Mientras que la mayoría de las personas desean que 2021 sea un año bien diferente al actual, la primera certeza de cambio a partir del 1 de enero será que Héctor Larrea no hará más radio. Tras 60 años de carrera, el mítico conductor anunció este viernes su retiro. “Ayer le comuniqué oficialmente al gerente artístico de la emisora (Radio Nacional), al entrañable amigo Martín Jiménez, que ya no cuente conmigo para el 1 de enero del año que viene. Agradezco los ofrecimientos reiterados de la emisora para continuar, lo agradezco eternamente, pero ya es hora con 60 años de trabajo y 82 de edad de quedarme en casa. Eso quería que lo supieran ustedes”, le dijo a la audiencia de El carromato de la farsa, que se emite de lunes a viernes por Radio Nacional.
El también conducto de un programa los domingos había explicado que “después de un encuentro interesante” con sus médicos, su psicólogo, sus familiares más cercanos y sus amigos había decidido ponerle fin a su carrera a partir del 31 de diciembre. “Termino mi carrera de 60 años. Hubo breves interrupciones. Nunca hubo un mes de vacaciones, lo máximo fueron 20 días”, contó.
“Quiero agradecerles compañeros míos, quiero agradecerles a los oyentes, esta amabilidad que han tenido durante tantos años de hacer mi vida más feliz. Ojalá yo en pequeña escala haya hecho para algunos un momento de la vida más feliz”, cerró su conmovedor mensaje, antes de encarar sus últimas seis semanas de aire.
El 29 de octubre, Tiempo publicó una entrevista a Martín Giménez, autor de Héctor Larrea, una vida en la radio, que repasa la carrera del consgrado presentador. “Es alguien que no tiene problemas económicos, pero nunca se ha ido mucho de vacaciones, ni viajes por el mundo porque lo que le interesa es estar en la radio. Y eso se siente aún hoy. Doy fe. Lo mismo de que le habla a la base social de la pirámide, que siempre son la mayoría, que es el pueblo y que él es parte de ese pueblo. Por eso llega comunicacionalmente con ese discurso: él sabe a quién le habla. Me explicó el por qué del tono alto, que viste que (radio) Rivadavia y Larrea tiene tono alto. Está en el libro: le estaban sacando los bollos del auto, meta martillar, y no podían escuchar la radio; decían: subí la radio. Ahí se dio cuenta de que tenía que hablar con un tono alto para que lo escuchara esa base social: los laburantes en los talleres, en las fábricas, en los taxis; por eso ese tono alto. Y por eso la pasión por ir a radio Rivadavia, que la escuchaba la Argentina, que como él dice es una radio atorranta, popular y gritona”, explica Giménez.