El docente y divulgador de filosofía estrenará este miércoles en Canal Encuentro una nueva versión del programa Seguimos educando, orientada a los alumnos de los últimos años del secundario. Su pasión por la radio y los desafíos de sobrellevar los tiempos de coronavirus.
Son días agobiantes, pero Sztajnszrajber no se priva de cierto entusiasmo. «Me pone muy contento Seguimos educando y toda la plantilla general de nuevos programas para enfrentar la suspensión de clases. Es un esfuerzo consciente y muy bien trabajado para darle herramientas a los estudiantes que tienen que afrontar la difícil situación de la suspensión de clases. Creo que esto no es una casualidad ni algo que se hizo de un día para el otro. Hoy se puede aplicar porque hubo una construcción que empezó hace muchos años con Encuentro, que el Gobierno de Macri postergó, pero que ahora está nuevamente en pleno funcionamiento. Hacemos todo esto articulando la estética de la televisión, pero también la rigurosidad de los contenidos del mundo del conocimiento. No es sencillo. Sé que muchas experiencias en otros lugares tienden a la banalización, pero nosotros vamos por otro lado», puntualiza Sztajnszrajber.
Se trata de tiempos extremos. Para enfrentar la pandemia generada por el Covid-19 las aulas están cerradas y se necesitan diferentes ángulos para dar respuesta a esta situación. Sztajnszrajber tiene una gran experiencia como docente y en los medios de comunicación. Desde hace casi diez años es un referente de la divulgación filosófica y su llegada es cada vez más potente y extendida. Sin embargo, no pierde oportunidad para repensar el funcionamiento de la educación, los medios y los preconceptos que los sobrevuelan y atraviesan.
–Históricamente circula cierto pensamiento binario que dice que por un lado va el lenguaje audiovisual y por el otro los contenidos educativos. Que son casi contrapuestos, que no se pueden cruzar sin alterarlos, sin condicionar su naturaleza. Nosotros no estamos de acuerdo con eso y lo venimos demostrando desde los principios de Encuentro. Trabajamos sin caer en la solemnidad, pero tampoco menoscabamos la calidad de las propuestas educativa. Más allá de esta particularidad de la cuarentena, es un camino que tenemos que seguir andando y profundizando. Las críticas banales son sólo eso. Ofrecemos una propuesta educativa en un medio audiovisual de gran llegada y lo hacemos con el máximo compromiso.
–¿En este aspecto también se nota el cambio de dirección en relación a las políticas del gobierno de Mauricio Macri?
–Totalmente. El gobierno de Alberto Fernández retoma la propuesta iniciática de Encuentro. Que resulta todavía más determinante en este proceso tan inusual del aislamiento social. El programa, entonces, se suma a una campaña educativa a distancia para dar las mejores respuestas posibles en estas circunstancias. Pero más allá de la pandemia actual, es una política general que se recuperó y se va a sostener en los canales públicos, sobre todo en las señales educativas. Durante la gestión de Macri se perdió el componente pedagógico de estas propuestas. Por suerte ahora volvió a ser un algo central y, en definitiva, esto es una buena noticia para todos.
–¿Cómo fue trabajar con Ángela Lerena?
–Fue la primera vez que hice conducción en vivo en televisión. Es menos sencillo de lo que muchos creen. Los nervios jugaban y obturaban la capacidad de creación y de asociación libre, por ejemplo. Pero afortunadamente estuve con Ángela (Lerena) que es una genia. Ella tiene mucha experiencia en el rubro, le puso onda y dinámica a todo. Me ayudó mucho y me dio mucha tranquilidad laburar con ella. De a poco me fui soltando. El otro día terminamos haciendo una especie de ejercicio de yoga y cantando a capella una canción de Sui Generis (risas). Espero responder igual conduciendo solo, en esta nueva etapa en Canal Encuentro que comenzará este miércoles.
–¿Cómo se vive y se piensa una pandemia?
–Es un tema que permite reflexionar montones de cosas. En principio, creo que las situaciones límites potencian lo que uno ya es: si sos un tipo choto vas a ser más choto; si sos un tipo copado, vas a ser más copado. Quizás pueda aparecer algún leve cambio, pero considero que son circunstanciales. No soy muy optimista al respecto. Ojalá superemos esta pandemia y nos deje algún aprendizaje, pero soy pesimista. Creo que ni bien las cosas vuelvan a la «normalidad» la gente, las empresas y los estados se van a comportar igual que antes. No es algo traído de los pelos: lo sostiene la historia de la humanidad. Los grandes cimbronazos no tendieron a fundar cambios de valores profundos Ojalá esta vez sea distinto. Que prenda eso de que solos no nos podemos salvar, que la solución es colectiva. Es claro que necesitamos a los otros. La idea de individuo que conocíamos colapsó. Al menos por ahora. Debemos poder confiar en el otro, nuestra subsistencia depende de eso. Pero después que esto pase lo veo menos factible. No sé. Ojalá superemos esto y no quede sólo como un lindo recuerdo de una vez que la sociedad se puso más o menos de acuerdo.
–Se decía que las crisis hacen creyentes a los ateos, pero estamos asistiendo a liberales que ahora piden a gritos la presencia del Estado. ¿Son milagros inesperados o espejismos?
–Hay ciertos desplazamientos ideológicos y/o existenciales. Es curioso, por momentos gracioso, pero no tanto. Digamos que es una contradicción flagrante para los ultraliberales anárquicos, esos que ni siquiera toleran la existencia del Estado. Pero los liberales más ortodoxos quieren un Estado acotado y específico. Que reprima y que salve a las grandes empresas en casos como estos. En ese sentido no se mueven de su línea histórica, digamos. Los más ricos pretenden que el Estado pague sus no ganancias o sus dificultades circunstanciales, como pasó muchas veces en la historia de la Argentina.
–¿Cómo vivís la presencia policial en las calles?
–Como ciudadanos obviamente tenemos que exigir que el Estado nos cuide. Que hago cumplir las normativas vigentes. Pero también debemos estar atentos. Es peligroso que el Estado o cierto personal que lo representa se sobrepase, cometa desbordes. Para esa gente la tentación puede ser muy grande. Ya se vieron algunos casos y tengo entendido que se sancionó al personal de seguridad que cometió atropellos. Por eso digo que tenemos que estar atentos. Además, ese tipo de persecuciones las suelen padecer los que menos tienen, los invisibilizados y ahí la cosa se pone bastante más espesa. Me preocupa que alguna gente se sugestione con la cuarentena y se obsesione con denunciar gente que camina por la calle, aunque no sepan si esa persona salió para ir a la farmacia. Es peligroso que mucha gente, no siempre mal intencionada, presione para que se avance hacia un escenario de estado de excepción o estado de sitio. Afortunadamente el presidente se manifestó en contra de esa posibilidad. Por todo esto, quiero subrayar que me preocupa tanto que la gente se cague en la cuarentena como que se funde una identidad ciudadana basada en la cultura policíaca de la vigilancia del otro.
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