Darín coprotagoniza el film hispano-franco italiano "Todos lo saben", su hijo Chino y Cecilia Roth actúan en "El ángel" de Luis Ortega. También participará una estudiante de cine y el papa Francisco es la figura de un documental de Wim Wenders.
Darín no estará solo en la Croisette. También llegarán su hijo Chino, coprotagonista con Cecilia Roth de «El ángel» de Luis Ortega, y el realizador Alejandro Fadel que, con Muere, monstruo, muere, son los únicos representantes del cine latinoamericano de todo el fetival pero en la seccción paralela «Una cierta mirada», con jurado propio presidido por Benicio del Toro.
También representa de alguna manera a Argentina Gaspar Noé, ciudadano francés a todos los efectos, que ha ubicado a su nuevo y misterioso film Climax en la sección paralela no oficial Quincena de Realizadores, regenteada por la asociación de cineastas franceses y que este año celebra su medio siglo de vida.
Existe en cambio gran curiosidad por el nuevo documental de Wim Wenders centrado en la figura de Papa Francisco, «Pope Francis – A Man of His Word», que se anuncia no como una simple biografía sino como un viaje personal del director alemán a través de las ideas y el mensaje reformista del pontífice argentino, y de su actitud ante los principales problemas de la actualidad.
Es también argentina Constanza Gatti de la Universidad del cine (FUC), uno de los 17 estudiantes de cine seleccionados entre los 2.346 postulantes llegados de todos los rincones del planeta, con el corto de fin de curso »Cinco minutos afuera», que aspira a los premios de la Cinéfondation que asignará un jurado presidido por el cineasta francés Bertrand Bonello.
Entre los infaltables habitués que el seleccionador Thierry Frémaux invita años tras años están Jean-Luc Godard con un «Livre d’images» que se anuncia como eso mismo, un film de una hora y media hecho solo de imágenes, mudo pero con una canción revolucionaria como fondo musical, el mencionado Farhadi (Premio ecuménico por «El pasado», mejor guión por «El cliente»), el italiano Matteo Garrone (con «Dogman» sobre la terrible venganza de un peluquero de perros contra el hombre que lo humillaba, inspirado en un famoso hecho policial ocurrido en Roma a finales del siglo pasado), el norteamericano Spike Lee (con «Blackklansman» sobre un policía que se infiltra en el Ku Klux Klan hasta ser un importante dirigente) o el japonés Kore-eda Hirokazu (con »Shoplifters») que no falta nunca desde «Padre e hijo» del 2013, hay otros que han estado ya aquí pero sin ganar premios importantes.
También vuelven, pero sin poder ser definidos como habitués, la libanesa Nadine Labaki, que entra en concurso por primera vez después del
éxito de su ópera prima «Caramel» y de la segunda «Y ahora adónde vamos», con «Cafarnaum» la ciudad en la que Jesús hizo muchos milagros, el chino Jia Zhang-ke a su tercera aparición consecutiva en Cannes después de su León de oro veneciano por «Naturaleza muerta» en 2006, que con «La ceniza es blanca pura» cuenta una historia de amor violento entre 2001 y 2017, el surcoreano Lee Chang-dong, parsimonioso autor de solo cuatro films en lo que va del siglo, tres de los cuales en Cannes con este «Burning» y premiado por la FIPRESCI en Venecia en 2002 por «Oasis», mientras la joven italiana Alice Rohrwacher, hermana de la más talentosa actriz del momento, Alba Rohrwacher, se confirma como abonada exclusiva de Cannes con su tercer largometraje, »Lazzaro Felice», después de haber ganado exageradamente el Gran Premio Especial de Jurado con su segundo, «Le meraviglie», en 2014.
El polaco Pawel Pawlikowski, por ejemplo, con cinco films en su haber, entre los cuales el premio Oscar «Ida», nunca había estado en Cannes y ahora trae «Guerra fría», historia de amores desencontrados detrás de la cortina de hierro, mientras el norteamericano David Robert Mitchell había debido conformarse con dos invitaciones a la Semana de la Crítica, reservada a primeras y segundas obras, es con la tercera, «Under the Silver Lake», historia de una obsesión, que consigue entrar en la liga mayor.
Pero el concurso en Cannes es también un llamado al mundo entero para que abogue por la libertad de dos cineastas encarcelados en su propio país y su presencia estará seguramente representada por una silla vacía: se trata del iraní Jafar Panahi (León de oro en Berlín 2015 por «Taxi») que trae «Tres caras», salido clandestinamente del país, y el ucraniano Kirill Serebrennikov, que conquistó con su debut en Cannes en 2016 con «El estudiante», sobre un extremista cristiano-ortodoxo, y que ha logrado sacar del país a su último film, «Verano», del que nadie sabe nada.
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