Uno de los primeros rumores que comenzó a tomar fuerza una vez que se conoció el elenco, o incluso antes, es que esta versión de Batman (o The Batman, en su versión 2022) es la más oscura de todas. Esa idea no le ha hecho justicia a los distintos intérpretes del vigilante de la noche de DC, pero sin dudas en este renacer de la saga podemos ver muchas situaciones en las que antes no siquiera imaginaríamos a Bruce Wayne.
La forma en la que se encara tanto la historia familiar del huérfano millonario, sus relaciones y la elección de los antagonistas de su alter ego enmascarado, le dan un plus al film. Resulta refrescante a los ojos de quienes han visto crecer y desarrollar a los distintos Batman, retratados de Tim Burton a Christopher Nolan, pasando por el director Joel Schumager. En este universo no todo se trata de su infancia ni del Joker, sino que hay mucho más para descubrir.
Por el contrario, esta película arranca con un Batman taciturno que emerge de las sombras de Gotham, donde su leyenda como justiciero nocturno empieza a cobrar cada vez más fuerza frente al crimen de la ciudad. Tendrá que sortear a Maroni, Falcone, el Pingüino y tantos otros en su búsqueda de la verdad.
El escenario donde se desarrolla la historia es más fiel al cómic que al director de turno: una ciudad completamente ingobernable que se divide entre aquellos que sucumben ante la tentación y otros que toman la justicia de manera personal. El hilo conductor y conector es la corrupción. En esa distorsión que existe en Gotham, el único que parece tenerlo más o menos claro es James Gordon, quien termina traicionando a la policía para dejar ir a Batman cuando éste parecía por fin cercado. Pereció el punch line de “I’m Batman” y ha sido reemplazado por “I’m vengeance”, que seguro abrirá a fuerza de golpes e intimidación. Si en otras sagas el hombre murciélago mostraba su lado más humano, acá no tiene ningún tipo de contemplación a la hora del combate.
No se cumple del todo con esta premisa de “el Batman más oscuro”, pero deja ver su faceta de investigador, de detective con capa y máscara. Con tecnología de punta y un traje en modo fanservice sigue los pasos de un asesino serial que azota a la ciudad matando, uno por uno, a quienes él considera que corrompen Gótica. Hay una línea directa a El Coleccionista de Huesos o Seven; un asesino serial genera pánico mientras trata de conectar con su inmediato perseguidor.
Si en otras entregas requerían algún tipo de complejidad superior, los puzzles de El Acertijo son completamente sorteados con éxito y sin mayor dificultad por Batman, lo cual en un punto sorprende. Acá se puede ver una paradoja interesante y uno de los pocos desarrollos de una trama por fuera de la principal: El Acertijo y Batman buscan lo mismo y esto es, depurar lo que cada uno considera la escoria de la ciudad. Y cada uno con sus propios límites. Entonces el héroe y el villano no son tan distintos a fin de cuentas.
La historia gira demasiado en torno a la cacería que lleva adelante el héroe de DC, tanto que parece ensimismarse al punto de volverse tediosa. Un acierto que nos da aire como espectadores es la inclusión de Catwoman, que se encuentra en la búsqueda de la verdad por la desaparición de su amiga Anikka. Esto hace que el murciélago y la gata se conozcan estableciendo un tipo de arreglo particular y que hacen más amenas las casi tres horas de película. Es una de las pocas veces que vemos a Batman en su traje dar un beso, algo impensado en El Caballero de la Noche, por ejemplo. Este es un Batman distinto, pero que honra a la historia, a su manera.
Trascendió en notas que Revees, el director, se ha inspirado en los cómics de los ‘80 y que ese fue el punto de partida para construir la narrativa de este nuevo comienzo. La película no hace más que dejar la puerta abierta a un montón de personajes. La banda sonora es apenas tímida: acompaña desde la penumbra a un Alfred que tampoco luce como en otros roles que le hemos conocido. Pero si hay un acierto enorme, sin dudas, es que este Batman emo escucha a Nirvana.
Batman
Dirección: Matt Reeves. Guión: Matt Reeves y Peter Craig. Con Robert Pattinson, Paul Dano, Zoë Kravitz y Colin Farrell. Duración: 175 minutos. Sólo en cines.