para hacer esta. Fijate qué bueno que fue todo que a más de 35 años de todo eso me siguen llamando para hablar de la Carroza (risas). El teatro me dio el prestigio y la posibilidad de estar en la memoria de la gente, pero haber participado de una película como esta me permitió estar en un rodaje… (piensa) iluminado, de esos que los actores añoramos tener y que la gente nos lo recuerda siempre”, concluye Pinti.
Estrenada formalmente en 2009, Esperando la carroza II: se acabó la fiesta» trajo nuevamente el universo central de la trama de los ’80, pero con ciertas diferencias centrales con respecto a situaciones y personajes que repercutieron de manera negativa en los resultados finales de la producción.
Dirigida por Gabriel Condron y con guión nuevamente de Jacobo Langsner, la película contó con algunos miembros del elenco original y la ausencia de Antonio Gasalla, lo que provocó inevitables comparaciones con el pasado. “Sinceramente, creo que si la segunda parte la hubiera filmado Doria, habría sido otra cosa. Para quien la dirigió, creo que fue un peso demasiado grande y los resultados no fueron los mejores. Lamentablemente, la película no tuvo un buen destino. Se esperaba mucho y lo que se vio en pantalla decepcionó a mucha gente”, aclara Mónica Villa, quien participó de las dos entregas de la película.
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