El actor protagoniza "Una tumba para tres", la película de Mariano Cattaneo que retrata las vicisitudes de tres matones de poca monta que deben lidiar con sus propias torpezas. Drogas, tiros y cosas goldas.
“Fue a partir de ahí que empecé a trabajar más intensamente en cine. Para aprender a actuar necesitas horas de rodaje, lo que te permite probar muchas cosas y aprender”, cuenta el actor platense, que luego de esa experiencia con Loreti tuvo la chance de ser parte de Un gallo para Esculapio (la cual le valió el premio de artista revelación en los Martín Fierro), El jardín de bronce y El marginal. En 2018 participó de Rojo, de Benjamín Naishtat, lo que le permitió ganar el premio Cóndor de Plata al mejor actor de reparto. Luego trabajó en las ficciones El Tigre Verón (2019) y Monzón (2019), y las biopics sobre Gilda y el Potro Rodrigo.
“Cuando Nicanor me llama para Una tumba para tres, no dudé. Me gustó eso de los tres matones de poca monta que trabajan para un mafioso local, a los que se les encarga una tarea bastante sencilla y se les complica. Son esos proyectos chicos que se filman con poco tiempo, sin ensayo, había que encontrar una dinámica y una química difícil de lograr, pero el director tenía claro lo que quería. Son trabajos de resistencia, hechos muy a pulmón, pero con gente que cree mucho en lo que hace y uno festeja filmar”.
A Cremonesi le gusta jugar “como cuando éramos chicos”, dice. Para él toda participación o filmación se puede transformar en una gran experiencia. “A mí me gusta intentar tocar algunos bordes. Hay algo en la búsqueda que exige la actuación que me gusta, intento encontrarme con seres que sean complejos y profundos. Eso es lo único que podemos hacer como actores para que la historia le llegue al espectador, algo que lo conecte, que sea verosímil. Es un trabajo complejo, difícil y muchas veces doloroso”, afirma el actor.
“Esta es una película intensa. Tenía ganas de jugar a ese descontrol sin pensar en cómo doy en cámara, de romperme y de tirar por la ventana los cuidados. La película lo proponía, con sus tiros, drogas y ese costado medio esotérico, así que fui por todo. No sé si necesariamente tomé siempre las mejores decisiones, pero traté de no quedarme con sabor a poco, porque eso es mortal para un actor”, puntualiza.
Cremonesi percibe como algo muy diferente trabajar para cine o series que en teatro: “Cada escena es única e irrepetible. Aunque hagas muchas tomas, no es lo mismo, tenés que mantenerte en la zona y dar una continuidad a lo que le pasa al personaje. En el teatro si te quedas, hay más oportunidades, tenés otras funciones. La revancha llega más rápido. Pero el trabajo con cámara es distinto. Dejar todo en cada toma es la única manera de quedar en paz con uno mismo. Si no lo hacés, caes en la mediocridad o en la infelicidad. Hay que dar lo mejor, siempre. Y verte en muchos trabajos te hace elegir mejores caminos en los próximos, esto es un aprendizaje constante.”
Sobre el estreno fuera de las salas de Una tumba para tres, reflexiona: “Uno filma también pensando en que se vea en pantalla grande y en la calidad de sonido. Entonces, hay algo de frustración, al no poder estrenar la película en una sala de cine. Pero a la vez es una oportunidad de llegar a muchas más personas. Una película que quizás en una sala la veían dos mil personas, vía streaming puede llegar a 30 mil o más. Esta buenísimo que suceda y que quede como incentivo, sobre todo para las películas de bajo presupuesto.»
Cremonesi cree que la pandemia trajo la posibilidad de cambiar algunas cosas. “Quizás cuando vuelvan los estrenos en las salas, las películas después vayan a las plataformas y queden gratis por un tiempo. Hay algo de la dinámica de visualizar que está cambiando, todos quedamos en offside con esto y nos hizo dar cuenta hay que adoptar todo lo que sea para mejorar las condiciones de lo que ya no funcionaba tanto”, destaca.
Para el actor fue muy dura la cuarentena. En lo profesional y lo personal: “Soy parte de una comunidad muy golpeada por el virus, pero fue tremendo. No le pude encontrar la vuelta. Estaba con muchas cosas encaminadas y el corte, la incertidumbre de cuando se volvería a poder laburar, me liquidó. Pero vamos saliendo”. Cuando empezó la pandemia Cremonesi estaba filmando Chau Buenos Aires, un film que pintaba el universo tanguero. Recién ahora se está retomando las filmaciones, con todos los protocolos necesarios.
El actor también es parte de Entre hombres, la miniserie basada en la novela homónima de Germán Maggiori que fue una de las dos producciones latinoamericanas seleccionadas por el Festival de Cine Internacional de Berlín para la sección Berlinale Series. La edición 2021 de Berlinale Series se realizará del 1 al 5 de marzo de manera virtual. “Es genial tener un reconocimiento mundial tan grande. Fue un trabajo espectacular. Destaco la hermandad que logré con Nico Furtado: fuimos bendecidos de encontrarnos, nos potenciamos actoralmente y nos acompañamos. Estoy ansioso por ver ese trabajo” dice Cremonesi.
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