Cuando el presidente del Banco Central, Miguel Pesce, aseguró públicamente que el mercado de cambios podría quedar «liberado» tras una negociación exitosa de la deuda, no hizo más que meter presión sobre los negociadores argentinos.
En círculos oficiales se consideró que se trataba de una afirmación marcada por la necesidad de aplacar un mercado cambiario que no para de mostrar que no tiene interés en escuchar los consejos o, peor aún, las nuevas normas que surgen a borbotones estos días con el objetivo de acotar las facilidades para hacerse de dólares.
Estas respuestas muestran un gobierno a la defensiva en medio de lo que el propio presidente Alberto Fernández ha caracterizado como un ataque especulativo. El enfoque es compartido por los analistas financieros, para quienes el valor del dólar ilegal o blue, en 123 pesos el último viernes, no se sostiene.
Pero, mientras tanto, el valor del blue y de los dólares que se obtienen por la compra y venta de bonos de deuda pública, funciona como una amenaza concreta de una nueva escalada de precios, más cuando circulan informes en la City que recomiendan a sus suscriptores con operaciones de comercio exterior que no liquiden ahora los dólares de las exportaciones en el mercado único y libre de cambios a la espera de una devaluación del peso que lleve el valor del dólar oficial en torno de los $ 100.
La escalada presiona también sobre el BCRA, que se ve obligado a zigzaguear con las medidas que toma a partir de las presiones que recibe, lo cual fomenta nuevas presiones para mellar las normas que vendrán.
Algo de esto se vio la semana pasada, luego de que la autoridad monetaria emitiera una norma por la cual las empresas debían emplear sus dólares atesorados si querían importar. La decisión llegó después de que el Banco Central publicara su informe sobre la fuga de capitales y el endeudamiento estatal durante los años de Mauricio Macri en el poder.
Sectores empresarios encabezados por Unión Industrial reclamaron la derogación de la regla. Tras un encuentro virtual el jueves último con Pesce y su equipo, lograron que el BCRA se comprometiera a entregar dólares para importar a las empresas a pesar de que atesoraron dólares con anterioridad. Y, además, a pesar de que la propia autoridad monetaria había hecho trascender que «en el bimestre abril mayo se importaron bienes por 5800 millones de dólares y los importadores accedieron a divisas por 7500 millones». Es decir, «se pagaron un 30% más en importaciones que el volumen realmente importado». A pesar de llo, se les dio la facilidad que reclamaban. «