La empresa volvió a anunciar el cierre de la planta de Benito Juárez. "No abandonamos la lucha", responden los empleados.
El CEO de la compañía, Sergio Faifman, aseguró al diario El Cronista que se “iniciarán los trámites para el cierre definitivo” de la planta de Barker. Hasta ese entonces, la misma “operará con un solo turno, con 24 empleados, de los cuales 17 serán los integrantes de la comisión gremial”. Desde la empresa, además, acusan a los trabajadores en general y al gremio minero en particular por esta situación.
En ese marco, Héctor Laplace, secretario general de AOMA (Asociación Obrera Minera Argentina), firmó una circular en la cual se detallan las medidas de fuerza. Entre las mismas, destacan: Estado de alerta en todas las fábricas de la empresa del país; el quite de colaboración en las plantas bonaerenses de Barker, L’amali, Loma Negra, Sierras Bayas, Vicente Casares y Ramallo; y el paro total de actividades el miércoles 19 de junio, por el término de 24 horas, en las plantas mencionadas.
El conflicto con la planta de Barker, en Benito Juárez (Buenos Aires), inició el 25 de marzo de este año, cuando la empresa anunció los despidos de 99 empleados, de un total de 330. Es decir, el 30 por ciento de la planta. A partir de ahí, la planta dejó de producir y los trabajadores no tienen tareas. “Una escribana certificó que la decisión de dejar de producir fue de la empresa”, aseguró a Tiempo uno de los obreros de la planta, que pidieron no ser citados por miedo a ser víctimas de la persecución gremial. “Todas las decisiones que toman los delegados son debatidas en asamblea, entre todos los trabajadores”, afirmó un empleado.
El conflicto continuó y la empresa hizo la primera propuesta: que la empresa trabaje con apenas 24 empleados. Ante la negativa de estos últimos y la intervención de la secretaría de Trabajo, la empresa realizó una segunda propuesta: que se trabaje en turnos de 4 horas, con 136 empleados y un salario de entre $ 36.000 y $ 39.000, en bruto. En el medio, desde el inicio del conflicto, la empresa cambió los telegramas de despido por ofertas de traslado a otras plantas e indemnizaciones al 150 y 180%. Así, ya se fue un centenar de empleados. Con respecto a la última propuesta, “aceptarla hubiera sido dejar a 80 compañeros afuera”, contó.
La segunda propuesta incluía también una baja del 40% en el salario. En neto, los nuevos salarios quedarían entre $ 30.000 y $ 32.000. “Nuestro sueldo es entre $ 48.000 y $ 52.000, en mano. Nos quieren descontar 20 mil pesos. Es mucha plata. Además, el contrato era por 12 meses; después, te podían sacar”, se quejó otro trabajador.
La empresa alega que ante estas dos negativas no queda más remedio que cerrar la planta. Es la misma idea que sostiene desde marzo. Sin embargo, en casi tres meses, no bajó la persiana y tampoco echó a todos los empleados ni depositó las indemnizaciones de los mismos. De hecho, cuando la conciliación obligatoria obligó a la empresa a retrotraer los despidos, envió a los trabajadores un sobre con el nuevo programa de tareas. Así las cosas, los trabajadores entienden que la amenaza de cierre no es más que “una maniobra extorsiva para que los trabajadores se asusten y acepten las indemnizaciones o los traslados”, pero “el verdadero fin es que la planta trabaje con la cantidad de empleados y las condiciones que quieren ellos”.
Otra maniobra que denuncian los trabajadores es la de desgastar la relación entre delegados gremiales y el resto de los empleados. “Acá, somos todos vecinos, amigos y compañeros de trabajo. Nos conocemos entre todos y confiamos en los delegados”, dijeron.
Según el censo 2010, en Barker viven 1.241 personas. Es decir, que hasta el inicio del conflicto en la planta de Loma Negra trabajaba el 26,6% de la población. “Eran 330 sueldos que quedaban acá. Ya muchos se fueron. Te pega por todos lados. Hay una baja importante en las matrículas de escuela y de deportes. Hay muchachos con carpeta psicológica porque están muy afectados. No es solamente dinero. Es desarraigo, es irte a Zapala (Neuquén) o a Catamarca sin siquiera saber si te van a respetar el acuerdo del traslado. Es muy duro”.
“El viernes hay una nueva asamblea del pueblo (la anterior, asistida por el intendente, autoridades locales y de la empresa había derivado en la conciliación obligatoria), para pensar qué proyecto se puede traer para que se genere trabajo. Acá, queremos trabajar. Nunca se respondió a las provocaciones y eso que acá todo el mundo sabe dónde vive cada uno y nunca se cayó en la violencia”, concluyó uno de los trabajadores.
“Pueblo chico, historia grande”, es una página de Facebook que los empleados utilizan para comunicar las novedades del conflicto. Por el momento, la empresa amenaza con el cierre, el sindicato anuncia un paro para la próxima semana y todo el pueblo está en vilo desde hace tres meses, para saber si la empresa que funciona como motor de Barker seguirá en pie o no. “Nosotros, no abandonamos la lucha”, sentenciaron.
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