Billy Bond: «Soy un viejo choto que armó una banda pionera con Messi, Maradona y Kempes»

Por: Gabriel Plaza

El mítico referente del rock nacional cuenta la verdadera historia detrás de La Pesada. Analiza su famosa frase “rompan todo” en el contexto actual y adelanta detalles del esperado show del 31 de enero en el Gran Rex.

El 20 de octubre de 1972 está previsto que sea una fiesta. Toda la primera línea del rocanrol está presente en el Luna Park: Pescado Rabioso, Color Humano, Litto Nebbia, Aquelarre, Pappo’s Blues, y Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll. Por la calle Leandro N. Alem bajan caminando miles de chicos con melenas largas y collares y chicas con túnicas y ropas multicolor. De reojo, los mira la infantería que custodia el estadio. La pullman a cuatro pesos se agota rápidamente. La platea a 20 pesos está semivacía. Hay unas nueve mil personas, escribe el cronista Miguel Grinberg en su libro Cómo vino la mano. La convocatoria del festival confirma la popularidad que está teniendo el incipiente movimiento de rock entre los jóvenes. Lo que sucedió después fue el estado de violencia que se respiraba en las calles. La policía pegándole a los chicos que querían colarse en la platea. Lo último que recuerda Billy Bond, antes de que se lo llevaran detenido después de decir la famosa frase “rompan todo” es el sonido estruendoso de las sillas de madera estrellándose contra el suelo.

En el libro Rompan todo: memorias revueltas, Billy Bond recuerda esa noche y escribe: “Mi teoría de cómo pasaron las cosas es la siguiente. La primera gran manifestación contra la dictadura fue el Cordobazo, en mayo del 69. Después, en el 73, pasó el descontrol en Ezeiza, donde los peronistas se mataron entre ellos. Nadie advierte que el ‘rompan todo’ estuvo justo entre las dos cosas. Yo creo que lo que pasó aquella noche en el Luna Park fue la primera manifestación popular en contra del régimen y de la represión policial sin una organización detrás. Les rompimos el Luna Park, les dijimos ‘no estamos conformes; no estamos de acuerdo’. Nos metieron en cana y nos tuvieron que soltar. Eso va mucho más allá de lo que dije o cómo y por qué lo dije. Cincuenta años después, si estuviera en el mismo lugar, frente a la misma situación, ni lo dudaría: volvería a decirlo”.

Billy Bond, el hombre que creó La Cueva, el que descubrió y produjo a Sui Generis, el que fue canal de descontento de los jóvenes, el que creó una banda que fue un seleccionado con lo mejor del rocanrol de la época (Luis Alberto Spinetta, Pappo, Alejandro Medina, Javier Martínez, Claudio Gabis, David Lebón, Kubero Díaz, Jorge Pinchesky) y el que dijo la frase “rompan todo”, mantiene a los 80 años un carácter indómito, que a lo lejos, a través del Zoom desde Brasil, resuena en sus palabras. Tira frases como “Pappo tocaba tres notas y te decía todo. Con otros, que tocaban mil notas, no pasaba nada” o “Hay gente encuadrada en el rocanrol, pero que hacen otra cosa. Rocanrol es Pescado Rabioso, La Pesada, Pappo, Divididos, La Renga, eso es rocanrol”.

Billy Bond está de regreso, aunque dice que nunca se fue del todo. Vive en Brasil desde 1974, donde trabajó con Ney Matogrosso, donde produjo el primer disco de Serú Girán, y donde hasta armó una versión portuguesa de La Pesada con músicos brasileños. Es una figura multifacética, que se define como un cortaplumas suizo: “No soy solamente artista o cantor. Yo tengo como mil funciones. Hago mil cosas. Soy director de cine, director de teatro, músico y productor. Gracias a Dios, me las rebusqué para tener un montón de oficios y no aburrirme”, dice desde su casa en el país vecino.

El 31 de enero, Billy Bond reunirá, o invocará, el espíritu de La Pesada en un nuevo espectáculo en el Teatro Gran Rex que recorrerá la historia del rock argentino. La última “aparición” de La Pesada fue con la grabación de dos temas: “Gracias al cielo” (2019), en el que participaron desde Pablo Lescano de Damas Gratis hasta Marilina Bertoldi, y “¿No te sobra una moneda?” (2018), tema original de Charly García, que Billy Bond volvió a grabar con el bigote bicolor, Fito Páez, Dante Spinetta, Hugo Fattoruso, Claudio Gabis, Javier Malosetti y Juanito Moro.

–¿Qué características tiene esta vuelta con La Pesada?

–No es el regreso de La Pesada porque nunca se disolvió, entonces no existen regresos o un ‘volvemos’. Esto se trata nada más y nada menos que de un espectáculo teatral. Es una obra musicalizada, no es un concierto de rock. Si yo hiciera eso, caería en la trampa que todo el mundo hace en las vueltas de las bandas. Quiero contar una historia y que sea divertido, con esa herramienta del teatro, recorriendo los grandes éxitos de La Pesada y que pueda revivir un momento la gente un poco más vieja y se lo pueda mostrar a la gente más joven. Siempre se dice que lo nuevo es mejor, pero la música que se hacía antes no deja de tener calidad y su importancia. Voy a buscar hacer un espectáculo fresco, técnicamente moderno, muy breve, y no cuatro horas de recital.

–Es contar la experiencia del rock de una manera atractiva.

–Es que primero va a ser en un lugar que tiene un buen sonido, con una buena acústica, y un gran teatro, donde lo podés ver sentado cómodamente. No es un recital en una cancha de fútbol que no te ven la cara y hay que poner un montón de reproductores de LED para que te vean a trescientos metros. Es un show muy íntimo. Después tenés la gran ventaja de que son las vacaciones y el que no viaja puede ir tranquilamente porque no está laburando, y lo más importante es que tenés Las Cuartetas enfrente. Si te cansaste, te vas a comer una porción de pizza con un moscato y después a tu casa.

–¿Cuál será el recorrido musical que hará con La Pesada?

–En realidad, será un recorrido de mi vida, no solamente de La Pesada. La Pesada es una parte de mi vida. Tengo una historia antes de La Pesada y una historia muy fuerte posterior a La Pesada. Tengo mucho para contar.

Giuliano Canterini nació el 19 de noviembre de 1944 en La Spezia, Liguria. Billy Bond, el nombre por el que lo conocería todo el rock argentino, nació en las oficinas de EMI, bautizado por un gerente inglés que dirigía el sello en Buenos Aires, una tarde de 1966, poquito antes de tomarse una línea de cocaína. El seudónimo combinaba los nombres de los personajes Billy The Kid y James Bond, que profetizarían su costado marginal –siempre caminando al borde de la ley–, una visión comercial y una vida aventurera. Empezó cantando temas de protesta y viró a canciones en portugués como “Alegría, alegría”, de Caetano Veloso, temas más comerciales y del café-concert, que le permitirían vivir de la música. Sin embargo, todo cambiaría rápidamente cuando empezó a convertirse en el productor de sus propios proyectos, entre 1967 y 1969, en music hall.

En 1971, tras la separación de bandas claves como Manal, Almendra y Los Gatos, encuentra el caldo de cultivo para armar un seleccionado con todos esos músicos y grabar durante las madrugadas, el horario que le quedaba libre en los estudios, sesiones largas de zapadas y trasnoches de bohemia y rocanrol, que se convertirían en disco. El álbum debut de Billy Bond y la Pesada del Rock and Roll empieza con un tema de Javier Martínez, que es un testimonio del espíritu contracultural de ese colectivo artístico y que se abre paso explosivamente en el surco del vinilo con la frase: “Salgan al sol, idiotas”. Con ese grupo grabó cinco discos que dejaron una huella incendiaria en el rock argentino. En 1974, se exilió a Brasil.

“La Pesada nunca fue una banda, fueron un montón de locos de mierda que se juntaban y jugaban a la pelota en el potrero. Pero no era un equipo de fútbol oficial. Ahora soy un viejo choto, pero armé una banda pionera con Messi, Maradona y Kempes, entre otras cosas. Era el potrero y siempre fue el potrero. Podía entrar cualquiera, los malos y los buenos. Los malos se terminaban yendo y quedaban los buenos. Eso era La Pesada, donde se junta la gente sin competir. Por eso La Pesada no se repite y no se va a repetir otro fenómeno así. Por más que se junte no será lo mismo. Cuando los junto no hay mucho ensayo, porque si no ya es algo organizado como un club oficial. La Pesada no tiene hinchas. No es ni de Boca, ni River. La Pesada es La Pesada. Por eso, dura tanto tiempo y la gente se junta a tocar conmigo”.

–¿Se acuerda del primer ensayo de La Pesada?

–La primera Pesada fue mucho antes de lo que se piensa. Allí tocaban Hugo Fattoruso, el Gordo Starc, Gambolini, el Negro Black y se fueron sumando. Ya había grabado con mi proyecto solista el “No pibe”, de Javier Martínez, y ahí ya estaba el núcleo de La Pesada. Fue natural, nos fuimos juntando. No fue nada premeditado. Éramos todos amigos. Yo venía de ser el dueño de las cuatro Cuevas, pero no ando mandándome la parte. Los cuatro boliches eran míos y esa fue una academia. Cada cueva fue una escuela de música. En la primera estuvo Moris, Javier Martínez, Tanguito. En la segunda cayó Pappo y Luis Alberto (Spinetta). En la tercera Lebón y Hector Starc. La escuela eran ellos. Yo simplemente estaba ahí. «



Confusiones, mitos y verdades sobre La Cueva

Billy Bond es contundente cuando se le pregunta por La Cueva, el reducto musical que fue un semillero de los inicios del rock argentino. “No fue una, fueron cuatro”, aclara siempre. Durante una entrevista que le hizo Claudio Kleinman en la Rolling Stone en 2021, el músico contó que el primer local de La Cueva duró apenas un año y que el resto de los locales duraban unos meses hasta que caía la policía y nuevamente se los clausuraban. Con los años, el mito del nombre de La Cueva se fue agigantando y aparecieron los datos erróneos. “Se dice que Sandro era el dueño de La Cueva. Eso es un verso. Sandro hizo publicidad con La Cueva de Pueyrredón para la revista Radiolandia, que yo lo autoricé. Era mi amigo y nunca pagó una cuenta. Hasta decían que cantaba, pero en la primera Cueva de los años ’60 no cantaba porque no había micrófono. Sí vino a cantar a la segunda Cueva de la calle Rivadavia, que no es La Cueva de Litto Nebbia. Era otra Cueva. Años después, ya Luis Alberto Spinetta venía también.


¿Cuándo?

Billy Bond y La Pesada del Rock and Roll se presentan el 31 de enero a las 20.30 en el Teatro Gran Rex, Av. Corrientes 857, CABA

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