«Te debe resultar raro mi mensaje. Ojalá no sea inoportuno. Pensé bastante si debía o no comunicarme. Lo puse en una balanza mental… Hace tanto tiempo que no sabemos nada del otro. Me pareció una oportunidad. Lo necesitaba. Puede que te resulte un poco egoísta…». La voz de Cecilia Roth suena algo titubeante. Navega al borde de la deriva en una noche de insomnio y melancolía. Se trata de los primeros segundos de Amor de cuarentena, una creación singular de Santiago Loza. La historia llega vía WhatsApp en forma de audios, con ocasionales canciones y fotos que complementan la experiencia. Un antiguo amor reaparece y propone reabrir una comunicación que estaba rota y lejana. De esta manera la actriz –en este caso Roth– y el oyente recrean un espacio de intimidad donde lo dicho tiene tanto valor como aquello que hay que deducir.
La propuesta comandada por Loza cuenta con un sólido elenco: Cecilia Roth, Dolores Fonzi, Jorge Marrale, Leonardo Sbaraglia y Camila Sosa Villada. Pero las experiencias son uno a uno. Quienes quieran disfrutarla deberán elegir la actriz o el actor que será la voz en su teléfono y desarrollará la historia. Las rupturas de pareja tienden a dejar habitaciones repletas de fantasmas, facturas y recuerdos selectivos. Una cuarentena puede funcionar como una caja de resonancia perfecta para esos pendientes y Amor de cuarentena los desarrolla con un formato original.
«Me encantó la idea ni bien me la contaron y me propusieron participar. También me gustó que parte de lo recaudado sea donado a la Casa del Teatro. Son 14 audios, es una historia sencilla pero muy rica, con matices que permiten que se haga muy diferente según el actor o la actriz que la interpreta. El amor y los ex resultan temas siempre convocantes cuando son bien llevados. Y la idea de aparecer directamente en el celular de la gente es maravillosa. Para nosotros, como actores, también es un desafío. No sólo porque no ponemos el cuerpo. También porque un actor siempre se retroalimenta de sus compañeros y del público. Acá estábamos frente al micrófono con el guión y todo lo demás había que imaginarlo», destaca Roth.
–Se generó un boca en boca llamativo con Amor de cuarentena.
–Es una muy buena noticia. Nos llegan muchos comentarios positivos por diferentes lugares. La palabra éxito es muy estridente, no me gusta, pero sí adoro la calidez y el entusiasmo de la gente que nos cuenta cómo vivió la experiencia. Es algo original y a la vez muy de este momento. Creo que los audios y la historia se aprecian mejor porque, más allá de la angustia que significa la pandemia, hoy vivimos un poco menos aturdidos que hace unos meses atrás. Con menos ruidos y menos luces. No es un hecho teatral, no tiene ese tono de ceremonia, pero crece en la intimidad, lo cual nos resultó muy atractivo a todos los actores involucrados.
–¿Alguna vez llamaste a un ex, después de algún tiempo, en una madrugada?
–No en cuarentena. Pero esta propuesta me hizo recordar alguna que otra comunicación. No puedo precisar horarios (risas). Son circunstancias particulares en las que uno recuerda a alguien que fue muy importante en su vida y se comunica. La particularidad de esta historia es que se desarrolla por WhatsApp. No es un diálogo personal, ni siquiera una charla por teléfono. Entonces adquiere un tono todavía más confesional. Casi como el que generaban las cartas.
–Vivimos tiempos propicios para la melancolía.
–Claro. El encierro, el aislamiento son espacios que empujan un poco a eso. Más allá de que cada uno responde según su personalidad.
–¿Cómo llevás la cuarentena?
–La estoy transitando con mi hijo y su novia: la verdad que son una muy grata compañía. Y también con mi gata, que está tirada acá al lado mío y siempre suma un montón. No me enganché con el mandato de «ser productiva». Leo, escribo, imagino, pero según se vaya dando, siguiendo mis propios tiempos. Hay mucho de circular en este momento del mundo. Transito este tiempo casi en puntas de pie, viendo qué pasará, hasta dónde llegará todo esto… Estoy muy informada. Sé que a mucha gente le hace mal, pero a mí me resulta imprescindible.
–Vivimos la pandemia, la cuarentena, y mientras tanto aparecen las manifestaciones anticuarentena y a favor de una empresa que estafó al Estado y a decenas de productores.
–Es todo muy fuerte. Las manifestaciones que vimos hace poco en el Obelisco parecían el resultado de que abrieron la puerta de algún psiquiátrico. Se nota mucho delirio. La señora que no quiere ser Valenzuela fue muy gráfica. Vivimos tiempos donde se ve mucho resentimiento y odio al peronismo. Existe una gran manipulación de los medios más poderosos. Mucha gente potencia su gorilismo y se manifiesta contra sus propios intereses. Ahora están con lo del comunismo. ¡Es increíble! ¿Dónde hay comunismo? Parecería que gastaron el miedo a las palabras peronismo y populismo, entonces ahora tienen que inventar algo más estridente y sin sentido.
–¿Eso todavía es más visible en el caso Vicentin?
–Te parte el alma ver esas cosas. Gente con un Citroen viejísimo diciendo que es Vicentin, una empresa que de familiar no tiene nada, que está al borde de la quiebra por manejos muy oscuros. También creo que alguna gente prefiere no informarse. Porque la información está disponible. Sólo hay que buscar un poco. Ahí vuelve con mucha fuerza el antiperonismo. También me preocupa mucho la actitud de la oposición. La Argentina venía de una situación económica muy crítica, llegó la pandemia y veo a muchas figuras de la oposición que agitan la grieta. Necesitamos estar unidos para salir de esto.
–Empezaste a trabajar de muy joven en España en una industria muy diferente. ¿Cómo ves el avance de las mujeres en el rubro cinematográfico?
–Más allá de la situación puntual de la pandemia, vivimos un avance importante. Se ven muchas más mujeres actuando, dirigiendo, escribiendo guiones… Es curioso porque en el Hollywood de los ’40 había muchas mujeres protagonistas, incluso de edad, aunque no con una mirada feminista, claro. Habría que analizar alguna vez qué pasó ahí. Las mujeres peleamos por la equidad hace mucho, ahora estamos más cerca, pero falta un montón. El mundo está más movilizado y más receptivo, y hay más sororidad entre nosotras. Nadie nace feminista: vamos aprendiendo en el camino, escuchando a otras, leyendo, pensando… Hemos naturalizado muchas cosas del patriarcado. Los hombres tienen que hacer su parte. Ellos también tienen sus cargas y mandatos, y les haría bien sacárselos de encima. Aún hoy hay muchas mujeres machistas. No lo digo señalando. Todas tenemos que revisarnos porque el patriarcado se extiende también por la educación de las madres, los padres y la cultura.
–Tiempo atrás contaste públicamente que fuiste víctima de abuso sexual hace muchos años, en Madrid. Pero que recién habías tomado conciencia de lo que pasó mucho después. ¿Cómo viviste ese proceso?
–Lo conté hace poco porque lo entendí hace poco. No me acuerdo del nombre del tipo ni de su cara. Mirá como actúa la necesidad de alejar el dolor. Fue un tipo que conocía, un amigo de un novio del que me había peleado hacía poco. Me llamó para ir a su casa, me vio vulnerable y lo aprovechó. Me puso el hombro para que llorara, seguramente tenía todo planeado. Era chica, pero no era boluda. Entendí que estaba muy mal lo que pasó, me fui, pero no pude reaccionar de otra manera. No le importó que le repitiera que no quería: me forzó y terminé haciendo lo que no quería hacer. Fui abusada y fue una experiencia horrible. Me fui inmediatamente y no lo vi nunca más. Pero tenía borrado de mi mente todo eso. Lo recordé y le di la dimensión que tiene escuchando testimonios de otras chicas. Pasó mucho tiempo para que pudiera ponerle el nombre a lo que me hizo y entender la real gravedad de los hechos. «
Amor de cuarentena
De: Santiago Loza. Idea: Ignacio Fumero Ayo. Dirección: Guillermo Cacace. Con: Dolores Fonzi, Jorge Marrale, Cecilia Roth, Leonardo Sbaraglia y Camila Sosa Villada. Entradas a la venta por Alternativa Teatral.
Recuerdos que no va a olvidar
La carrera de Cecilia Roth incluye casi 40 películas, más de una docena de series y recurrentes participaciones en teatro. Pero la actriz asegura que no le gusta verse: «Lo tengo que hacer por obligación en los estrenos de las películas en las que participo. Pero no me gusta. No lo disfruto, no me dejo llevar. Me tengo que dar mucho tiempo para verme en algo que hice y sentirme más o menos cómoda», confiesa.
Esa particularidad no quita que recuerde con entusiasmo muchos de los proyectos en los que participó: «Guardo mucho cariño por muchas películas. Rodajes que fueron muy lindos, donde todos trabajábamos con el mismo compromiso y en la misma dirección. A veces todo se acomoda de una manera exacta y única. No es fácil compartir 14 horas diarias, pero tiene su recompensa. Algunos de mis trabajos preferidos son Todo sobre mi madre
(Almodóvar, 1999), Martín (Hache) (Rodolfo Aristarain, 1997) y Un lugar en el mundo
(Aristarain, 1992). ‘Hay recuerdos que no voy a borrar’ (canta «Brillante sobre el mic», el tema de Fito Páez, y ríe). Pero también valoro mucho films menos conocidos, como Otros días vendrán (Eduard Cortés en 2005). Amo mucho mi profesión, trato de dar siempre el máximo y disfrutar. Es la forma más natural de hacerlo y me sale así desde el primer día».
Proyectos en televisión, cine y teatro
La televisión argentina padece de una ausencia extrema de ficción local. En ese marco, la coproducción Los internacionales (Telefe, miércoles 23:45) constituye toda una rareza. La protagonista es Cecilia Roth: «Tuvimos suerte. Terminamos de filmar en diciembre, cuando la pandemia todavía era una epidemia en China. No vi cómo quedó la serie. Quizás en dos o tres años me saque las dudas», revela risueña la actriz.
El parate obligado de las industrias culturales dejó a Roth sin poder disfrutar el estreno de dos películas: Hasta el cielo ida y vuelta (Sebastián Pivot) y Crímenes de familia (Sebastián Schindel). Pero también postergó su debut en el Teatro San Martín para hacer Bodas de sangre (Federico García Lorca), con la dirección de Vivi Tellas. «Espero muy ansiosa el estreno –destaca–, quizás lo podamos concretar en 2021, ojalá. Estábamos por empezar los ensayos y la pandemia dejó todo en veremos».