Seis meses después de declarada, los efectos de la pandemia de coronavirus ya son la mayor catástrofe económica y social a nivel mundial excluidas las dos guerras mundiales. Mientras que los gobiernos del Hemisferio Norte intentan mostrar el regreso a la normalidad precrisis con playas abarrotadas de gente, el incremento de la pobreza y la desigualdad son sencillamente impactantes por la velocidad con que se producen.
El último cálculo del Fondo Monetario es que la pérdida económica global alcanzará a unos 12 billones de dólares, la mitad del PBI de Estados Unidos.A la luz de la debacle, es casi insustancial el debate sobre si este golpe es producto de las cuarentenas o de las formas de intervenir ante la pandemia. El impacto es igual sobre Estados Unidos, donde la aplicación de la cuarentena estuvo en manos de los estados y casi no se puso en práctica, como en la Argentina, con 135 días de cuarentena. La diferencia está en la cantidad de muertos (ver infografía).
El bombazo es más fuerte en el Hemisferio Sur, que arrancó esta carrera en condiciones mucho más precarias por su menor nivel de desarrollo económico y peor resultado en su distribución de la riqueza. Según un reciente informe de Cepal, la pandemia ha provocado la recesión más abrupta de la historia en la región, con lo que la actividad económica del continente caerá un 9,1% respecto de 2019. La consecuencia será que la tasa de desocupación regional se ubicará en alrededor del 13,5% al cierre de 2020, un nivel no visto antes. Asimismo, el organismo económico de Naciones Unidas proyecta que el número de personas en situación de pobreza se incrementará en 45,4 millones en 2020, con lo que el total de personas en esa condición pasaría de 185,5 millones en 2019 a 230,9 millones en 2020, cifra que representa el 37,3% de la población latinoamericana. Ello irá de la mano de una agudización de la desigualdad, con un alza promedio en el índice de Gini de 4,9 puntos porcentuales.
Perspectivas
Los paquetes de ayuda de los gobiernos y los bancos centrales de los países de todo el mundo se están encontrando con los límites de los Estados para continuar sosteniéndolos. Esto está trayendo, a su turno, consecuencias políticas ya que los gobiernos no actúan en el vacío y ante la escasez de recursos buscar alternativas concretas para seguir gobernando, sea el desconocimiento de las elecciones, como ya plantea abiertamente Donald Trump en Estados Unidos, o una acentuación de los giros hacia la derecha, como en los casos de Polonia, Hungría y el Reino Unido.
La exacerbación de los problemas económicos, el hastío social y la clara falta de respuesta de los gobiernos está creando condiciones de rebelión ciudadana. Desde Hong Kong hasta Portland, ha surgido una nueva generación de ciudadanos que rechazan los ajustes actuales. Su intervención acota el margen de maniobra de los gobiernos para hipotecar el futuro con más ajustes para pagar los costos de la pandemia. «
Desarrollo Social: 60 mil millones en asistencia alimentaria
El dinero utilizado por el Ministerio de Desarrollo Social para programas de asistencia alimentaria se multiplicó por cuatro en lo que va del año, según un informe de esa cartera. En el primer semestre de 2020 se destinaron con esa finalidad $ 60.240 millones, cifra que supera con holgura los $ 15.268 millones de todo el año 2009. El eje estuvo puesto en varios programas: la tarjeta Alimentar, la atención de comedores y merenderos comunitarios, comedores escolares, fortalecimiento de unidades productivas y acciones especiales para paliar los efectos de la pandemia.
“Las cifras reflejan el claro cambio de prioridades que hubo desde diciembre. Hay que recordar que recibimos un país en emergencia alimentaria y la pandemia vino a profundizar esa situación”, dijeron desde la Secretaría de Inclusión Social, que coordina los programas en marcha.
El más vasto, por su alcance y porque el ministro Daniel Arroyo venía anunciándolo incluso desde antes de asumir el cargo, es el de la tarjeta Alimentar, destinada a familias con niños y niñas menores de seis años que reciben AUH. Según la Secretaría, ya se entregaron 1,5 millones de tarjetas que implican un refuerzo de compras en productos básicos de entre cuatro y seis mil pesos por mes. Además unas 656 mil personas participaron en los 11 mil talleres en los que se entregó información sobre cuestiones nutricionales básicas. Las tarjetas fueron repartidas en todo el país, aunque la cantidad de población hizo que las más beneficiadas fueran las provincias de Buenos Aires (557 mil hogares), Córdoba (116 mil) y Santa Fe (109 mil). El monto que insumió este programa a lo largo del semestre fue de $ 44.567 millones, casi el 75% del total. «