Llegaron al documental desde tres lugares diferentes pero allí, al menos por ahora, se quedaron. Virna Molina estudió en la escuela de Avellaneda pensando en dedicarse a la ficción pero descubrió que haciendo documental podía explorar al máximo su creatividad, experimentar y trabajar con más libertad que en otros géneros. Fito Pochat viene de la televisión y descubrió en el cine una herramienta maravillosa para cambiar ciertas cosas. Fernando Krichmar se define como ex psicólogo desde el día que entró a estudiar cine en Rosario y no volvió más a un consultorio.
Hoy son tres referentes del género como directores y como miembros de tres asociaciones distintas con objetivos comunes. Molina de RDI (Asociación de Realizadores Integrales de Cine Documental), Krichmar de DOCA (Documentalistas de Argentina)y Pochat de ADN (Asociación Nacional de directores y productores de cine documental independiente de la Argentina) se reunieron con Tiempo Argentino para anticipar lo que será la actividad que estas tres agrupaciones junto con DAC (Directores Argentinos Cinematográficos), DIC (Directores independientes de Cine) y PCI (Proyecto Cine Independiente) realizarán el próximo viernes, Día del Documentalista y cuando se cumplen 40 años de la desaparición y asesinato de Raymundo Gleyzer por la dictadura cívico-militar (ver recuadro).
Un día antes, el jueves 26, y tras meses de pedir audiencia, las asociaciones de documentalistas mantendrán una reunión con el presidente del lNCAA, Alejandro Cacetta, para hablar sobre las modificaciones al Plan de Fomento que impulsa el Instituto.
Desde que asumieron las nuevas autoridades en el INCAA, el cambio en el Plan de Fomento fue uno de los puntos que en varias entrevistas Cacetta marcó como prioritario para su gestión. Ante esta perspectiva, el funcionario mantuvo distintas reuniones con los sectores que hacen al quehacer cinematográfico, entre ellos los documentalistas. A su pedido, los cineastas elaboraron un planteamiento de cara a estas modificaciones cuyo contenido hasta hoy tiene más de especulación que de datos concretos que presentaron a las autoridades para ser discutido y donde argumentaron la necesidad de conservar lo conseguido en materia de producción y avanzar en las instancias más vulnerables para el sector, como son la exhibición y la distribución.
«El documental hoy está luchando por mantener su voz. Se trata de un cine que perdura, más allá de los estrenos en las salas, en las escuelas y en las universidades como material bibliográfico.Como decía Patricio Guzmán, es el álbum de fotos de cada país, la memoria viva», dice Molina, directora de Alejandra, documental sobre Pizarnik.
«Hay una unidad muy fuerte para defender todo lo que se ha hecho y planteos para mejorar otras grandes falencias como la distribución, que está totalmente obturada por las grandes compañías, muchas de ellas con capitales extranjeros. Hace mucho venimos planteando que el Gaumont no puede ser un hecho tan aislado. Necesitamos más salas», agrega Krichmar, quien dirigió el celebrado documental Seré Millones.
«Tenemos que entender que en el cine la cantidad hace a la calidad. Eso de pretender que por hacer tres o cuatro películas, esas van a ser buenas, es lo más falaz que hay y está recontra probado en más de cien años de cine y en cualquier cinematografía del mundo que quieras revisar», remarca Pochat, responsable de Mika, mi guerra de España. Sobre este punto Krichmar agrega: «Ese es el argumento de los grandes medios de prensa que dicen que hay que hacer pocas películas de más presupuesto y que hay que subvencionar sólo las películas que tienen éxito comercial. Quieren encadenar el esquema del cine nacional a las leyes del mercado. Y el cine es un bien cultural; más el documental. Y todo esto sin empezar a hablar de las fuentes de trabajo».
Aunque todavía no tienen certezas sobre cómo podrían afectar al sector las modificaciones del Plan de Fomento, los documentalistas son claros en sus conceptos. «Me parece bárbaro que el gobierno diga que le interesa el mercado, pero también debe respetar la Ley de Cine y apostar a lo que es el cine cultural. El documental debe ser una política de Estado y no de mercado», define Molina, y agrega que el género no es más que el 4% del presupuesto de INCAA.
¿Cómo creen que afectarán al sector las modificaciones del Plan de Fomento?
Virna Molina: Desde que pedimos la reunión hasta hoy corren muchas versiones, desde las más terroríficas hasta las más bondadosas. A nosotros nos interesa recibir una respuesta oficial sobre nuestra propuesta y sentarnos trabajar. No vamos a ser espectadores de las políticas que decida un gobierno sobre el cine documental porque nosotros lo hacemos todos los días.
Fito Pochat: Ha habido un parate burocrático en estos seis meses. Hasta ahora estamos siendo escuchados, pero hay que aclarar que todo lo que se ha conseguido en estos años no ha sido por obra y gracia del Espíritu Santo.
Fernando Krichmar: Todo se consiguió con lucha, en la calle y no queremos resignarlo. Nosotros nos hacemos cargo de que nuestro cine es político, aunque todo cine lo es, y lo defendemos con el cuerpo. Entonces, si llega a haber algún ataque a esto, estaremos movilizados. Por eso también el sentido de hacer un homenaje a Gleyzer. No nacimos de un repollo.
¿Cuál es su propuesta para mejorar la exhibición?
FP: Ese es un tema que venimos hablando hace mucho con la gente del INCAA y del Gaumont, y no obtuvimos respuestas para avanzar. Bienvenido un presidente del Instituto que plantee hablar de esto.
FK: El tema es que hay una sola sala y muchas películas esperando estreno. Pedimos que haya varios Gaumones, que los Espacio INCAA estén gerenciados por gente que sepa de cine, que tenga creatividad. Capaz, en vez de estar toda la semana un documental, es mejor que esté dos días a la semana durante varios meses.
FP: El Gaumont tiene una lógica de programación como los cines comerciales y un documental no necesita dos, tres funciones diarias. Esa es una lógica que tiene el cine para producciones que buscan convocar gran cantidad de gente en poco tiempo. Para nuestro cine funciona el boca en boca y por eso necesitamos la permanencia, aunque con menos días y funciones. Vamos a estar alertas para no retroceder en la producción, porque no pude ser materia de cambio.
VM: Nosotros lo que estamos garantizando es la libertad del artista para poder generar una obra para su sociedad, para su país. Si empezamos a hablar de hacer un cine rentable, hablamos de la censura implícita.
Consultada sobre esta cuestión, Carmen Guarini, integrante de DAC y directora de Tinta Roja y Calles de la memoria, entre otras producciones, afirmó que la exhibición podría mejorarse «abriendo más ventanas televisivas en canales privados de aire y estatales, y haciendo cumplir la ley de la media cinematográfica para el cine nacional en todas las pantallas del país, incluidas las multipantallas». Además, planteó la necesidad de actualizar el «costo medio de una película nacional» que, consideró, «viene con un atraso importante desde la gestión anterior» y se profundizó con la devaluación. «Esta desactualización complica muchísimo la posibilidad de llevar adelante proyectos de cierta envergadura, en particular la ficción se ve muy afectada», afirmó la cineasta.
Por su parte, Miguel Mato, presidente de DIC y director de Espejitos de colores y Hambre nunca pasé, entre otros films, enfatizó en la necesidad de que el Estado intervenga en la distribución. «Todo el cine nacional padece la impunidad de las exhibidoras. En cuanto y en tanto la exhibición en general no sea tomada como política de Estado, poco podemos hacer los realizadores y distribuidores de cine nacional por ocupar pantallas».
Sobre la modificación del Plan de Fomento consideró que el actual «cobija todas las posibilidades de realización cinematográfica y como tal ha demostrado un sistemático crecimiento en la producción documental». Remarcó que fue «consensuado con las asociaciones que nuclean a los realizadores, lo que permitió contemplar desde una perspectiva de sector las necesarias instancias de desarrollo de proyecto, subsidios y/o créditos a la producción y edición en DVD». Todos coindicen en que uno de los puntos fuertes es que los jurados para los comités evaluadores son colegas elegidos por las propias asociaciones, lo que hace transparente y legítima la asignación de subsidios.
A 40 años de la desaparición de Gleyzer, y con su legado como bandera, los documentalistas están dispuestos a dialogar con las autoridades para profundizar las políticas de apoyo al cine cultural, pero aclaran: sin resignar lo conseguido, a fuerza de lucha y tesón.
Homenaje a Gleyzer, a 40 años de su secuestro y asesinato
El próximo viernes se cumplen 40 años del secuestro y desaparición por la Dictadura de Raymundo Gleyzer, cineasta revolucionario que dejó una de las obras más contundentes e influyentes del cine documental latinoamericano. Para recordarlo y conmemorar el Día del Documentalista se llevará a cabo a las 19 en el cine Gaumont (Rivadavia 1635) un evento con entrada libre y gratuita donde se presentará el libro Compañero Raymundo, con la presencia de las autoras Juana Sapire – viuda del cineasta-y Cynthia Sabat. Además se proyectará la copia restaurada y remasterizada de Los Traidores, del Grupo Cine de la Base, dirigida por Raymundo Gleyzer
«Cuando conocí su cine fue un impacto muy fuerte porque era algo muy distinto a lo que uno había estudiado. Fue como hacer de nuevo una escuela de cine y darme cuenta de que su obra era mucho más cercana al cine que yo quería hacer», dice Virna Molina quien, junto a Ernesto Ardito estrenó en 2003 el documental Raymundo, ganador de 15 premios internacionales y seleccionado en 40 festivales de cine.
La directora considera, además, que Gleyzer «hizo un cine que de alguna manera refleja a todo un sector de la Argentina que hasta ese momento no tenía voz. Además lo realizó con una estética y una forma de producción muy particular, cosa que muchos de nosotros reivindicamos hasta el día de hoy, ya no para sortear los problemas de la dictadura como hacía el (el grupo que él creó) Cine de la Base sino para sortear los problemas concretos del mercado y de la censura que, de alguna manera, se practica en el control de los medios de exhibición, de distribución y de producción que siempre están en el mercado capitalista».
La convocatoria es, según Molina, «de la mano de Raymundo y la presencia de su obra, plantear una política fuerte y clara para el cine documental».
Respuesta del INCAA
Consultados por Tiempo sobre el Día del Documentalista y la reunión con el sector, desde el Instituto de Cine informaron que la única comunicación oficial será un mensaje de Alejandro Cacetta a los medios, emitido a través de una gacetilla de prensa, el mismo día 27.