Según el informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) publicado este martes una familia compuesta por un varón de 35 años, una mujer de 31, un niño de seis y una nena de ocho años, precisa $49.912 para no caer debajo de la línea de pobreza que establece la Canasta Básica Total (CBT).
Para escapar al flagelo de la indigencia, esto es reunir los ingresos necesarios para cubrir los alimentos que garantizan las calorías que biológicamente son necesarias para el normal funcionamiento del organismo, necesitó en octubre $20.712 que es el valor que alcanzó la Canasta Básica Alimentaria (CBA).
El dato que resalta es que el valor de las canastas sintió especialmente el impacto de la inflación en la medida en que, mientras el IPC del mismo mes alcanzó el 3,8% y el rubro alimentos indicó una suba del 4,8%, la CBT se encareció un 5,7% y la CBA un 6,6%. De este modo han sido los bienes de primerísima necesidad los que más han sufrido la suba de precios durante ese mes. En la suba interanual la CBT escaló un 40% y la CBA lo hizo en un 45%,8% cuando, el IPC registró una suba en doce meses del 37,2%.
El Salario Mínimo Vital y Móvil que fue actualizado recientemente se ubicó, durante ese mes, en los $18.900 y alcanzará los $21.600 recién en el mes de marzo de 2021. Así las cosas, ese haber no alcanza para garantizar una alimentación elemental para una familia y, dos de esos ingresos no sirven para que un hogar logre eludir una situación de pobreza.
Si se tomara una familia compuesta por cinco integrantes con dos adultos de 30 años y tres niños de cinco, tres y uno, la Canasta Básica Total se eleva hasta los $52.496 y la línea de indigencia queda fijada en los $21.783.
Según el último dato de pobreza publicado por el INDEC y relativo al promedio del primer semestre de este año el 40,9% de los argentinos se encontraban en situación de pobreza.
Estudios privados señalan que, en rigor, para el segundo trimestre del año ese porcentaje se eleva hasta el 47,2% de la población.
Se trata de más de 21 millones de personas de las cuales, cinco millones, cayeron en esa situación desde que se desembarcó el coronavirus en nuestro país y comenzaron las medidas de aislamiento. Entre los niños de 0 a 14 años la pobreza promedio del semestre había alcanzado el 56,3% del universo que, tomando en cuenta el salto producido en el segundo trimestre se eleva holgadamente por encima del 60%.
Aquel informe destacó que, además, se incrementó sensiblemente la brecha entre el promedio de las personas con ingresos inferiores a la línea de pobreza y la propia CBT indicando una agravamiento relativo en las condiciones de vida de las personas pobres.
Por el lado de la indigencia, en el promedio semestral, se registró un 12,6% de personas que equivalen a poco más de 6 millones de habitantes.
La aceleración de precios que, a la vez, no se refleja en una mejora de los ingresos acorde, augura una realidad aún más gravosa en el presente.
Es en este contexto el gobierno decidió discontinuar por un lado el programa de precios máximos que afectaba un gran número de alimentos así como el pago de la cuarta cuota del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) pautada para atravesar los efectos del parate económico resultante de las medidas sanitarias.