La trama incluye viajes, encuentros y desencuentros. Dos naturalistas europeos viajan en barco cruzando el Océano Atlántico. Se dirigen a Sudamérica, más precisamente a la Patagonia. El objetivo es hallar el origen del ser humano. En su periplo encontrarán el amor, la esperanza, la maldad, la muerte y también la vida. Llegarán, finalmente, a la ensoñada América. Pero el barroso Río de la Plata no es exactamente como lo imaginaban. Esa es, a trazo grueso, la historia que propone El barco, prólogo de La saga europea, la creación que ideó el dramaturgo y director Mariano Tenconi Blanco y que cuenta con la dirección audiovisual de Agustina San Martín.
“Este año íbamos hacer Las cautivas y Las Ciencias Naturales, las primeras obras de esta saga, en el Teatro de la Rivera, pero claro, todo quedó trunco por la pandemia. Entonces nos propusimos hacer algo híbrido: que no sea ni teatro filmado, ni una película, sino fusionar lenguajes. Nos pareció interesante y con Agustina San Martín nos pusimos a adaptar algo de lo que íbamos a hacer y no se pudo”, detalla Tenconi Blanco.
El dramaturgo armó un guión basado en la primera parte de una de las obras que tenía pensada y fue adaptando a esta forma de narrar: “La obra es barroca, muy teatral, pero por otro lado hay maneras de filmar que son muy de cine, con plano continuos, plano y contraplano, pensamos el ángulo para cada toma. Fue una buena experiencia de trabajo, algo distinto.”
Para Tenconi Blanco el panorama del arte es complejo, pero el desánimo no detuvo sus ganas de trabajar en estos meses de cuarentena. “Las clases, dar clases, nos mantuvo muy activos. También proyectos como este, pero es muy necesario tratar de buscar la manera de ir volviendo, con los cuidados que necesitemos, pero ir activando algo para que el teatro tenga también su espacio. Estuvimos muy supeditados estos meses a la televisión y las producciones de sentido extranjeras. Me parece que hay un dialogo muy necesario que entablar en torno a los que vivimos acá, que nos contemos cosas del acá y del ahora. No está bueno que se pierda la relación con el espectador. La construcción de identidad no se puede separar de lo que brindan los distintos actores de la cultura.”
Mariano Tenconi Blanco reconoce que la televisión obtuvo muy rápido un protocolo y en el teatro no se tomaron medidas similares, por lo menos para hacer cosas sin público, con la misma rapidez. “No es tan sencillo, se entiende, pero se podría haber avanzado antes para hacer streaming. Pero bueno, veremos qué pasa de acá en adelante. Volver a hacer algo fue hermoso. Cuando filmamos El barco tenía una alegría que no me entraba en el cuerpo, lo necesitaba”, comenta el autor y director.
Siendo una figura en ascenso, luego de dos obras de éxito (Todo tendría sentido si no existiera la muerte y La vida extraordinaria), Tenconi Blanco está contento con la llegada de su trabajo: “Yo sé que no lo es, pero para mí el teatro es la cosa más importante del mundo. Para casi nadie es así. Pero para mí lo es y lo va seguir siendo. Entonces, hacer obras que se vayan metiendo en la gente es importante. Como le pasó a obras de otros, como Petróleo o La Terquedad, o la versión de Hamlet que el año pasado la rompieron.
La gente siempre está ávida de escuchar nuevas historias o nuevas formas de contarlas. “Mi forma de trabajar la fui formando con los años y los maestros que tuve. Cada proyecto de escritura es para mí un proyecto de lectura, lo que me da ganas de leer, es algo que luego termino plasmando en una obra. Otros lo hacen de otra manera y eso es genial y mágico, como el encuentro con alguien que le gusta lo que vos propones”, explica.
La búsqueda estética en torno al montaje o las actuaciones aparece en su mundo teatral luego de investigar lo que le llama la atención. Tenconi Blanco afirma que “es la manera que yo encontré y en este caso en El barco me gustó porque nos impuso un desafío por la fusión de lenguajes”. Siempre fue cinéfilo, pero el teatro es su manera de mirar el mundo: “Pero no descarto nada. Quizás alguna vez me anime a tener un affaire con el cine o la literatura propiamente dicha. Pero mi matrimonio es con el teatro y es eterno”.