“Esta es una nación que vive en pugna desde sus inicios hasta hoy. Es una constante en la Argentina, y si uno empieza a revisar, las facciones en pugna son las mismas”, dice Francisco CIvit para resumir su experiencia al frente de la Compañía Teatral Republiquetas, dedicada a la puesta de teatro histórica, donde descubrió que las tensiones del presente tienen un pasado tan profuso como de una continuidad ininterrumpida. De esa tensión dan cuenta las dos obras, Arriba el bajo pueblo y Voces de Malvinas.
La iniciativa surgió en 2016 a partir de la convocatoria del Teatro Cervantes, para realizar una puesta con motivo del Bicentenario de la Independencia. “Me tocó desarrollar un trabaja a partir de la figura de Ildefonso Escolástico de las Muñecas, un sacerdote católico y líder guerrillero de la Independencia en toda la zona de Republiquetas, en el Alto Perú (hoy Bolivia), que había nacido en Tucumán. Yo ni sabía quién era”, dice el actor, director y docente de teatro. Pero le sonaba interesante: así que se juntó con Gabriel Yeannoteguy y buscó el asesoramiento de historiadores como Javier Trímboli e Irene Cosoy, y puso en escena Republiquetas (1816 Año Terrible) en diciembre de ese año, en la sala Trinidad Guevara de la icónica sala porteña. “Hicimos la obra hasta el año pasado, y anduvimos por teatros, escuelas, sindicatos y espacios como el Museo del Cabildo y el Congreso de la Nación, La obra se movió porque abordaba de manera amena cuestiones históricas”.
Lo dice como si fuera fácil, pero cualquiera que haya leído, visto películas o escuchado a especialistas sabe que no es sencillo contar entretenidamente la historia. “Siguieron dos obras de teatro cortas a pedido del Cabildo (Esperando a Morante y Trabajar en la Colonia), y como queríamos seguir investigando, en 2020 surgió Arriba el bajo pueblo, una especie de tributo fallido a (Manuel) Belgrano, donde nos preguntamos qué es un patriota”. Y el año pasado apareció Voces de Malvinas, la primera obra del grupo que no pertenece a ninguno de sus miembros. “Es de la dramaturga Lucía Laragione, y surgió algo muy interesante”. Es que al trabajar, explica Civit, con materiales documentados, las obras se respaldan en la academia: “En Voces del bajo pueblo, por ejemplo, tratamos de visibilizar aquellos personajes que pasaron por mucho tiempo desapercibidos: mujeres, hombres del bajo pueblo, esclavos, indios, mestizos que trabajaron y dieron su vida para construir una nación y no fueron nombrados por mucho tiempo en los manuales. Creo que la investigación histórica y el contacto con la academia lo que nos da es otra perspectiva. Hace poco -menos 20 años- apareció el diario de un tamboril que luchó en la zona que hoy conocemos como Perú, Bolivia y Salta, y que escribió en su diario todas las batallas en las que participó; daba un vistazo muy interesante de las discusiones que había tanto de cuestiones bélicas como de costumbres que nosotros ni sabíamos que existían: porque incluso la academia todavía lo está procesando.”
Civit dice no estar en condiciones de decir si en la región hay otras naciones que viven en pugna, como sucede con la Argentina. Pero sí puede hablar de dos hechos que no dejan de llamarle la atención. “Lo que era el poder de Buenos Aires y de toda la zona de los pueblos libres, regida por Artigas como parte de una misma nación, que cantaban el mismo himno y cada uno acusaba al otro de vender la Patria; y otro hito muy grande que es Pavón, cuando Urquiza inexplicablemente se retira de una batalla que estaba ganando. Una de las grandes preguntas que nos hacemos en Republiquetas es por qué matar o morir por una revolución en 1812. A un esclavo, a alguien de un pueblo originario, a alguien pobre, para que se sumara a la revolución se le hicieron promesas de un cambio realmente importante. Y lo que sí nos damos cuenta, es que esas promesas se cumplieron a medias y siguen generando tensiones: esas promesas se cumplen a medias porque alguien se está beneficiando y esa palabra no se termina de cumplir. Es interesante revisarnos, preguntarnos: che, ¿esto de dónde viene? Porque es anterior, por muchísimo tiempo, a los partidos populares (el radicalismo y el peronismo) que aparecen a lo largo del siglo 20”, reflexiona el director.
“En las Invasiones Inglesas, el pueblo (el pueblo de poncho y chiripá, no el pueblo patricio de tertulias en la casa de algún señor millonario) empezó a darse cuenta de que su voz tiene un poder. Eso es conmovedor.” En ese sentido, Voces de Malvinas cuenta, también desde testimonios populares de entonces, incluyendo a muchas más mujeres de las que la historia siempre quiso reconocer, cómo el archipiélago que ocupó y desarrolló su primer gobernador, José María Vernet, se convirtió en el símbolo emocional de la soberanía nacional. “Es muy difícil desprenderse de ese conflicto bélico y del impacto que tiene en nuestras vidas. Pero no empezó ahí. Malvinas fue una gesta nacional incluso para los que estaban en contra de la dictadura. Tocó una fibra nacional que impactó en el cuerpo de todos los argentinos.”
Prácticamente, la guerra de 1982 fue el único hecho histórico que une a casi todos. Como un Mundial. “La Argentina tiene algo muy raro: todo se compara con el fútbol. La política se compara con el fútbol, parece que el día a día fuese fútbol, y la verdad es que estamos discutiendo temas que son un poquito más complicados. Estamos hablando del bien común, de qué queremos para nuestro futuro, para nuestros hijos, para nuestros padres, incluso para nosotros mismos. Y a veces las micro decisiones que tomamos impactan y repercuten en el futuro de una manera muy poderosa.”
De esas decisiones, y de las situaciones absurdas y trágicas a las que muchas veces llevan, hablan Arriba el bajo pueblo y Voces de Malvinas. Historias de ese lugar del que “te vas a ir, vas a salir, pero te quedas… ¿Dónde más vas a ir?”.
Voces de Malvinas.
Dramaturgia: Lucía Laragione. Dirección Francisco Civit. Actúan: Natalia Olabe, Rosario Albornoz, Marta Pomponio. Viernes a las 20.30 en El Crisol, Malabia 611.
Arriba el bajo pueblo
Dramaturgia: José Maria Barrios Hermosa, Francisco Civit, Fernando Migueles y Gabriel Yeannoteguy. Dirección: Francisco Civit. Actúan: José María Barrios Hermosa, Fernando Migueles, Gabriel Yeannoteguy. Vestuario: Cecilia Zuvialde. Sábados a las 22 en La Ranchería, México 1152.