Para Axel Krygier la música está en todos lados, todo el tiempo. “La música es constante. No hace falta que esté sonando porque sigue dentro de uno, no hace falta casi ponerla en práctica. Puede no verse, pero está”, dice el artista que por estos días está lanzando Axelotl, su sexto disco en el que muestra, una vez más, su naturaleza de explorador. Un trabajo lúdico, de sonidos que parecen haber sido encontrados para estimular al que escucha. Lo reconoce: “algunos los invento para descubrirlos, otros me los cruzo y los incorporo”, cuenta el creador. “El personaje que inventa la canción no es exactamente el que oís, hay un juego de personajes. Por eso uso bastante la voz modificada, no soy yo. El que se escucha es una especie de monstruo musical. Esa es la fantasía que tengo, que mis canciones las canta algún tipo de monstruo que me toma y me usa de canal de comunicación. Y este disco nuevo no es la excepción”.

Vive en Colegiales. El barrio tiene música, cree. “Ahora se está ‘parlemizando’, la demolición masiva destruyó mi casa natal y todos los días se destruye una casa para hacer edificios. La especulación inmobiliaria es tremenda en estos barrios. Se construye para vivir en un lugar que les gustaba, pero cuando llegan son como invasores que han modificado todo. Pero eso también me inspira para inventarme una historia y ponerle música”, comenta.

El músico logró en Axelotl, a través dela electrónica y el uso voces alteradas, samplers, sintetizadores analógicos y programaciones, un collage representativo de su arte. Son todos temas, los nueve, altamente enérgicos y bailables, y llenos de paisajes sonoros. Cada uno tiene su viaje, que a veces parece artificial y otras, natural.

“Para mí es basal usar texturas distintas, probar con cosas prestadas para crear algo nuevo y diferente. Invento o busco algo para agregar. En general mis discos son resultado de acumulaciones que llevo juntando durante un tiempo. Voy armando bocetos y cuando siento que hay una cantidad que me permite sentir que tienen un parentesco, me dispongo a ponerlos en un disco. Pero a partir de ese momento en el que elijo los temas empiezan nacer cosas nuevas, que quizá terminan siendo canciones.  Primero son ideas, luego cuando empieza la curaduría para volverlas un disco, empieza un viaje más coherente para elegir timbres y sonoridades”.

Krygier trabajó con el productor Emilio Haro, quien lo empujó a ahondar en el trabajo compositivo. “Más que prolijo: así quería que quedase. Con Emilio dimos vuelta el disco que yo tenía en la previa. Lo resignificamos. Es otro proceso creativo grabarlo. Se va a fondo. De golpe hay un dubstep romántico o tragicómico, con un coro de alegres zombies caribeños, para pasar a una canción desesperanzadora en clave electro clash. Pusimos algo fantasmal con sonidos que parecen salir de un  videojuego japonés, y después algo de freak folk  como salido de submarino boliviano, para que luego se baile un shuffle suave con una danza polirrítmica y alegre. Cada tema tiene su atmósfera y algo filosófico detrás”, confiesa Krygier.

Para él el disco es un armado sonoro. No son del todo canciones. “Siempre tuve un trabajo que me dio la posibilidad de buscar. Si es algo a pedido, ya sea una obra de teatro, una película o una obra de danza, siempre queda alguna punta que luego aparece. En este caso son temas nuevos, pero de las anotaciones descartadas puede aparecer algo”.

Este año, el músico compuso a pedido del Instituto Goethe una obra para ensamble de nueve instrumentos, inspirada en la sonata “Patética” de L. V. Beethoven, con motivo del 250 aniversario del nacimiento del genial compositor, que se celebra el 27 de octubre en el CCK. También hizo la música para numerosas películas, series y un sin fin de obras de teatro. Las más destacadas últimamente fue su participación El hombre que perdió su sombra (qué en 2018 resultó un éxito de taquilla en el Teatro Nacional Cervantes, y por la cual su banda de sonido recibió la Nominación al Premio Gardel por Mejor Álbum Infantil) y en 2019 Happyland, el espectáculo de teatro musical sobre la vida de Isabel Perón, nominado a los Premios Hugo por Mejor Música Original. Krygier también hizo la apertura de Okupas, recientemente rescatada. Fue parte de La Portuaria, se unió a la última gira de Soda Stereo en 1997, y hasta llegó a integrar la banda de Charly García durante 2004.

“Lo hice desde el gusto, no como sesionista, sino como un fan más. A veces esos músicos sólo necesitan alguien que esté involucrado con la música. Compromiso sonoro. Tuve esa suerte, pero poco les pude dar. No les aporté mucho a esos monstruos, pero ellos me hicieron crecer. Mi universo no está tan vinculado con el de ellos. No soy un cancionista nato, me gusta hacer canciones pero lo que busco es probar sonidos. No me interesa que me identifiquen como un cantautor”, afirma.

El artista reconoce que los afectó mucho la pandemia. Estaba con proyectos teatrales, y se cayeron. “Cambió bastante la forma que uno tenía de encarar algo. Fue una ola que nos sacudió a todos y que todavía no sabemos dónde o cómo nos va dejar. La humanidad se sigue manejando de manera poco respetuosa con la fragilidad. La prepotencia está a la orden del día y es sálvese quien pueda. Pero en la sociedad, por suerte, hay pequeñas aldeas o grupos de personas que nos dimos cuenta de que tenemos que velar por nosotros mismos, sin esperar nada de los de arriba. Tenemos que ayudarnos para ir logrando cambios de abajo para arriba. Somos víctimas de la alienación, de la virtualidad. Pero confío que la salida será interesante, todavía no lo estamos viendo, guardo esperanzas de que puede llegar a pasar. Por eso aproveche para armar un disco. Es mi aporte”


¿Cuándo?

Axel Krygier presenta Axelotl. Viernes 22 de octubre a las 20 y a las 22, y el domingo 24 a las 20, en La Tangente, Honduras 5317. Disponible en plataformas digitales.